LA HABANA.- Ni reunión con disidentes, ni cuestionamientos a la situación de derechos humanos en Cuba, ni "comes y te vas", ni descortesías.
La visita de la Canciller Patricia Espinosa a esta capital tuvo un viraje de 180 grados en materia humanitaria y pasó de la condena de hace unos años a la declaración de que el tema bilateral de derechos humanos "ha sido superado".
Ambos gobiernos "se felicitaron por la exitosa construcción institucional del Consejo de Derechos Humanos", como quedó estampado en la declaración final de la reunión.
También se anotó que las delegaciones "comentaron sobre la suscripción y ratificación de los instrumentos internacionales de derechos humanos, así como respecto de las visitas de procedimientos especiales de las Naciones Unidas que cada país ha recibido recientemente".
Antes Cuba no aceptaba la mención de la presencia de delegaciones de organismos internacionales con motivos humanitarios en sus tierras. Para los gobiernos mexicanos, por lo menos desde 1994 era impensable no encontrarse con disidentes en la isla.
Pero la Canciller Espinosa no incluyó en su agenda ninguna reunión con opositores y evitó cualquier suspicacia al someterse a un programa con encuentros de alto nivel, ceremonias protocolarias, depósito de ofrendas florales a los monumentos de los máximos héroes de ambos países y sonrisas a flor de piel.
Qué diferencia de los encuentros de rostros endurecidos como cuando Felipe Pérez Roque le reclamaba a Jorge G. Castañeda sus condenas a las limitaciones de libertades en la isla. "¿Cuándo van a condenar a Estados Unidos?", reclamaba Felipe.
O aquella furtiva salida de Elizardo Sánchez, uno de los líderes opositores, en un auto de la Embajada mexicana para encontrarse en secreto con la Canciller Rosario Green.
O el encuentro con el abanico de dirigentes tradicionales de la oposición que encabezó Vicente Fox en la Embajada mexicana cuando vino en febrero del 2002.
"México y Cuba han superado el tema de Derechos Humanos", celebró Pérez Roque ante el micrófono en el Salón de Protocolo de la Cancillería.
Aunque Manuel Espino, ex líder nacional del PAN y presidente de la ODCA, demandó una reunión de Espinosa con la disidencia en imitación de lo hecho por Castañeda y Green en su momento, la Canciller mexicana obvió el tema.
En todo caso, la única descortesía fue haber llegado 40 minutos tarde a la reunión bilateral.
El comunicado conjunto subraya que las relaciones bilaterales tienen un clima de "confianza renovada" y admiten el despliegue de esfuerzos mutuos por "la recomposición de las relaciones y del establecimiento de nuevos entendimientos".
La visita de la Canciller Patricia Espinosa a esta capital tuvo un viraje de 180 grados en materia humanitaria y pasó de la condena de hace unos años a la declaración de que el tema bilateral de derechos humanos "ha sido superado".
Ambos gobiernos "se felicitaron por la exitosa construcción institucional del Consejo de Derechos Humanos", como quedó estampado en la declaración final de la reunión.
También se anotó que las delegaciones "comentaron sobre la suscripción y ratificación de los instrumentos internacionales de derechos humanos, así como respecto de las visitas de procedimientos especiales de las Naciones Unidas que cada país ha recibido recientemente".
Antes Cuba no aceptaba la mención de la presencia de delegaciones de organismos internacionales con motivos humanitarios en sus tierras. Para los gobiernos mexicanos, por lo menos desde 1994 era impensable no encontrarse con disidentes en la isla.
Pero la Canciller Espinosa no incluyó en su agenda ninguna reunión con opositores y evitó cualquier suspicacia al someterse a un programa con encuentros de alto nivel, ceremonias protocolarias, depósito de ofrendas florales a los monumentos de los máximos héroes de ambos países y sonrisas a flor de piel.
Qué diferencia de los encuentros de rostros endurecidos como cuando Felipe Pérez Roque le reclamaba a Jorge G. Castañeda sus condenas a las limitaciones de libertades en la isla. "¿Cuándo van a condenar a Estados Unidos?", reclamaba Felipe.
O aquella furtiva salida de Elizardo Sánchez, uno de los líderes opositores, en un auto de la Embajada mexicana para encontrarse en secreto con la Canciller Rosario Green.
O el encuentro con el abanico de dirigentes tradicionales de la oposición que encabezó Vicente Fox en la Embajada mexicana cuando vino en febrero del 2002.
"México y Cuba han superado el tema de Derechos Humanos", celebró Pérez Roque ante el micrófono en el Salón de Protocolo de la Cancillería.
Aunque Manuel Espino, ex líder nacional del PAN y presidente de la ODCA, demandó una reunión de Espinosa con la disidencia en imitación de lo hecho por Castañeda y Green en su momento, la Canciller mexicana obvió el tema.
En todo caso, la única descortesía fue haber llegado 40 minutos tarde a la reunión bilateral.
El comunicado conjunto subraya que las relaciones bilaterales tienen un clima de "confianza renovada" y admiten el despliegue de esfuerzos mutuos por "la recomposición de las relaciones y del establecimiento de nuevos entendimientos".
Nota de Roberto Zamarripa, enviado, Reforma, 14 de marzo.
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