LA REFORMA FISCAL: ACTORES Y ESCENARIOS, 2ª PARTE. 21.- SU PRESENCIA EN EL PRESUPUESTO 2007.

El sábado 8 de septiembre venció el plazo para que el Ejecutivo hiciera llegar el presupuesto 2008 al Legislativo. Como sabemos, en ese momento todavía no se aprobaba la reforma fiscal. De aquí que se perfilaran dos escenarios presupuestales: uno con reforma y otro sin ella. A continuación, dieciocho comentarios al respecto; en parte de ellos se reflexiona sobre las perspectivas de crecimiento económico para el próximo año.

Para los negociadores de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y su titular, Agustín Carstens, la esperanza muere al último. Consideran que todavía hay posibilidades de que la reforma fiscal "salga" antes del viernes, cuando por Ley de Responsabilidad Hacendaria se tiene que presentar el Paquete Presupuestal de 2008.
Sin embargo, como la previsión es el sustento de la Realpolitik, basada en intereses prácticos más que en la teoría o la ética (por más que se pinte de colores), el equipo hacendario ha preparado dos presupuestos: el inercial (sin reforma) y otro que considera un pequeño descuento a la reforma derivado de lo que se canalizaría a Pemex, porque todavía el tema de la Reforma a la Ley de Derechos y la recaudación del IEPS no sale de la "planchaduría".
Si no sale la semana que entra, no crean que la derrota es derrota, pues se considera que saldría a finales de octubre, una vez negociado el presupuesto de 2008. En el inter, hay grises
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 3 de septiembre.

Alégrense, que la fiesta no concluye, porque si a los legisladores no se les olvida sigue el show del paquete económico 2008, “reforma” fiscal incluida
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 3 de septiembre.

El gobierno tiene ya tiene un Plan B, para el caso de que el Congreso no acepte una reforma fiscal “necesaria”.
El subsecretario Alejandro Werner lo resumió:
“El presupuesto para el 2007 fue de 2.2 billones de pesos.
“Si el Congreso aprueba la reforma fiscal, subirá a 2.4 billones de pesos.
“Y si no la aprueba, bajará a 2.1 billones de pesos”.
Lo que significa: “Ustedes dicen señores”.
Pepe Grillo, Crónica, 4 de septiembre.

El hecho es que el plazo que tiene la “continuidad” para presentar el llamado paquete económico 2008 (Ley de Ingresos, presupuesto de egresos, criterios generales de política económica y lo que resulte en materia fiscal) vence el próximo sábado, y ya panistas y priístas auguran una rápida aprobación de la autodenominada “reforma” fiscal para que ingresos y egresos federales cuadren a la hora de la hora
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 4 de septiembre.

Las cámaras están citadas para hoy jueves en sesión ordinaria, pero no hay dictámenes que discutir. La agenda se llenará de corcholatas. Los legisladores iban a ser convocados el viernes, aunque lo más probable es que la sesión se cancele.
El sábado próximo llegará al Congreso el paquete económico que año con año envía el Ejecutivo. Todo indica que la Ley de Ingresos, el Presupuesto de Egresos y los Criterios Económicos para 2008 serán recibidos en San Lázaro, sin que los diputados hayan dictaminado las siete iniciativas que conforman la reforma fiscal.
No ha faltado quien difunda la idea de que, si no hay arreglo antes del sábado, el país se quedará sin los recursos de la reforma fiscal, por lo menos hasta el año próximo. Falso también. No es la fecha fatal. Los documentos son susceptibles de modificación. Hay tiempo para negociar. Son las ventajas de haber adelantado la fecha de envío del paquete económico, del 15 de noviembre, al 8 de septiembre.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 6 de septiembre.

El presupuesto estará redactado e integrado de tal forma que facilitará la autocorrección de los números que conoceremos el próximo lunes a detalle, pero con ellos también se anunciarán o incorporarán los ingresos futuros esperados de la propuesta de reforma fiscal que incorpora el ITU con tasa de 14 a 16 por ciento, y un periodo de transición de tres años en el régimen del ISR, integrando completamente la deducibilidad del costo de la nómina y las aportaciones de seguridad social.
El tema que aún está pendiente, por su uso político, es el relativo al aumento de 5.5 por ciento en el precio de venta al público de los combustibles automotrices. Se convino que no será un "sobrecopete" del IEPS y se elimina la facultad potestativa que la propuesta del presidente Calderón incluía para dotar de facultades tributarias a los estados.
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 7 de septiembre.

Los diputados dispusieron seguir discutiendo la reforma fiscal para la próxima semana. Aun así, el paquete presupuestal para 2008 podría tener como añadidos los ingresos adicionales de la reforma fiscal. Lo cierto: mañana la Secretaría de Hacienda, a cargo de Agustín Carstens, presentará el paquete presupuestal con mucha certidumbre en sus metas, desde el crecimiento esperado de 3.5% hasta el precio de la mezcla de petróleo de 46 dólares el barril, o el equilibrio presupuestal.
Sólo que todos sabemos los problemas de desaceleración de EU, y si se llega a contar con los recursos de la reforma fiscal se podrá disparar el Plan Nacional de Infraestructura y más gasto social, combatiendo los efectos desaceleradores.
José Yuste, “Activo Empresarial”, Excélsior, 7 de septiembre.

Conforme a lo programado, la Secretaría de Hacienda, al mando de Agustín Carstens, entregó a la Cámara de Diputados el paquete económico para 2008, y ante la indefinición de los legisladores insistió en la necesidad de alcanzar una reforma fiscal. Concretamente, la dependencia estableció que la economía sin reforma crecerá 3.5 por ciento, pero si llega a aprobarse se alcanzaría un crecimiento de 3.7 por ciento. Por lo que toca al presupuesto, se estima que será de 2 billones 392 mil 900 millones de pesos, es decir, apenas 3.3 por ciento arriba de lo aprobado para este año, siendo los rubros más importantes el gasto en seguridad y justicia, desarrollo social y desarrollo económico. Como le digo, Hacienda no se anduvo por las ramas y precisó que de destrabarse la reforma fiscal, que tiene como letra de cambio la reforma del Estado, permitirá tener recursos adicionales por 115 mil millones de pesos.
Rogelio Varela, “Corporativo”, El Financiero, 10 de septiembre.

El sábado se presentó el Presupuesto de Egresos, la iniciativa de Ley de Ingresos y el paquete fiscal para el año 2008. Durante la ceremonia, en San Lázaro, el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, dijo que el crecimiento para el próximo año, con este presupuesto, será de 3.5%, dos décimas por encima de la inflación. Si hubiera reforma fiscal, después de todos los reacomodos que han realizado los legisladores, el crecimiento será, según Carstens, de 3.7 por ciento. Si nos vamos a los datos duros, resulta que toda la negociación de estos días, incluida la reforma fiscal y la filibustera reforma electoral que se han diseñado los partidos a su imagen y semejanza, todo eso, vale apenas dos décimas de punto de crecimiento. En términos relativos es muy poco, en términos absolutos no es casi nada para las necesidades del país
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 10 de septiembre.

La mezcla de la economía con la política enredó la reforma fiscal, que hasta ahora no ha avanzado ni un ápice y presenta un componente explosivo en la propuesta alza de 5.5 por ciento a los impuestos de las gasolinas, iniciativa que nació huérfana pues, hasta el momento, todo mundo niega la paternidad de la misma.
Primero fracasó el periodo extraordinario de sesiones en el Congreso para examinar y eventualmente aprobar la reforma fiscal, lo que nunca ocurrió y por tal razón el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, tuvo que presentar un paquete económico para 2008 igual que el de este año.
Esto significa que la economía seguirá estancada en un crecimiento de 3.5 por ciento, a todas luces insuficiente para aumentar su competitividad, elevar el empleo y promover el desarrollo del país.
Alejandro Ramos Esquivel, “Redes de Poder”, El Financiero, 10 de septiembre.

El sábado no hubo sorpresas en la presentación del proyecto de Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos. Agustín Carstens y su equipo de la Secretaría de Hacienda establecieron un documento de trabajo bastante sólido. No obstante, es víctima de la bajeza de miras de políticos como Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, quienes, junto con los perredistas, no sólo están mandando al diablo a las instituciones, sino que sus intereses particulares implican un grave costo para México.
Su reforma política sólo puede ser calificada como un catálogo de acciones abusivas que, si fueran perpetradas por empresas, seguramente la Comisión Federal de Competencia sancionaría por resultar prácticas monopólicas. Están tratando de cerrar el espacio a otros competidores (lea candidatos independientes o partidos pequeños) y, escondidos en una serie de trampas, pretenden engañar diciendo que la democracia será más barata por la utilización de tiempos oficiales en medios electrónicos y reduciendo el periodo de campañas, cuando no presentan ningún programa de reducción de sus financiamientos.
La presentación del paquete fiscal es una llamada de atención a la clase política, para que se pongan a trabajar en favor de la sociedad y no de sus intereses.
David Páramo, “Personajes de renombre”, Excélsior, 10 de septiembre.

Preparaos, porque, tratándose de resultados económicos, 2008 será exactamente igual de raquítico que 2007, y éste con similar registro al que se ha reportado, en igual renglón, a lo largo y ancho de los últimos cinco lustros. Cierto es que nadie esperaba mayor cosa del llamado paquete económico para el próximo ejercicio fiscal (por aquello del fanatismo macroeconómico que rige a los neo científicos que van por su año 26 consecutivo en el gobierno), pero si en él se resume la promesa de campaña (“para que vivamos mejor”, Calderón dixit) y determina el alcance de miras de la “continuidad”, México está condenado a permanecer en el hoyo
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 10 de septiembre.

En la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2008, enviada por el Ejecutivo al Congreso, se advierten dos cosas. Una, que si la aprueban "como va", el crecimiento económico del país seguirá siendo mediocre, con las consecuencias que todos conocemos y padecemos. Dos, que si aprueban la "Reforma Hacendaria por los que menos tienen", el crecimiento seguirá siendo mediocre, aunque las expectativas serán mejores.
Con reforma, dice el documento, los beneficios de ésta se reflejarían en la actividad productiva y la creación de empleos desde 2008. Los primeros efectos serían consecuencia, principalmente, de un aumento importante en los recursos que se canalicen a la inversión pública en infraestructura. La inversión privada estaría estimulada por la mejora en las expectativas sobre el futuro económico de México y la complementariedad que existe con la inversión pública.
Sin reforma, se interpreta, olvídense de mayor inversión pública y privada y de la creación real de empleos; Juan Molinar y Pablito Reyes seguirán maquillando las cifras de los asegurados al IMSS, y pidiendo ayuda para hacer su chamba.
Luis Soto, “Agenda Confidencial”, El Financiero, 11 de septiembre.

Los prolegómenos de la reforma fiscal nos dicen que con esta aprobación, la Hacienda Pública (el Gobierno, pues) podría ingresar a su caja de caudales algo así como 115 mil millones de pesos (poco más de un punto del PIB). Con estos recursos, el crecimiento económico del país podría ser del 3.7 por ciento. De no darse, como pudiera ser, sólo llegaríamos al 3.5. Aparentemente es muy poquito, como dijera el comercial, pero hablamos de más de cien mil millones. Así que habrá que imaginar el tamaño de nuestra economía. La cantidad de dinero que precisa la nación para crear nuevos empleos. Pero, sobre todo, el destino de lo que se obtenga con reforma o sin ella, en aras de mejorar la condición de quienes menos tienen. De allí que no sólo se atore lo electoral con lo fiscal. Todos hemos visto a funcionarios del IFE defendiendo quiénsabequécausas para su causa. Hemos escuchado las sesudas opiniones de analistas que vierten sólo Diossabecuántos litros de adrenalina y esencias de materia gris para explicarnos sus verdades. Cómo entender entonces que ellos peleen su permanencia en el IFE a cambio de la reforma fiscal. Digo, para una persona “normal” aún con los cursos rápidos de economía que nos han recetado quiénsabecuántos especialistas es difícil, es difícil. Del lado del Congreso, igual. “No saben que ya tienen la soga en el cuello” escuchamos decir a un diputado. Nada sencillo, como puede verse. Del lado de los medios de comunicación también nos enteramos de cifras y datos que nos demuestran que los funcionarios electorales están siendo casi una suerte de caídos en Tláhuac (o San Juan Ixtayopan). Pero volvemos a lo mismo ¿qué tiene que ver la suerte de los consejeros con la recaudación fiscal? Pronto lo sabremos.
Jaime Alcántara Silva, Crónica, 11 de septiembre.

La razón de que de acuerdo con los Criterios de Política Económica planteados por el gobierno el incremento en el crecimiento del país de aprobarse la reforma fiscal en puerta será sólo de dos décimas de punto, es simple: el esquema se llenó de agujeros.
De una recaudación esperada equivalente a tres puntos del Producto Interno Bruto se alcanzará sólo algo menos de la tercera parte… con la novedad de que su ejercicio está etiquetado con compromisos previos.
En el caso de la prohibición de deducir fiscalmente los donativos o los gastos de las empresas en materia de responsabilidad social, por ejemplo, la presión obligó a un escenario alternativo, es decir ni-tú-ni-yo. Dicho con todas las letras, las firmas sólo podrán deducir un porcentaje proporcional a sus ganancias.
El boquete, de acuerdo con el Centro de Estudios Fiscales de la Cámara de Diputados, era de 25 mil millones de pesos.
Alberto Barranco, “Empresa”, El Universal, 11 de septiembre.

Si no hay reforma fiscal por el lado tributario, entonces el gobierno tendrá que llevarla a cabo por el flanco presupuestario que es, insisto, por donde debe comenzar una reforma fiscal correcta, razón de ser la pregunta: si no hay reforma fiscal, ¿no habrá reforma fiscal? O, para que quede más claro, si no hay reforma fiscal tributaria, ¿no habrá reforma fiscal presupuestaria? Si los legisladores no se ponen de acuerdo, y no hay reforma fiscal tributaria, el Ejecutivo, en un acto de responsabilidad deberá llevar a cabo, en los ámbitos de su competencia, la reforma fiscal presupuestaria, que deberá quedar plasmada en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2008, mismo que, al final de cuentas, los legisladores deberán aprobar, lo cual puede dar al traste con la reforma fiscal presupuestaria, pero no por ello el Ejecutivo debe dejar de proponerla.
Arturo Damm Arnal, “Pesos y contrapesos”, Crónica, 12 de septiembre.

Por ahora toda la atención se ha concentrado en las negociaciones en el Congreso sobre la reforma hacendaria. Y es razonable que así sea. Las nuevas leyes fiscales impactarán las finanzas de un montón de grandes empresas que ahora tendrán que pagar un poquito más de impuestos, a través del nuevo IETU, después de que se habían beneficiado de un montón de exenciones especialmente en materia de ISR. Pero también las nuevas leyes fiscales impactarán positivamente —aunque menos de lo que esperábamos— al presupuesto público, con lo que los gobiernos federal y estatales dispondrán de mayores recursos. Con eso es suficiente para que toda la atención esté concentrada hoy en día en lo que resuelva el Congreso.
Samuel García, “El Observador”, Milenio, 12 de septiembre.

En primer lugar tenemos que, en la Propuesta de Programa Económico 2008, los funcionarios de la Secretaría de Hacienda nos dicen que “en el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2008 se incluye un importante esfuerzo de austeridad, (ya que) se está incorporando una reducción de 10,164.3 millones de pesos en el gasto operativo y administrativo”. ¿Qué tenemos? La promesa a favor de la austeridad que es, claramente, un compromiso para gastar menos, lo cual apunta en la dirección correcta.
En segundo término, en el mismo documento, las autoridades hacendarias nos informan que “estimaciones aproximadas sobre los mayores ingresos derivados de la reforma hacendaria (…) sugieren que (los mismos) serían de alrededor de 115 mil millones de pesos”, proyección de ingresos adicionales que me lleva a preguntar ¿para qué, si el gobierno está decidido a hacer un “importante esfuerzo de austeridad”?
Lo que sucede es que el gobierno está dispuesto a destinar menos recursos al gasto operativo y administrativo, “ahorros” que serán reasignados “a gasto en salud, ciencia y tecnología, e inversión”. De entrada no hay la intención de gastar menos, sino de gastar distinto, y, de salida, la intención es gastar más, ¡115 mil millones de pesos adicionales!, “que llevarían a un incremento significativo en el gasto de inversión pública y en aquel destinado a las funciones de desarrollo social tales como educación, salud y la atención a la población con mayor nivel de marginación”, todo lo cual no pasa de ser, en el mejor de los casos, de los males el menor, pero mal al final de cuentas, imposible de identificar, si somos capaces de llamarle al pan, pan y al vino, vino, con la austeridad.
Arturo Damm Arnal, “Pesos y contrapesos”, Crónica, 14 de septiembre.

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