LA HABANA.- En lo que muchos consideran la primera gran reforma económica del Gobierno de Raúl Castro, Cuba ha iniciado la descentralización del sector agropecuario para elevar la producción nacional de alimentos.
Una ingeniera agrónoma capitalina señaló ayer a REFORMA que la prioridad del General Castro es dinamizar la producción agropecuaria para reducir las importaciones de alimentos que aumentaron en un 35 por ciento en los últimos dos años, según informes oficiales de diciembre.
"Gastamos unos mil millones de dólares anuales en importaciones para la canasta básica que aquí se vende a precios subsidiados con la libreta de abastecimiento" precisó la experta.
Campesinos que asistieron a reuniones informativas en todo el país dijeron a la agencia Reuters en Cuba que el uso de la tierra y la venta de insumos y herramientas de labranza ya no dependerán del Ministerio de Agricultura, con sede en La Habana, sino de las oficinas municipales, donde los delegados del sector atenderán no sólo las granjas del Estado sino también a los agricultores privados y cooperativistas.
Desde ahora, los delegados locales distribuirán recursos, controlarán la comercialización e incrementarán la entrega de tierras a los agricultores con mejores resultados.
Según dijo el jefe de una cooperativa de la provincia de Camagüey, antes el delegado municipal era sólo el transmisor de problemas a sus superiores, pues no tenía poder ni recursos para resolverlos, mientras que con esta reforma él es quien debe buscar las soluciones y disponer de los medios.
"Lo están haciendo como dijo Raúl: descentralizar para eliminar burocracia, agilizar los trámites y facilitar el trabajo para elevar el rendimiento de la tierra. Es mejor buscar soluciones a nivel local. Lo que conviene a una provincia puede no ser bueno para otra. Y en Cuba el campo da, si se estimula el trabajo que es duro", declaró a REFORMA el propietario de una finca frutal.
Dentro de una economía todavía estatizada en más de un 90 por ciento, en la Isla hay unas 250 mil granjas familiares y mil 100 cooperativas privadas. Muchos esperan ahora ver ampliadas estas cifras.
De acuerdo con datos oficiales, el país dispone de una superficie agrícola superior a los seis millones y medio de hectáreas, lo que representa cerca del 70 por ciento de su tierra firme.
Poco más de tres millones de hectáreas están cultivadas: un millón 300 mil se dedica a la caña de azúcar, 180 mil al arroz y unos 807 mil al cultivo de legumbres, frutas, hortalizas y tubérculos.
Pero alrededor del 50 por ciento de esa tierra cultivable permanece ocioso, en buena parte plagado de un matorral llamado marabú, que degrada la capa fértil.
Según la ingeniera pecuaria María Caridad Cruz, cerca del 75 por ciento de la superficie agrícola del país está degradada de una u otra forma bien por bajo contenido de materia orgánica; por la salinidad que afecta un millón de hectáreas, o por la erosión.
Una ingeniera agrónoma capitalina señaló ayer a REFORMA que la prioridad del General Castro es dinamizar la producción agropecuaria para reducir las importaciones de alimentos que aumentaron en un 35 por ciento en los últimos dos años, según informes oficiales de diciembre.
"Gastamos unos mil millones de dólares anuales en importaciones para la canasta básica que aquí se vende a precios subsidiados con la libreta de abastecimiento" precisó la experta.
Campesinos que asistieron a reuniones informativas en todo el país dijeron a la agencia Reuters en Cuba que el uso de la tierra y la venta de insumos y herramientas de labranza ya no dependerán del Ministerio de Agricultura, con sede en La Habana, sino de las oficinas municipales, donde los delegados del sector atenderán no sólo las granjas del Estado sino también a los agricultores privados y cooperativistas.
Desde ahora, los delegados locales distribuirán recursos, controlarán la comercialización e incrementarán la entrega de tierras a los agricultores con mejores resultados.
Según dijo el jefe de una cooperativa de la provincia de Camagüey, antes el delegado municipal era sólo el transmisor de problemas a sus superiores, pues no tenía poder ni recursos para resolverlos, mientras que con esta reforma él es quien debe buscar las soluciones y disponer de los medios.
"Lo están haciendo como dijo Raúl: descentralizar para eliminar burocracia, agilizar los trámites y facilitar el trabajo para elevar el rendimiento de la tierra. Es mejor buscar soluciones a nivel local. Lo que conviene a una provincia puede no ser bueno para otra. Y en Cuba el campo da, si se estimula el trabajo que es duro", declaró a REFORMA el propietario de una finca frutal.
Dentro de una economía todavía estatizada en más de un 90 por ciento, en la Isla hay unas 250 mil granjas familiares y mil 100 cooperativas privadas. Muchos esperan ahora ver ampliadas estas cifras.
De acuerdo con datos oficiales, el país dispone de una superficie agrícola superior a los seis millones y medio de hectáreas, lo que representa cerca del 70 por ciento de su tierra firme.
Poco más de tres millones de hectáreas están cultivadas: un millón 300 mil se dedica a la caña de azúcar, 180 mil al arroz y unos 807 mil al cultivo de legumbres, frutas, hortalizas y tubérculos.
Pero alrededor del 50 por ciento de esa tierra cultivable permanece ocioso, en buena parte plagado de un matorral llamado marabú, que degrada la capa fértil.
Según la ingeniera pecuaria María Caridad Cruz, cerca del 75 por ciento de la superficie agrícola del país está degradada de una u otra forma bien por bajo contenido de materia orgánica; por la salinidad que afecta un millón de hectáreas, o por la erosión.
Nota de Yolanda Martínez, corresponsal, Reforma, 25 de marzo.
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