ECOS DE LA 49ª SEMANA DE LA RADIO Y LA TELEVISIÓN. 1. COMENTARIOS DE CONTEXTO.

Sistematizamos 26 comentarios de contexto, un 23.85% del total, que se refieren a las expectativas de la 49ª Semana de la Radio y la Televisión tras el enfrentamiento entre los concesionarios y los legisladores en el marco de la aprobación de la reforma electoral. Adicionalmente, una parte de estos comentarios se refiere a las ausencias, a la manera en que fue organizado el presidium y a un hecho considerado como inusitado en un evento de este tipo: que el discurso presidencial se haya transmitido noventa minutos después de haber sido pronunciado.

Hoy inicia la semana de la radio y la televisión en la que los empresarios del ramo esperan con expectación el posicionamiento de Felipe Calderón después del encontronazo con el Senado por la reforma electoral. La CIRT, que encabeza Enrique Pereda, también espera señales sobre los combos para expandir 600 estaciones de AM a FM como la única forma que tienen para lograr viabilidad económica.
A ello se suma la incertidumbre sobre las modificaciones a la Ley de Medios. Y es que mientras Juan Camilo Mouriño tiende puentes con la industria, misma que tiene en el senador Jorge Mendoza su enlace con los poderes de la república, grupos ligados a Santiago Creel, Manlio Fabio Beltrones y Carlos Navarrete apoyan por “medidas ejemplares” de control tanto en asignación de frecuencias, refrendos y contenidos.
Mauricio Flores, “Gente detrás del dinero”; Milenio, 8 de octubre.

Los miembros de la CIRT buscan un diálogo constructivo, pero observan con preocupación el amago de las camarillas sobre los medios, ese aire de intolerancia y revancha que tomaron cuando TV Azteca, de Ricardo Salinas Pliego, criticó abiertamente el costo que tiene para el presupuesto la cámara alta.
Mauricio Flores, “Gente detrás del dinero”; Milenio, 8 de octubre.

LA AGENDA del presidente Felipe Calderón presenta un asunto interesante para el miércoles.
ESE DÍA asistirá a la comida de la Cámara de la Industria de Radio y Televisión, cuyos agremiados podrían estarle preparando una cena de negros.
Y NO SÓLO porque los concesionarios siguen dolidos con la reforma electoral que les quitó el negocio de los spots, sino porque esta misma semana en el Congreso se intensifican los trabajos para la nueva ley de medios.
ASÍ QUE habrá que ponerle el lente y darle zoom a esa reunión.
“Fray Bartolomé”, Templo Mayor, Reforma, 8 de octubre.

Por la tarde de este lunes, el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez dará el banderazo para la Semana de la Radio y la Televisión, que organiza cada año la CIRT, que preside Enrique Pereda, de Radiorama.
Lo que prometía ser una reunión rutinaria y aburrida se convertirá en un encuentro por demás interesante luego del pleito de los radiodifusores con los senadores.
Aunque habrá un desfile de funcionarios y expertos, el plato fuerte será el discurso que anualmente pronuncia el Presidente de la República y que le tocará por primera ocasión a Felipe Calderón en la comida del próximo miércoles.
Tradicionalmente este discurso se transmite en una cadena nacional que organiza la CIRT y ahora se espera que en él Calderón fije su posición respecto a los temas de debate de esta industria con el Legislativo.
Por cierto que quien no perderá la oportunidad de hacerse presente es Marcelo Ebrard, pues se llevará a los radiodifusores a cenar el martes por la noche al antiguo Colegio de San Ildefonso... y seguramente va a querer trato de colega radiodifusor, por aquello de su insistencia para tener un canal de televisión en el Gobierno de la Ciudad.
A ver si no hay mucha interferencia en las transmisiones.
Capitanes, Reforma, 8 de octubre.

“Por un México en sintonía con el mundo” es el eslogan que enmarca la cuadragésima novena Semana Nacional de Radio y Televisión que organiza la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT) en la Ciudad de México, y como ha sucedido año con año, el encuentro de los radiodifusores nacionales es el punto climático en el que los concesionarios buscan apuntalar a la radiodifusión en el terreno tecnológico, pero también en el humano. Esto se corrobora en el programa de actividades que se realizarán, pues la primera plática plenaria la ha sido: “Factor humano base de la radio”, que ha impartido Ramiro Garza, quien es a mi juicio, el comunicador que justamente, ha sabido dar a la radio de éxito la calidez del ser humano. El maestro Ramiro Garza es quizá el filósofo más preciado que ha dado la radiodifusión mexicana, y es que tal y como lo describe en su libro Radiomanías, los creativos de la radio hemos de usar al radioescucha en su propio beneficio: “Las nuevas generaciones debieran de investigar las programaciones antiguas, de hace 20 a 30 años. Se sorprenderán de que en la radio no hay nada nuevo, sólo una realidad sonora activada de diferente manera. Lo único nuevo es el oyente y su actitud para apreciar el milagro de la palabra, la música y la idea”. Así mismo, don Ramiro Garza ha sabido, como el primigenio productor de emisoras de éxito en México que es, hacernos tomar conciencia y afirma: “Nunca digas que ya aprendiste a hacer todo en la radio, cuando afirmas esto, quizá hay cientos de colegas que hacen cosas mejores y diferentes. Que tú no las conozcas o no las reconozcas, ese es otro problema. Oír, apreciar, evaluar y superar a tus competidores, sin imitarlos descaradamente, ese creo, es el mérito de un radiodifusor profesional”.
Esta 49 Semana de Radio y Televisión de la CIRT podría resultar en una de las más ásperas en lo político, pero felizmente, también una de las que unan más a los concesionarios, creativos y radioescuchas.
Claudia Segura, “La ventana ciega”, Milenio, 9 de octubre.

Sin revelar la fuente, Los Angeles Times anunció ayer que Televisa hará un nuevo intento para ampliar sus negocios en Estados Unidos –tras la frustrada adquisición de Univision– mediante una alianza con Lions Gate, un estudio de filmación independiente. Televisa y Lions Gate producirían películas y shows en inglés y español. Al parecer, Emilio Azcárraga III está convencido de que las cosas no volverán a ser como antes en México después de la reforma electoral y mete el acelerador para crecer hacia afuera. Esto tiene que ver con la reunión de la Cámara de la Industria de Radio y Televisión, que tendrá hoy como huésped a Felipe Calderón. A diferencia de los días de vino y rosas del foxismo, marcan el encuentro el resentimiento, la desconfianza y el recelo. Inclusive internamente está dividida la cámara: las empresas pequeñas de radio antes veían como una ventaja su asociación con las dos grandes televisoras –Televisa y TvAzteca–, pero ahora que les quitarán los espots, se duelen de la desigualdad de los efectos. Para la empresa de Emilio III sólo representan 7 por ciento de los ingresos, sin embargo, para una radiodifusora AM de Pitiquito –o cualquier otra comarca de la provincia– quizá son su principal ingreso. Por otro lado, la industria mira con recelo a Calderón: ¿cómo es que no usó a su partido, el PAN, para detener el reformón? Obviamente, no fue ajeno, lo empujó desde la sombra. Y Calderón está resentido –especialmente con Televisa–, algunos concesionarios coquetearon primero con Santiago Creel, cuando era su competidor por la candidatura panista, y luego con el Peje, ya en la campaña presidencial. Para complicar más las cosas, los líderes del Congreso observan desde lejos con igual desconfianza a Calderón y a los magnates de la industria; temen que el primero pueda darles un revés y que los otros usen sus medios para atacarlos, como ya lo hizo Ricardo Salinas Pliego en días pasados. Calderón envió como adelantado para suavizar el encuentro a Luis Téllez, pero evidentemente olvidó los lentes de contacto en la oficina: dijo que no veía un monopolio en la televisión. Finalmente, ¿quién será el Bernardo Gómez que hoy deposite un ósculo en la mano de la primera dama –si es que asiste– como rendidamente besó la de la señora Marta?
Enrique Galván Ochoa, “Dinero”, La Jornada, 10 de octubre.

La inauguración de los trabajos de la 49 Semana de la Radio y Televisión dejó con la boca abierta a varios concesionarios de la industria, al percatarse que al interior del Poder Ejecutivo existe una clara ausencia de coordinación, de visión y hasta de capacidad regulatoria en temas de medios y telecomunicaciones.
Hugo González, “Tecnoempresa”, Milenio, 10 de octubre.

Un reportero le preguntaba al secretario general del PRI, el hidalguense Jesús Murillo Karam, sobre su participación en la semana de la radio y televisión y éste sólo soltó una carcajada y le dijo: “tú crees que me inviten después del trabajo que hicimos con las reformas constitucionales en materia electoral”. Quién sabe si asistirá alguien del Senado. Cuando menos Carlos Sotelo, presidente de la Comisión que analiza los cambios a la famosa ley televisa, sí fue invitado y no se presentó.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 10 de octubre.

Que muy mal sabor de boca dejó en la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión el desaire de los senadores a participar en los encuentros de la Semana Nacional, que comenzó el lunes.
El presidente Calderón estará hoy con los industriales de los medios, no así Santiago Creel, Manlio Fabio Beltrones ni Carlos Navarrete.
Los tres fueron invitados.
Hoy, por cierto, se cumplen cinco años del polémico Decretazo que puso fin al impuesto de 12.5 por ciento en tiempo aire que las empresas de radio y televisión le tenían que entregar al Estado.
¿Cómo se recordará?
“Trascendió”, Milenio, 10 de octubre.

Los coordinadores parlamentarios del Senado, Santiago Creel (PAN), Manlio Fabio Beltrones (PRI) y Carlos Navarrete (PRD), no acudieron a la comida que ofreció la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y Televisión al presidente Felipe Calderón. No quisieron exponerse a interpretaciones políticas, nos dicen.
¿Por qué?, se preguntará usted. Algunos legisladores comentan que si a Beltrones le inventaron una comida con el poderoso presidente del grupo Televisa, Emilio Azcárraga Jean, la presencia de los tres líderes de las bancadas pudo haberse leído como que los concesionarios doblaron a los promotores de la reforma electoral
“Bajo reserva”, El Universal, 11 de octubre.

Entre las ausencias más notables, además de varios senadores, estuvieron las de Ricardo Salinas Pliego y Emilio Azcárraga
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 11 de octubre.

Tan importantes fueron las presencias como las ausencias en la reunión de ayer de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión: los jefes de las dos principales cadenas televisivas, Emilio Azcárraga III y Ricardo Salinas Pliego, no asistieron, desairaron al presidente Calderón. Una noche antes, Televisa había dado amplia cobertura a la participación de Emilio III en un evento –no muy relevante, por cierto– en Cannes, y Salinas Pliego ni siquiera guardó las apariencias, tal vez andaba ayudando a acomodar estufas en una de sus tiendas Elektra de Cuautla. El caso es que ambos tienen avión privado, aunque no hubieran estado en la capital podrían haber llegado a tiempo a la reunión. Tal vez quisieron hacer sentir su disgusto por la reforma electoral, su desconfianza hacia la nueva ley Televisa que se cocina en el Congreso, y por qué no decirlo, su poco respeto al licenciado Calderón
Enrique Galván Ochoa, “Dinero”, La Jornada, 11 de octubre.

Quién sabe si el presidente Calderón sabía, mientras hablaba ayer ante los radiodifusores, que su discurso no estaba siendo transmitido en directo por la mayoría de las estaciones de televisión y radio. Tan prestas como fueron hace exactamente un mes para encadenarse mientras protagonizaban ante los senadores el patético espectáculo que tantas recriminaciones les ha propiciado, ayer los dueños de las radios y televisoras privadas dispusieron que la comida anual de la Cámara Nacional que las reúne, y en la que es tradición la presencia del titular del Ejecutivo Federal, fuese difundida con hora y media de retraso.
Únicamente una de las frecuencias de Radio Fórmula y XEW y quizá alguna otra emisora transmitieron, en la ciudad de México, el discurso presidencial mientras ocurría. Muchas otras estaciones y un canal de cada una de las televisoras privadas lo hicieron de manera diferida. En ningún caso, hasta donde pudimos apreciar, esas estaciones advirtieron a sus audiencias que no se trataba de una transmisión en vivo.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 11 de octubre.

La tradicional comida, organizada por la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT), con el Presidente de la República y los secretarios de Gobernación y de Comunicaciones y Transportes, así como otros funcionarios de primer nivel del gobierno federal, se celebró ayer y la lectura entre líneas es por demás interesante.
Para empezar, el formato se modificó con el objetivo de que el general de la industria empezara a comer antes de que el presidente llegara al salón designado en el hotel Camino Real a eso de las tres de la tarde, cuando en años anteriores se servía la comida de la mesa de honor al mismo tiempo que la de los asistentes al evento.
Jorge Álvarez, Excélsior, 11 de octubre.

Tan desusado tratamiento al discurso presidencial puede tener varias explicaciones. Quizá los radiodifusores decidieron no alterar la hora de la comida de la mayoría de los televidentes y radioescuchas y por eso dejaron el mensaje del presidente Felipe Calderón para después de los postres. Pero es inevitable suponer que tal decisión estuvo relacionada con las secuelas de la fallida campaña que esos empresarios levantaron contra las reformas constitucionales que los dejaron sin el gasto que hacían los partidos en la contratación de propaganda electoral.
Posiblemente los radiodifusores quisieron supervisar el discurso presidencial antes de transmitirlo. Quizá temían que el Presidente de la República apoyara el proceso de reformas constitucionales que acaba de terminar con el voto favorable de 30 legislaturas estatales y que fue impulsado por los tres partidos más importantes del país. De haber sabido que sería tan complaciente con ellos, es altamente probable que lo hubieran difundido en directo y por muchas más frecuencias.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 11 de octubre.

Que aunque en el presídium se colocó un asiento especial para la perredista Ruth Zavaleta, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, la legisladora no acudió a la 49 Semana Nacional de Radio y Televisión.
En la lista de ausentes quedaron el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Guillermo Ortiz Mayagoitia, y los secretarios Guillermo Galván, Francisco Saynez, Eduardo Sojo, Josefina Vázquez Mota, Beatriz Zavala y José Ángel Córdova.
“Trascendió”, Milenio, 11 de octubre.

De los acomodos en el presídium llaman la atención los lugares asignados a los secretarios de Gobernación y Comunicaciones y Transportes, a mayor distancia del Presidente del sitio asignado al jefe de la Oficina de la Presidencia y al del coordinador de Comunicación Social de Los Pinos. Parece que a los acomodadores en esta ocasión no les pareció tomar en cuenta la Ley Orgánica de la Administración Pública y las jerarquías en ella señaladas
Jorge Álvarez, Excélsior, 11 de octubre.

Ahí tiene lo sucedido ayer en la comida de la CIRT donde lo que sobraron, mi querido lector, fueron mensajes.
Sobre todo porque no estuvieron los que son.
El inquilino de Los Pinos mantuvo más cerca a Max Cortázar y a Juan Camilo Mouriño que al agobiado Francisco y a Luis Téllez. El duopolio televisivo no tuvo la presencia de sus diversos operadores como en los años dorados de romance con Marta. Y el discurso de Felipe arropando a los radiodifusores, dándoles confianza y tranquilizando sus ánimos desencadenó simpáticas sonrisas, miradas incrédulas y ceños fruncidos.
Algo así como que la bronca no es con ustedes.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 11 de octubre.

También en la larga mesa se encontraba Juan Camilo Mouriño, jefe de la Oficina de la Presidencia, junto al presidente de la Cámara de la Industria de Radio y Televisión, Enrique Pereda, y su esposa. Su posición recalcaba que en la actual jerarquía del gobierno se encuentra por arriba del secretario de Gobernación, quien estaba alejado unos lugares. Asimismo en el presídium estaba Maximiliano Cortázar, coordinador de Comunicación Social de la Presidencia, en una posición también de mayor jerarquía que el secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez. Finalmente, y por una razón que escapa a mi comprensión, estaba en la mesa Abelardo Escobar, secretario de la Reforma Agraria.
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 11 de octubre.

De ausencias notorias destacan las de algunos de los dueños de medios de comunicación muy importantes en nuestro país, ya que ello es muestra del ambiente de tensión que se vive en la industria a raíz del fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y de la reforma electoral, así como de la inminente reforma a las leyes de medios y telecomunicaciones.
También se suman a los ausentes los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, así como el grupo de legisladores que integran el grupo especial que revisa las reformas a las leyes de radio y televisión, y de telecomunicaciones, muestra de la falta de comunicación que este proceso presenta y de la cual conviene que la industria de la radiodifusión se aleje buscando interlocutores creíbles con el Congreso, para negociar los cambios, so pena de que se lleven sorpresas desagradables al final de la historia.
Jorge Álvarez, Excélsior, 11 de octubre.

La emisión número 49 de la Semana de la Radio y la Televisión se dio en el Hotel Camino Real en la ya usual entrada por puesta alterna por parte del presidente Calderón, la manifestación mínima en asistencia y contenidos del PRD y el nerviosismo que acompaña a todos los actos a los que asiste Felipe Calderón.
Este aquelarre, que tradicionalmente era un reconocimiento público del entente del gobierno federal con los medios, se quebrantó hace cinco años cuando un eficiente cabildeo echó por tierra el 12.5 por ciento con el que las empresas televisoras abonaban al Estado un octavo de su tiempo aire para lo que se le diera la gana. Ese privilegio corre peligro en la nueva ley de medios de comunicación, hoy en el horno.
Félix Cortés Camarillo, “Cancionero”, Milenio, 11 de octubre.

La clase política mexicana busca establecer una nueva sintonía con los dueños de la industria de la radio y la televisión. Su objetivo es poner las cosas en su lugar. Que los concesionarios entretengan, informen, opinen y prosperen en sus negocios, como lo han hecho durante más de ocho décadas, pero sin llegar al extremo de actuar como poderes fácticos que, en arranques golpistas, se atrevan a demandar la desaparición de uno de los tres Poderes de la Unión, en este caso el Congreso, como ocurrió hace unos días en las pantallas de TV Azteca.
La Semana Nacional de la Radio y la Televisión, en su edición 49, atrajo la atención de la opinión pública más que en otras ocasiones, pues se llevó a cabo en una delicada coyuntura, en la que se está diseñando el futuro de la industria, su relación con el gobierno y su transformación tecnológica. La discusión y aprobación de la reforma electoral crispó los ánimos de los concesionarios, indignados sobre todo porque un partido, el PAN, y el gobierno de Felipe Calderón, se sumaron a la oposición para impulsar cambios en las reglas del juego electoral, que afectaron ganancias financieras y establecieron pautas para contener la abrumadora influencia política de los principales concesionarios.
Juan Manuel Asai, “Códice”, Crónica, 11 de octubre.

Estamos a punto de que los Solones de nuestro tiempo establezcan una nueva ley de medios de comunicación; extrañamente —y tal vez no lo sea— esa ley tiene como destinatarios a los medios electrónicos, radio y televisión. Que sea para bien. Pero que sea para bien de todos, no solamente de los hoy diputados y senadores que se sueñan mañana gobernadores y, ¿por qué no?, Presidente de la República.
El asunto no es ilegal ni siquiera amoral. El asunto es que el que anda rondando por nuestros senderos democráticos se llama Cri-Cri.
Y es un grillo.
Félix Cortés Camarillo, “Cancionero”, Milenio, 11 de octubre.

Todo pintaba para ser un evento pintoresco: Felipe Calderón y los radiodifusores realizarían la comida tradicional de la Semana Nacional de Radio y Televisión de la CIRT. Los noticiarios y los programas de entretenimiento daban ya pormenores de la llegada del Presidente a la avenida Ejército Nacional cuando de pronto, la protesta: Gerardo Fernández Noroña, vocero del PRD, daba la nota y la alharaca como preámbulo de la comida de los concesionarios y el Presidente de México. El show hubiera seguido en mis oídos si no hubiera sido porque en la zona sur del Distrito Federal sucedió lo que no siempre sucede: el viento dio permiso a las frecuencias radiofónicas de llegar con mayor nitidez que de costumbre. El 102.9 de FM Ké huelga radio -emisora comunitaria, pirata o tolerada, como los taxistas-, surcó los aires de la FM y lo dominó todo. Si bien es cierto que antes he escrito de Ké huelga radio, los audios me habían llegado sólo de internet y como regalo de lectores. Hoy fue distinto, pues en un suceso diexista (escuchas de la onda corta) localicé la emisora crítica del DF. Felipe Calderón cerraba su discurso enérgico y propugnaba por la no tolerancia a la toma de emisoras legalmente constituidas ni la limitación a la libertad de expresión, mientras en el 102.9 de FM, los creativos de Ké huelga radio emitían un discurso del subcomandante Marcos en honor al ‘Che’ Guevara.
Claudia Segura, “La ventana ciega”, Milenio, 11 de octubre.

Un hecho que pocos comentaron de la asistencia del Presidente a la comida de la CIRT, la semana pasada, fue el acomodo de los lugares contiguos a Calderón en el presídium. A su lado izquierdo estaba su esposa, Margarita Zavala, a su derecha el presidente de la cámara, Enrique Pereda, con su esposa. Y en los dos lugares siguientes estaban, de un lado, Juan Camilo Mouriño, el poderoso jefe de la Oficina de la Presidencia, y del otro Maximiliano Cortázar, el vocero presidencial. El dato resulta interesante por dos razones: porque nunca en esas comidas se había visto a un director de Comunicación de Los Pinos o a un jefe de asesores en el presídium, y porque mucho más alejados del Presidente estaban en esa mesa el secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, y el de Comunicaciones, Luis Téllez. ¿Quedó claro en quiénes confía el Presidente?
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Gráfico, 16 de octubre.

El Presidente tiene poco tiempo para recomponer su relación con grupos de poder que lo respaldaron en el 2006 y que son cruciales para alcanzar una victoria holgada en el 2009. Nos referimos especialmente a empresarios y concesionarios de los medios, quienes afectados por las reformas hacendaria y electoral, podrían ponerse a distancia del proyecto calderonista. No hay que pasar por alto que Salinas Pliego y Azcárraga Jean prefirieron no acompañar a Calderón en la comida de la CIRT, con lo que mostraron su molestia. Si Calderón quiere márgenes de maniobra, ellos, en respuesta, pueden minimizar su presencia en las pantallas.
Juan Manuel Asai, “Códice”, Crónica, 18 de octubre.

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