LA REFORMA FISCAL: ACTORES Y ESCENARIOS, 2ª PARTE.- 17.- LAS NEGOCIACIONES.

43 comentarios dan cuenta de diversos aspectos relacionados con las negociaciones que se llevaron a cabo entre diversos actores para sacar a flote la reforma fiscal. Estos comentarios, como ya se indicó, no dan cuenta del cabildeo entre legisladores para este propósito. Figuran, en consecuencia, otros personajes políticos así como diversos escenarios perfilados a propósito del presupuesto y el destino de las recaudaciones producto de la iniciativa.

Es Francisco Ramírez Acuña, el secretario de Gobernación calderonista. Duro, amenazador, parece carecer de la habilidad negociadora que el Presidente de la República necesita, en estos tiempos de cabildeos políticos y diálogo con los partidos, para alcanzar acuerdos. Tal vez por eso, Felipe Calderón se asume como jefe negociador de la reforma fiscal y pasa a segundo plano al tozudo jalisciense, con el riesgo de que se repita el síndrome Creel: incapacidad en Gobernación y dejar que en Los Pinos operen y decidan todo.
Martín Moreno, “Archivos del Poder”, Excélsior, 5 de julio.

A dos semanas de que entregaron el proyecto de reforma fiscal en el Congreso, la iniciativa parecía haber conseguido, el pasado miércoles, una mayoría dispuesta a negociar y discutir, para mejorarla y hacerle los ajustes correspondientes. Pero el miércoles, en una comida en los mismísimos Pinos, se reunieron las dirigencias partidistas y las bancadas parlamentarias del PAN, el PRI, el Verde Ecologista, Alternativa y Nueva Alianza. Quienes se comprometieron con Felipe Calderón para sacar una reforma conjunta. Si sumamos dos más dos, los números le dan al Presidente para que la reforma sea aprobada en el Congreso de la Unión. Pero quienes de plano faltaron y le hicieron el desaire de no ir a la comida fueron los del Frente Amplio Progresista. Eso sí: presentaron por su lado una propuesta propia para la reforma hacendaria. Oportunidad de oro que tiene el PRI para “elevar” exponencialmente el precio de su cooperación legislativa.
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 5 de julio.

Pues les adelanto que el acercamiento de los banqueros también se ha dado con integrantes del Senado de la República, de la Comisión de Hacienda, que preside Gustavo Madero, y de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, que encabeza Jorge Estefan.
De los acercamientos se ha logrado sensibilizar, tanto a las autoridades como a los legisladores, de que el cobro de la CETU sobre el margen financiero -diferencia resultante entre las tasas que cobra el banco por los créditos que concede y las que paga por el ahorro que administra-, debe incluir como parte del costo la constitución de reservas preventivas y que la Secretaría de Hacienda, en particular el área de ingresos encabezada por el subsecretario Fernando Sánchez Ugarte, debería revisar el límite (poco racional) que ha impuesto al sector bancario para deducir esas reservas cuando se convierten en quebrantos.
Les dijo que desde principios de los noventa no se permite a los bancos deducir más de 2.5 por ciento esas reservas por año, lo que de suyo fue una limitante real para que la banca múltiple saneara carteras de crédito cuando se presentó la crisis bancaria, con el argumento de que al fisco se le caería la recaudación proveniente de la banca.
A distancia, si este límite no hubiese existido, el impacto fiscal del costo del saneamiento bancario hubiera sido considerablemente inferior a casi 18 por ciento del PIB que alcanzó entre 1995 y 2002.
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 6 de julio.

QUÉ FALTA le hace a los funcionarios aunque sea una pizca de sensibilidad política.
EN MEDIO del debate sobre la reforma fiscal, que contiene nuevos impuestos para las empresas y los ciudadanos, y que proyecta la no deducción de las donaciones, ya aparecieron más prietitos en el arroz.
PRIMERO, y al grito de "¡no te acabes erario público!", los diputados federales salieron con la novedad de que se recetaron un aumento de 164.3 millones de pesos destinados a sus dietas y partidas diversas... retroactivo a mayo, además.
LUEGO, el viernes, ante los reclamos de las asociaciones de beneficencia que se verán afectadas por la reforma, Felipe Calderón les habló fuerte, alegando que hay que revertir la desigualdad, "pero no lo vamos a hacer únicamente con acciones filantrópicas".
ES DECIR: mientras los 500 diputados federales se despachan con la cuchara grande, los sindicatos siguen gozando de fuertes prerrogativas, los líderes gremiales eternizan sus mandatos y el aparato burocrático se niega a bajar de tamaño, los que tienen que sacrificarse con incrementos en los impuestos son el pueblo y los empresarios.
Y ENCIMA, ¡todavía salen regañados!
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 9 de julio.

Que el secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, y el coordinador de los senadores panistas, Santiago Creel, sostuvieron ayer un encuentro de algo más de una hora para intercambiar sus avances en la propuesta calderonista de reforma fiscal.
Cercanos a ellos dicen que, si bien hay “algunos nubarrones”, las negociaciones “van caminando” y pronto habrá “buenas noticias”.
“Trascendió”, Milenio, 13 de julio.

¿Dónde estuvo el cabildeo del secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo, a quien algunos ya lo ven fuera del gabinete y anuncian la llegada de Patricio Patrón? ¿Por qué Elizondo no previno a Calderón del golpe que le venía? O no lo sabía o no quiso hacerlo y, en ambos casos, la responsabilidad es grave.
Aunque más allá de afectación al turismo, lo cierto es que la CETU ha unificado opiniones en su contra. Nadie la quiere. Ni los empresarios mexicanos —o extranjeros— ni los legisladores ni los partidos ni los especialistas en asuntos fiscales.
¿Dónde está el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, y su equipo, para presentarle alternativas viables al Presidente que destraben las negociaciones en torno a la reforma hacendaria? A estas alturas, la CETU, o es modificada a fondo o simplemente el gobierno tendrá que eliminarla.
Martín Moreno, “Archivos del poder”, Excélsior, 17 de julio.

Avanzado el debate sobre el tema, sin periodo extraordinario a la vista para su eventual aprobación, y con amenazas de una "lluvia de amparos" si finalmente la propuesta toma curso, la del inquilino de Los Pinos sin duda toma forma de "reforma fiscal" de consenso: prácticamente todos están en contra. Y esto no es un cuento chino.
Casi un mes atrás (20 de junio) la susodicha propuesta de "reforma" fue presentada en sociedad con el bombo y platillo que ameritaba la ocasión, pero en el breve lapso transcurrido y por mucho que la propuesta calderonista sea "amigable" (Carstens dixit) el balance es desolador para el inquilino de Los Pinos.
Carlos Fernández Vega,”México SA”, La Jornada, 19 de julio.

Mayoritariamente, los actores involucrados en este nuevo escarceo han dicho no, aunque cada uno de ellos por razones distintas. Por ejemplo y de manera casi natural, el grueso de los partidos políticos representados en el Congreso; algunos justifican la negativa, porque, dicen, "tenemos un proyecto propio"; otros, porque condicionan el sí a negociaciones y factores de otra índole y algunos más, porque ni siquiera se han enterado.
Aun así, la resistencia más fuerte a la propuesta del inquilino de Los Pinos se registra entre sus "aliados naturales", quienes si algo han aprendido es -además de evadir y eludir impuestos- a chantajear y sacar raja de este tipo de situaciones.
A una sola voz, los organismos empresariales giraron 180 grados y han dicho que siempre no: Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, Consejo Coordinador Empresarial, Bolsa Mexicana de Valores, Consejo Nacional Agropecuario, Coparmex, Canacintra, los filántropos y los que falte por mencionar.
Carlos Fernández Vega,”México SA”, La Jornada, 19 de julio.

Lo que es un hecho, es que el gran capital se niega a modificar un ápice las reglas del juego, especialmente en el renglón fiscal. Ni de lejos la propuesta calderonista es la mejor para el país -de hecho es bastante timorata-, pero cualquier iniciativa en este tema será excesiva para los barones. La carga fiscal recae en los trabajadores y en la micro, pequeña y mediana empresa, y, quiéranlo o no, deben cumplir con el fisco.
Los grandes corporativos mexicanos y las trasnacionales que operan en el país alcanzan grado de doctorado en elusión y evasión fiscales, amén que el propio gobierno le ha armado la cama, por medio de los regímenes especiales, para que sientan cómodos y estén a sus anchas.
Carlos Fernández Vega,”México SA”, La Jornada, 19 de julio.

Lo más gracioso del caso es que por aquellos acalorados días previos a la elección presidencial de 2006 los barones mandaron decir a sus enjundiosos voceros que procederían con una "huelga fiscal" si Andrés Manuel López Obrador resultaba vencedor en los comicios del 2 de julio. No llegó, pero hoy, sin peje en Los Pinos y tras la "reforma" calderonista, los mismos amenazan con una "lluvia de amparos" si la ya famosa CETU (contribución empresarial de tasa única) es aprobada por el Congreso.
Se niegan a pagar impuestos, pero los grandes empresarios ya se frotan las manos con el apetitoso cuan irreal Programa Nacional de Infraestructura 2007-2012, y sus jugosos contratos, que ayer pomposamente hizo público el inquilino de Los Pinos. Y de entrada resulta irreal, porque la catarata de dinero en él involucrado -así sea retóricamente- tiene como base la misma "reforma" fiscal que mayoritariamente ha recibido un contundente no como respuesta de los que ahora se frotan las manos.
Carlos Fernández Vega,”México SA”, La Jornada, 19 de julio.

SEGÚN DICEN, Felipe Calderón no pierde la esperanza de lograr que se convoque en agosto a un periodo extraordinario del Congreso para aprobar la reforma fiscal.
A SU EQUIPO le interesa mucho dejar limpio el terreno rumbo al informe presidencial, que promete estar muy jaloneado.
SIN EMBARGO, antes de preocuparse por el lejano septiembre, a los calderonistas les urge convencer aquí y ahora a más de uno para que se apruebe su iniciativa fiscal.
PORQUE hasta ahora ni el propio Calderón ni Agustín Carstens han logrado venderle la idea a los empresarios, ni a los gobernadores, ni a los rectores, ni a todos los priistas y tampoco a todos los panistas.
ADEMÁS han tenido traspiés costosos en imagen como ése de menospreciar a las asociaciones de beneficencia, diciendo que la desigualdad no se combate únicamente con acciones filantrópicas.
IRÓNICAMENTE el PRD, en su afán de oponerse a todo lo que huela a pinos, termina haciendo un frente común con los empresarios al rechazar la iniciativa calderonista.
Y TODO ESTO mientras los priistas se regocijan viendo -oootra vez- cómo su minoría en el Congreso se convierte en un carísimo fiel de la balanza.
POR LO VISTO el verano del Presidente va a estar muy caliente... y no sólo por el global warming.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 20 de julio.

Mientras las partes se ponen de acuerdo, en el hipotético caso de que algún día lo hagan, las pérdidas para el país se acumulan a pasos agigantados. La "reforma" fiscal calderonista zozobra, la del FAP no termina de cuajar, los grandes empresarios se niegan a poner su parte y, tradición obliga, todo el mundo jala la cobija hacia su rincón. Y el lánguido erario en espera de un poco de oxígeno.
En el revoltijo, el inquilino de Los Pinos cotidianamente aumenta su cuento de la lechera; los empresarios condicionan la CETU a la erradicación del ISR; el FAP se pronuncia por el ISR sin CETU; el gran capital rechaza una y otro; el sindicalismo corporativista apoya al gobierno; el corporativismo de la iniciativa privada lo desaira, y muchos etcéteras más. En resumidas cuentas, la historia y las convulsiones de siempre cada que a alguien se le ocurre presentar una "reforma" fiscal para mantener las cosas intactas.
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 24 de julio.

Tal vez si los participantes en esta rebatiña dedicaran su tiempo y pasión a revisar el estado que guardan la ley y la política fiscal vigente (producto de innumerables "reformas", que lejos de mejorar el panorama lo han ennegrecido) y, a partir de allí, realmente modificar de fondo la situación, el país obtendría beneficios reales y a corto plazo, pero lamentablemente lo único que buscan es recaudar más sin alterar privilegios privados ni costos públicos.
El inquilino de Los Pinos, por ejemplo, presentó su pomposo Programa Nacional de Infraestructura 2007-2012, con una inversión estimada de 2.5 billones de pesos, de los que más de la mitad provendrían del sector privado. Lo anterior, desde luego, condicionado a que su "reforma" fiscal reciba el visto bueno del Congreso.
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 24 de julio.

Pues bien, con o sin "reforma" marca "continuidad", sólo en sus dos primeros años de estancia en Los Pinos, y dado que en sus planes no está modificar los privilegios fiscales imperantes, el erario dejará de percibir un billón 200 mil millones de pesos por concepto de tasas diferenciadas en los distintos impuestos, exenciones, subsidios, créditos fiscales, tratamientos y regímenes especiales, que su propuesta ni lejanamente propone modificar.
Ese billón 200 mil millones, de acuerdo con cifras de la Cámara de Diputados, corresponde prácticamente a la mitad de lo que el propio inquilino de Los Pinos considera como inversión público-privada en el Programa Nacional de Infraestructura para todo el sexenio. Sólo por ese concepto (el del rosario de excepciones fiscales y regímenes especiales), de 2007 a 2012 el erario dejaría de recaudar 3.4 billones de pesos o, lo que es lo mismo, casi 150 por ciento del monto sexenal considerado en el referido programa, sin participación del capital privado.
Si a la anterior proyección sumamos lo que el erario dejó de percibir en el fabuloso sexenio del "cambio", entonces el déficit de infraestructura sería cosa del pasado y/o producto de un mal sueño, porque en ese periodo alrededor de 3 billones de pesos, por igual concepto, no ingresaron a las arcas nacionales.
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 24 de julio.

Lo peor del caso es que, con o sin "reforma", el problema se agudiza, porque el presupuesto de gastos fiscales (tasas diferenciadas en los distintos impuestos, exenciones, subsidios y créditos fiscales, tratamientos y regímenes especiales establecidos que nadie altera en la ley tributaria) crece año tras año. En 2007, por este concepto la pérdida será 76 por ciento superior a la de, por ejemplo, 2002, y en 2008 la diferencia aumentará a 83.5 por ciento.
Entonces, si reconocieran lo mal que han hecho las cosas, los atentados que cometieron en contra de la nación y la situación de privilegio fiscal que armaron para unos cuantos, tal vez no tendrían que inventar CETUs, gravámenes a la informalidad, o impuestos al graffiti. Simplemente corregirían y procederían a oxigenar al cianótico erario.
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 24 de julio.

Así ha sucedido, para dar muestra a todo el reino, con los postulados fiscales que la administración de Felipe Primero (primero los ricos) defendió a capa y espada hasta que los comprensivos empresarios y patrones del país le hicieron ver los problemas que generaría la noble propuesta pergeñada por el marqués Carstens (economista que muy bien sabe mover el abanico en redondo). Sucedió entonces que el buen soberano cedió y concedió: oh, sí, dijo en Apodaca, Nuevo León, frente a una línea de ensamble de chasises Toyota: ya se está trabajando ''intensamente para mejorar, para corregir la propuesta y atender así importantes y valiosas sugerencias del sector productivo del país para evitar impactos tanto en la inversión como en el empleo''. ¿Cuál mano dura? ¿Cuál intransigencia? El Presidente propone y el empresariado dispone. Por el bien del 2 de julio (de 2006), primero los ricos (ah, si Ulises Ruiz fuera una Contribución Empresarial a Tasa Unica, desde cuándo el poder del dinero lo habría tumbado, o ''corregido'')
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 27 de julio.

En el análisis actual, vale la pena rescatar ese importante esfuerzo que fue suscrito por Juan Ramón de la Fuente y los dirigentes partidarios. Se trató de un proceso de aproximaciones sucesivas que se concretó en el documento denominado Principios, coincidencias y convergencias: hacia una política hacendaria de Estado, que consideraba la necesidad de obtener más dinero con el objetivo de incrementar en cuatro puntos del PIB el gasto, particularmente el social. Con la participación de integrantes de las fundaciones Colosio del PRI, Rafael Preciado del PAN y el Instituto de Estudios de la Revolución Democrática del PRD, y de un sólido equipo de especialistas, se llegó a consensos fundamentales: el combate a la evasión fiscal, la revisión de la estructura de pagos al impuesto sobre la renta partiendo de la reducción a los sectores bajos y medios, así como de la acumulación del total de ingresos para los altos, y la modernización de los esquemas de recaudación en todos los niveles de gobierno. De la misma manera, el documento consideró la necesidad de avanzar hacia un auténtico federalismo revisando el esquema de coordinación fiscal para garantizar que los tres niveles de gobierno tuvieran los recursos necesarios para afrontar sus responsabilidades, y la realización de una convención nacional fiscal. También se formularon propuestas para incorporar los presupuestos plurianuales, garantizar la reconducción presupuestal, y darle al Poder Legislativo una mayor capacidad de vigilancia. Todos estos aspectos, por citar los más relevantes, fueron suscritos y avalados por los partidos, a excepción del IVA, que fue incluido como la única diferencia en el documento
Rosario Robles, Milenio, 28 de julio.

Con todo y el polvorín que se ha levantado entre el sector privado y los partidos de oposición en torno al eventual cobro de la CETU, ésta sin duda será la semana clave para el cabildeo de la reforma fiscal. Por lo pronto, el presidente Felipe Calderón Hinojosa reiteró de nuevo sobre la urgencia de esa reforma para la presentación del proyecto de presupuesto para 2008, que deberá estar en el Congreso al iniciar septiembre.
Rogelio Varela, “Corporativo”, El Financiero, 31 de julio.

La iniciativa de reforma hacendaria merece una calificación de 5.2 sobre 10 puntos, según los expertos convocados por el Centro Espinosa Yglesias.
Pasó de panzazo, dijo el encargado de presentar los resultados. No explicó con detalle cómo es que algo que tiene 5.2 sobre 10 puede aprobar, aunque dedicó unos minutos a señalar dos carencias de la iniciativa de las que se ha hablado poco: la incongruencia del indulto fiscal a las inversiones bursátiles y los riesgos de inequidad del impuesto contra la informalidad.
La evaluación del Centro Espinosa Yglesias merece tomarse en serio porque se trata de uno de los pocos intentos de integrar un grupo de alto nivel técnico sin compromisos partidistas o empresariales. Están involucradas personas que han participado a alto nivel en tareas hacendarias, como Mario Alfonso Cantú, ex administrador de Auditorías del SAT; Francisco Suárez Dávila, ex subsecretario de Hacienda; Arturo Herrera, ex secretario de Finanzas del DF, y Fernando Calzada, ex secretario de Finanzas de Tabasco. También están académicos del CIDE, como Ricardo Samaniego, Carlos Elizondo Meyer y Alejandro Villagómez.
La baja calificación otorgada por estos expertos confirma la necesidad de ir a fondo en las modificaciones. Es imprescindible que sobre la mesa esté una propuesta capaz de generar consensos, pero no podemos darnos el lujo de apostar por el mínimo común denominador y pretender que se trata de un paso adelante.
Luis Miguel González, “Caja Fuerte”, Milenio, 31 de julio.

El dirigente senatorial priísta, Manlio Fabio Beltrones, se apareció nuevamente en las oficinas del secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, para tratar el asunto de la reforma fiscal, un tanto varado en los debates del Congreso de la Unión por la posible aplicación de un nuevo impuesto, la ya famosa CETU. Es la segunda ocasión que el sonorense acude a Bucareli para dialogar sobre el tema, y es hora que los priístas no han dado a conocer una propuesta acabada en el ramo fiscal
“Bajo reserva”, El Universal, 2 de agosto.

La postura de Hacienda es que México no debe cerrar los ojos ante la realidad y que es necesario empujar los cambios fiscales en los momentos en que la economía muestra fortaleza, y no como ha ocurrido en el pasado, en que se ha tenido que acelerar la marcha cuando son evidentes los desequilibrios en la cuenta de pagos.
Añada que nuestro país viene de seis años de ausencia de acuerdos para realizar reformas de gran calado, lo que ya se manifiesta en el raquítico crecimiento de la economía, que no alcanza para una nación donde cada año se suman a la fuerza de trabajo un millón de mexicanos.
Basta imaginar que si en estos momentos, con un precio del petróleo en 70 dólares, las cuentas no le salen al gobierno, qué podría pasar en la economía de darse una caída internacional en las cotizaciones del crudo, o peor aún, sigan a la baja las reservas probadas de Pemex.
Es por ello que México está ante la imperiosa necesidad de incrementar su capacidad recaudatoria y, con ello, potenciar el crecimiento de su economía.
Rogelio Varela, “Corporativo”, El Financiero, 14 de agosto.

A medida que se acortan los plazos la reforma hacendaria —originalmente planteada por el presidente Calderón— se desdibuja más y más. Primero fue el propio Felipe Calderón quien aceptó ante los panistas que la reforma recaudará solo una tercera parte de lo originalmente planteado. Ayer fue el secretario Agustín Carstens quien dejó entrever que son las propuestas priistas las que están marcando el rumbo de lo que resulte de la ‘reforma’ fiscal.
Así, todo parece indicar que efectivamente los legisladores panistas y priistas aprobarán una reforma fiscal que en poco se parecerá a lo que originalmente planteó el Ejecutivo. La CETU se verá menguada como eje recaudador y fiscalizador además de aceptar las deducibilidades que al inicio se habían planteado como impensables, amén de otros cambios sustanciales que han desdibujado la reforma. / Llama la atención que una reforma de la importancia de ésta se le escurra como jabón entre las manos al presidente Calderón y a su secretario de Hacienda.
Samuel García, “El Observador”, Milenio, 15 de agosto.

Mientras los legisladores del PRI, que encabezan Manlio Fabio Beltrones en el Senado y Emilio Gamboa en la Cámara de Diputados, están a punto de concretar la negociación en torno a la reforma hacendaria, como lo dejó ver la "declaración de aceptación" que realizó el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, en Tijuana durante la Reunión de Funcionarios Fiscales, llama la atención la "agenda aparte" que registra la negociación del tema fiscal en la industria financiera.
De hecho, el equipo del subsecretario del ramo, Alejandro Werner, y los grupos de trabajo de la Asociación de Bancos de México, que preside Enrique Castillo, en torno a la forma de gravar el margen financiero en los bancos y grupos financieros, es algo complejo porque no se consideraban como deducibles ni los intereses devengados ni las reservas de crédito al momento en que un crédito se determina regulatoriamente como vencido.
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 20 de agosto.

Y cuando por fin las tribus, hordas y clanes perredistas por fin están de acuerdo en impulsar su propuesta de reforma fiscal en el Congreso, las bancadas que llevan Emilio Gamboa y Héctor Larios tienen lista una nueva edición de la Contribución Empresarial a Tasa Única como eje de la reforma fiscal que planteó Felipe Calderón, así como cambios a las leyes electorales y un dictamen a favor de Pemex que dotaría anualmente a la paraestatal que lleva Jesús Reyes Heroles 80 mil millones de pesos adicionales para exploración y perforación.
El volátil ánimo de los legisladores puede impedir la aprobación de tales reformas, pero la nueva CETU será un impuesto de control en cuya instrumentación se cancelaría la consolidación fiscal que tanto condena la bancada azteca que lleva Javier González.
A cambio de ello y como demando el CCE que lleva Armado Paredes, las empresas podrán deducir salarios, prestaciones e inversiones en activos. El nivel de la CETU quedaría como planteó Agustín Carstens. La captación esperada bajaría a unos 150 mil millones de pesos pero sería el primer paso hacia un flat tax que sustituya el ISR y sus regímenes especiales.
Mauricio Flores, “Gente detrás del dinero”, Milenio, 20 de agosto.

Al final de cuentas, entre el equipo de Werner y el del subsecretario de Ingresos, Fernando Sánchez Ugarte, se decidió permitir la acumulación de los intereses devengados para evitar problemas de cálculos que afectarían incluso a los reportos.
Otro tema resuelto es el de autorizar quebrantos, pero aplicando el criterio actual del Impuesto sobre la Renta, que limita el total deducible a 2.5 por ciento de la cartera total registrada.
Para créditos en cartera vencida menores a 20 mil pesos se permitirá que sean deducibles al pasar un año, entiendo que para créditos mayores a esa cantidad se harán deducibles una vez que el banco presente la demanda judicial para garantizar su cobro, aun cuando ésta no esté resuelta, lo que de suyo estimamos tendrá un impacto impresionante en la estadística del Poder Judicial.
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 20 de agosto.

Leonel Cota dice que el PRD no tiene una postura sobre la reforma fiscal. El sol azteca no acepta acuerdos de priistas con Hacienda. Los panistas la aplauden, y creen aprobarla antes del 8 de septiembre. Hay perredistas que ven coincidencias entre la propuesta del PRI y la que haría su partido. Sólo Cota no sabe nada, confiado en que López Obrador le dirá a última hora qué debe hacer.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 22 de agosto.

Pues bien, se cocina la nueva puñalada. Por algo el sonriente secretario de Hacienda, Agustín Carstens, días atrás acuñó esta bella frase: “la reforma fiscal es la gasolina del Plan Nacional de Desarrollo”. Y ayer le entró al quite su subsecretario de Ingresos, Fernando Sánchez Ugarte, quien celebró: en materia fiscal, “se están alineando las estrellas”, o lo que es lo mismo, priístas y panistas de la mano que han acordado seguir la ruta de siempre en materia fiscal: exprimir aún más a los causantes cautivos. La fórmula más transparente (que pague más quien más ingrese y el fin de los regímenes especiales) deberá esperar la siguiente “reforma” fiscal.
Entonces, preparaos “para que vivamos mejor”, porque el incremento de impuestos disfrazado de alza en los precios al consumidor de los energéticos, de por sí elevados, automáticamente provocará aumentos en cascada y, desde luego, en la inflación, mientras el poder adquisitivo de la gente día a día pierde terreno.
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 23 de agosto.

México está a punto de dar un gran brinco económico. Todas las piezas se están acomodando y cada vez está más clara la posibilidad de que se apruebe no una sino un paquete de reformas económicas y políticas que beneficiarán al país.
Casi es un hecho que se apruebe la reforma hacendaria integral, que presentó el gobierno de Felipe Calderón, a través de la Secretaría de Hacienda, encabezada por Agustín Carstens.
Se aprobará con las modificaciones correspondientes que harán el PRI y el PAN a la misma.
Tales modificaciones serán más de forma que de fondo y, aunque serán menores los recursos que capte la hacienda pública federal, lo cierto es que causará un impacto positivo entre los inversionistas nacionales e internacionales.
Además de la reforma hacendaria, es probable que se apruebe la modificación al régimen fiscal de Petróleos Mexicanos.
Y también es posible que se aprueben iniciativas que buscan derivar en una reforma político-electoral.
Y de pilón, está en vías de lograrse la aprobación de la iniciativa de ley que permita la inversión extranjera directa en telefonía fija.
En conjunto, el paquete sería un detonante de una mucho mayor confianza y seguridad en el modelo económico y político mexicano.
Marco Antonio Mares, “Ricos y poderosos”, Crónica, 23 de agosto.

A modo de justificación, que nunca falta, en Los Pinos aseguran que los priistas se replegaron porque sintieron que estaban dándole demasiado a Calderón. Cierto o no, los priistas marcaron otra vez la agenda y los tiempos.
El problema es que los panistas no dieron el ancho en la negociación de la reforma fiscal y se fueron por el lado más seguro, otra vez como grupo de contención en la Cámara de Diputados, para que Calderón pueda acercarse a San Lázaro a cumplir con la encomienda de "entregas y te vas".
A eso se reducirán las bancadas de senadores y diputados del PAN, a formar la valla. Para la foto.
No hay mucho para dónde hacerse, el PRD no cambiará de actitud. Los gobernadores perredistas que sí se han acercado a Calderón nada harán, porque nada pueden hacer para cambiar la relación de su partido con el Ejecutivo.
Ya se sabe que sus tribus están comprometidas con la necedad de Andrés Manuel López Obrador. Y aunque hay militantes del partido del sol azteca menos cerrados y que estarían dispuestos a ir al debate, los perredistas saben que el costo político de un reconocimiento a Calderón sería el desastre.
La política es un espectáculo. Luego por qué se cansa la gente y prefiere no salir a votar.
Jesús Sánchez, “Recuento Político”, El Financiero, 23 de agosto.

Antes, los blanquiazules gritaban “nosotros no fuimos”, pero de cualquier suerte avalaban el golpe; hoy son los priístas los que se quejan, aunque están de acuerdo con la nueva puñalada fiscal en contra de los consumidores. Es el mismo pollo con idéntica cocinera, aunque ahora el color del mandil sea distinto, agarrados de la mano, que han provocado que en un país productor los precios de los energéticos mexicanos que pagan los consumidores mexicanos sean brutalmente elevados, por la abultadísima carga fiscal en ellos incluida
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 23 de agosto.

Según los cálculos de los jefes de los cárteles legislativos, la Cámara de Diputados aprobará la reforma fiscal de Felipe Calderón en la semana siguiente al día primero de septiembre. En caliente, pues. Será un mayoriteo clásico, con los votos del PRI, el PAN, el Verde, el Panal y la Socialdemocracia, y uno que otro desertor del PT y Convergencia. El minoriteo correrá a cargo -oootra vez- de los perredistas. La IP todavía forcejea para que la CETU -el impuesto empresarial- se baje de 16 a 12 por ciento, lo cual no es difícil, porque la recaudación por el aumento a la gasolina da más margen de acción a Hacienda. Por ahí Manlio Fabio Beltrones hizo una tibia declaración contra el gasolinazo, pero es que ya está en campaña por la Presidencia de la República, no porque realmente vaya a votar en contra, ni en lo personal ni acompañado por el resto de los senadores priístas. Ya saben ustedes: la recaudación del gasolinazo irá a parar a las manos de estos buenos muchachos que son los gobernadores
Enrique Galván Ochoa, “Dinero”, La Jornada, 24 de agosto.

Por ello, es interesante la negociación en paralelo que se está dando con la fracción parlamentaria del PRI, encabezada por Manlio Fabio Beltrones en el Senado y Emilio Gamboa en la Cámara de Diputados, pues los dos han usado hábilmente la propuesta del senador Francisco Labastida, sustentada en un acuerdo político incluyente de los opositores al PAN, en torno a la reforma a la Ley de Derechos de Pemex, que dotaría a la paraestatal que dirige Jesús Reyes Heroles de algo así como 50 a 60 mil millones de pesos, claro, en detrimento de lo que esperaba alcanzar el escenario gubernamental original con la iniciativa fiscal. (2 por ciento del PIB, ya que por ley, una tercera parte se va siempre a estados y municipios en participaciones).
Este tema ha ido y venido y los oficiosos lo mismo destituyen a Reyes Heroles que los amigos lo apoyan, dizque porque se movió o se cruzó en la negociación hacendaria y el presidente Felipe Calderón y su secretario de Hacienda están muy enojados, o tal vez porque algunos de los cayos que están pisando la serie de iniciativas estratégicas que se han integrado para comenzar a meterle cirugía fina y a fondo a Pemex con pleno conocimiento de la secretaria de Energía y presidente del Consejo de Administración de la empresa petrolera, Georgina Kessel y del primer mandatario, están pisando cayos por aquí y por allá, especialmente en el sector privado, donde tanto les gusta el derecho de picaporte, o entre las burocracias internas que sienten amenazado su "control técnico", o los administradores que no encuentran espacio en los equipos de dirección y mandan y mandan información que argumentan está "bajo reserva".
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 3 de septiembre.

A pesar de los intentos por aprobar la reforma fiscal propuesta por el gobierno del presidente Felipe Calderón continúa la resistencia en algunos sectores, en particular entre las organizaciones sindicales, ya que, según un estudio de especialistas solicitado por centrales obreras como el Congreso del Trabajo, CROC, UNT y CCT, “mañosamente” se propone que durante tres años coexistan el impuesto sobre la renta (ISR) y la contribución empresarial a tasa única (CETU), pues se oculta el gravamen a despensas, becas, actividades culturales, deportivas y otras prestaciones sociales de los trabajadores, las cuales el gobierno federal ha tratado de limitar…
Miguel Ángel Rivera, “Clase Política”, La Jornada, 5 de septiembre.

Lamentablemente, la “rebelión” de las tribus panista y priísta en San Lázaro de no mucho servirá. El “impuesto especial” a gasolinas, diesel y gas automotriz está cocinado, por mucho que a blanquiazules y tricolores les fascine aventarse la pelota y a Los Pinos lavarse las manos. De cualquier suerte lo aprobarán, lo mismo que la reducción de la CETU (casualmente en una proporción similar a la de 5.5 por ciento de aumento a energéticos), de tal suerte que el “sacrificio” recaerá sobre los de siempre, mientras el gran capital fortalece su gusto por la evasión y elusión, y el raquitismo fiscal se aproxima a niveles verdaderamente peligrosos
Y para “atenuar” el efecto del “impuesto especial”, como reacción, surgen voces (como la del diputado prianista Jorge Estefan Chidiac, el mismo que anunció, a finales de agosto pasado, el aumento al precio final de los energéticos) que sugieren la reducción de las tarifas eléctricas “en al menos” 30 por ciento, perooooo… sólo al sector industrial.
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 6 de septiembre.

Dice el presidente Calderón que el crecimiento económico del país será inferior si no se aprueba la reforma fiscal. Pero no se entiende por qué quitarle 115 mil millones de pesos al sector más productivo, los contribuyentes, para entregárselo al más improductivo, el gobierno, ayudaría a promover un mayor crecimiento. Por el contrario, es probable que si se aprueba esta reforma fiscal tengamos un menor crecimiento. En estas circunstancias, lo que debe hacer el gobierno es prestarle atención a López Obrador, que pide un recorte a fondo de los gastos superfluos del gobierno, que siguen siendo considerables.
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 10 de septiembre.

El proyecto inicial de reforma hacendaria fue torpedeado en su parte nodal, la CETU, por grupos de interés que perdían privilegios. El público sólo vio la parte mediática de esta ofensiva. La importante fue el cabildeo realizado entre los partidos y con el propio gobierno federal. Cada parche propuesto tiene la firma de algún “poder fáctico” (por ejemplo, el más reciente, en boca de Manuel Espino, de eliminar la tenencia a cambio de subir la gasolina, es idea original de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Autos).
Al mismo tiempo, ninguno de los actores quiere cargar con el más pequeño de los costos políticos. Todos quieren viajar de gorra, cuando es obvio que para incrementar los recursos públicos (y con ello, el gasto social y en infraestructura) hay que aumentar los impuestos, y eso no es popular. El caso más evidente es el de los gobernadores: quieren más dinero y autonomía para gastarlo, pero que no digan que fue su idea.
Francisco Báez, “Empedrado”, Crónica, 11 de septiembre.

Ya hay cita para la reforma fiscal. Este día comienza la plenaria con el fin de pasar por el fuego los siete puntos de la propuesta que sale de la Comisión de Hacienda, que los palomeó anoche a deshoras, incluida una nueva ley que grava con 2% los depósitos bancarios mayores de 25 mil pesos. Héctor Larios y Emilio Gamboa —igual que la cúpula priista, a través de Sebastián Lerdo de Tejada— están muy confiados en que la bancada perredista no les va a causar problemas
“Frentes Políticos”, Excélsior, 12 de septiembre.

Que ahora los patos le tiran a las escopetas y es el presidente del PRD, Leonel Cota, quien hace los mayores esfuerzos para que los diputados del partido no tomen hoy la tribuna del salón de sesiones en San Lázaro, cuando se discuta y vote la reforma fiscal, con todo y el aumento a la gasolina.
La razón no parece ser otra que la “advertencia” de los legisladores de PAN y PRI de que si los perredistas insisten en exhibirlos como los villanos, tomarán revancha a la hora de asignar a los estados los presupuestos derivados precisamente del alza a las gasolinas. Michoacán, Zacatecas, Guerrero, Baja California Sur, el Distrito Federal y, en una de esas, Chiapas, se irían a la cola.
“Trascendió”, Milenio, 13 de septiembre.

Eso, en el Senado, porque al mismo tiempo, en la Cámara de Diputados, sin que nadie se enterara, se aprobaba prácticamente toda la reforma fiscal, desde el nuevo impuesto empresarial a tasa única, que quedó en 16.5% en el primer año, hasta el nuevo régimen fiscal de Pemex; desde el impuesto a las gasolinas, que aparentemente quedó en 5.5%, hasta el de 2% a depósitos en efectivo, llamado en contra de la informalidad, cuyo límite subiría a 25 mil pesos mensuales. Todo rápido, sin debates mayores, mientras se trasmitía en cadena nacional una suerte de monólogo compartido, de diálogo de sordos, de cuatro horas
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 13 de septiembre.

Porque ya se comienza a decir una cosa y sale otra. Tan es así que, sabemos, los legisladores y los empresarios habían avalado la reforma fiscal, con todo e impuestos: el que se establece a ahorros y la famosa CETU.
Y es que a los señores legisladores se les ocurrió otro detallito que se suma a los imprevistos de último momento, como es el de la gasolina. A fin de cuentas, la CETU traería un impacto positivo, aunque indirecto; sí, este gravamen tenía la función de operar como si se optara por un impuesto homologado de tres por ciento.
Situación más beneficiosa que implementar impuestos inflacionarios que impactarán a una tasa mayor.
Ojalá los señores legisladores pongan mayor atención en lo que resulta positivo para el país y no en sus intereses políticos. ¿Será mucho pedir?
Marielena Vega, “Estrategia de negocios”; Excélsior, 13 de septiembre.

Durante la ausencia de Felipe Calderón una serie de sucesos encadenados amagan con generar una crisis política que, pese a todos los esfuerzos de Agustín Carstens en la SHCP y Guillermo Ortiz en Banxico, puede torpedear la delicada estabilidad macroeconómica. Desde los bombazos contra Pemex, pasando por la presencia de Andrés Manuel López Obrador en San Lázaro, una reforma electoral “a modo” a cambio de una manoseadísma reforma fiscal, hasta el surgimiento de una “patidocracia” como gran elector y custodio de la libertad de expresión, es el panorama que Juan Camilo Mouriño y Francisco Ramírez le presentarán a su regreso.
Mauricio Flores, “Gente detrás del dinero”, Milenio, 13 de septiembre.

Se destrabó la parálisis del Congreso. Felipe Calderón y su equipo lo lograron: hay reforma fiscal. La tributación podrá aumentar de 10% sobre el PIB a 12.5% del PIB, dando impulso al Plan Nacional de Infraestructura y a un mayor gasto social.
Pero el costo político fue muy elevado. La lectura es obvia: se canjeó la reforma fiscal por la reforma electoral, con lo cual se da al traste con un organismo autónomo como es el IFE, además de los consabidos puntos alarmantes de la reforma electoral, como poder cancelar un programa en medios electrónicos a discreción de los partidos políticos.
¿Esta reforma fiscal valía tanto? En términos de recaudación no. Apenas es un primer paso. Con la reforma fiscal alcanzaremos el 12.5% de ingresos tributarios sobre el PIB, lo cual sigue siendo bajo. Deberá venir, tarde o temprano, una enmienda con el impuesto al consumo, el innombrable IVA.
José Yuste, “Activo Empresarial”, Excélsior, 14 de septiembre.

Las reformas siamesas a punto de salir del quirófano y afuera las esperan con molestia, desgano, furia y contrariedad demasiados sectores. El chisguete fiscal, con el inaudito gasolinazo, es una espléndida bomba de tiempo. La cúpula empresarial y su CETU, IETU o whatever afila armas para los tiempos de batalla mientras los sindicatos también velan sus respectivos instrumentos de presión.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 14 de septiembre.

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