Cleptocracia aliada al poder político busca entregar la riqueza petrolera, dice Jalife

Una “cleptocracia” enquistada en el poder político se dispone a entregar a empresas multinacionales una riqueza petrolera, la ubicada en las aguas profundas de la parte nacional del Golfo de México, equivalente a 500 mil millones de dólares, dos veces lo que Estados Unidos ha gastado en la invasión a Irak.

De esa magnitud, expuso el analista Alfredo Jalife, es el tamaño de la iniciativa promovida desde el gobierno y la comisión de energía del Senado, para privatizar la industria energética.

“Los precios están más altos que nunca y seguirán subiendo, mientras el dólar pierde aceleradamente valor y Estados Unidos entra en crisis financiera. ¿Cuál es la prisa por vender ahora?”, planteó el analista, al participar en un foro en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Empresas estatales controlan nueve de cada 10 barriles
Propuso iniciar un gran debate nacional sobre lo que México quiere hacer con su petróleo y su industria petrolera, e incluso llevar a referéndum el tema. “El grupo en el poder va en contra de lo que sucede en el mundo, en contra de la tendencia de los países con las mayores reservas de crudo y gas de fortalecer a las empresas estatales de la energía”. Dio a conocer que las empresas estatales controlan nueve de cada 10 barriles de la reserva de petróleo en el mundo, mientras las trasnacionales del sector sólo poseen una décima parte.

Planteó el caso de Arabia Saudita, el mayor productor y también el principal país en reservas de petróleo. La petrolera saudiárabe, Aramco, era mayoritariamente extranjera. A partir de los años de 1980, comenzó a ser estatizada hasta ser completamente propiedad del Estado, y hoy realiza todos los procesos del crudo, desde la exploración y producción hasta refinación y distribución.

En esa línea criticó que en el intento por “vender” la idea de que se necesita capital privado en Petróleos Mexicanos, personajes como Emilio Gamboa –coordinador del PRI en la Cámara de Diputados– pongan de ejemplo a países como Chile, o Colombia o Cuba, que no son poseedores de yacimientos importantes de crudo. “Eso es no saber, no tener idea de la importancia geoestratégica que el petróleo”.

También cuestionó la veracidad de las cifras ofrecidas por el gobierno federal en torno al potencial de crudo que existe en las aguas profundas del Golfo de México. La campaña para promover la apertura de Pemex al capital privado se sustenta en que en la parte mexicana del golfo hay “una gran riqueza” que no puede ser extraída por la paraestatal y, por consecuencia, se infiere que la única posibilidad de llegar a “ese tesoro” es recurrir a socios foráneos.

“El gobierno habla de que hay 30 mil millones de barriles (en las aguas profundas del Golfo), luego se contradice y lanza la cifra de que son 100 mil millones de barriles. Si hoy el barril cotiza arriba de 100 dólares estamos hablando de una riqueza que, en el primer caso, supera cuatro veces el PIB de México y, en el segundo, es 10 veces mayor que el PIB”, comentó.

Si la idea es asociarse con empresas extranjeras para extraer ese petróleo, y compartir con esas compañías la mitad de las ganancias (como hacen Cuba o Vietnam), entonces México estaría cediendo a esas empresas 500 mil millones de dólares, que ni siquiera entrañan riesgo porque es seguro que ese petróleo está allí, como dice la campaña del gobierno, añadió.

En el foro, Murilo Marcato, experto en biocombustibles e integrante de la dirigencia de la Asociación de Ingenieros de Petrobras, habló sobre una nueva forma de producir combustibles de fuentes renovables, a partir del cultivo de algas. Dio a conocer que el cultivo de algas alimentadas con emisiones de bióxido de carbono –el gas más contaminante en la atmósfera, emitido en los procesos industriales y de combustión automotriz– ofrece un rendimiento decenas de veces mayor que la generación de etanol (con caña de azúcar) o de biocombustibles a partir de semillas como soya, girasol o palma africana, conocida en Brasil como dendé.

Trampa para modificar el artículo 27 constitucional
La costosa campaña que ha desplegado el gobierno federal para convencer a los mexicanos que debemos ir a aguas profundas del Golfo de México donde existe un tesoro, es la excusa gubernamental para concretar la entrega de Pemex a los capitales privados nacionales y extranjeros. Es una trampa para modificar el artículo 27 constitucional, el cual consagra que sólo el Estado será el único que puede explotar los hidrocarburos, alertaron John Saxe-Fernández, catedrático de la UNAM, y Mario Di Costanzo, secretario de la hacienda pública del autodenominado gobierno legítimo, encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

Al participar en una conferencia organizada por el Frente Estudiantil de Defensa del Petróleo, realizada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, ambos especialistas consideraron que el debate de la reforma energética se debe extender a las universidades, “porque no hay argumentos técnicos ni financieros para validar la entrega de Pemex al sector privado. Ir a aguas profundas es una excusa para el entreguismo”.

Pemex ganó 256 mil mdd y pagó 284 mil mdd
Pese a ser reconocida como una de las empresas petroleras más rentables del mundo, Pemex paga por concepto de impuestos más de lo que obtiene en utilidades netas, lo que además de mermar su patrimonio por falta de inversiones en mantenimiento y nuevos proyectos, la obliga a mantenerse endeudada en detrimento de su patrimonio, aseveró José Luis Manzo Yépez, consultor en energía.

Precisó que entre 1998 y 2005, las utilidades netas dade Pemex ascendieron a 256 mil millones de dólares, pero tuvo que pagar impuestos por un monto superior a 284 mil millones de dólares (es decir 28 mil millones de dólares más), y eso “no sucede con ninguna empresa del país o del mundo”.

Ni siquiera los ingresos extraordinarios que a partir del sexenio foxista ha obtenido la paraestatal por el alza en los precios internacionales del petróleo ha mejorado un poco la situación de la empresa, ya que “entre más gana, más se le quita”. Planteó que podría reactivarse si al menos se le permitiera contar con 25 por ciento de sus utilidades.

Nota de Roberto González, Israel Rodríguez y Susana González, La Jornada, 14 de marzo.


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