México, en la encrucijada de la industria petrolera

México llega a los 70 años de la expropiación petrolera con un panorama de desánimo caracterizado por precios históricos máximos del crudo, con un descenso en la producción de Cantarell, con perspectivas inciertas sobre una reforma energética que abra a Pemex al capital privado nacional y extranjero, y con presiones en las finanzas públicas.

La semana pasada la cotización del crudo ligero de Texas alcanzó 110.21 dólares por barril en Nueva York y la mezcla mexicana de exportación rompió el récord de 91.8 dólares, pero contra lo que a simple vista pudiera considerarse positivo, esas no son buenas noticias en opinión de especialistas, pues se afectan los costos de las empresas y, en consecuencia, generando presiones inflacionarias indeseables.

En el año, el precio promedio del crudo mexicano alcanza los 81.75 dólares, pero, paradójicamente, eso es un balance de buenas y malas noticias por los efectos que estas cotizaciones tienen para todo el sector real de la economía.

México importa derivados y refinados a un precio seis veces mayor al crudo de exportación.

De ahí que industrias como la refresquera resientan ya el impacto de los mayores precios del petróleo y gas, pues en opinión de analistas de Banamex Accival, esa tendencia ha encarecido el precio de los envases PET, materia prima para las botellas plásticas. A pesar de una mayor oferta global de PET, dichos costos pueden incrementarse, advierten los especialistas

También enfrentan presiones por costos empresas mineras como Autlán, Peñoles y Grupo México, así como las aerolíneas por los altos precios de la turbosina.

Otro sector sumamente afectado es el siderúrgico, como Altos Hornos de México, por su alto consumo de gas; también Vitro, el mayor productor de vidrio en México, explica el director general de Vanguardia Investment, Roberto Galván.

“Es una balanza muy delicada”, la que generan los altos precios de los energéticos, señala el director de Standard and Poor’s, Víctor Herrera.

“Por un lado hay más ingresos, pero de todas maneras el costo de la energía se encarece y se genera inflación en diversos sectores, porque obviamente para mover los productos suben los costos por el mayor precio del combustible. Repercute en los precios del maíz, del trigo, de la carne”, señaló.

Impacto en las finanzas públicas

Para las finanzas públicas, los altos precios del crudo son arma de doble filo, pues mientras que en enero del presente año los ingresos petroleros (que comprenden ingresos propios de Pemex, el IEPS de gasolina y diésel, los derechos y aprovechamientos sobre hidrocarburos y el impuesto a los rendimientos petroleros) ascendieron a 69 mil 900 millones, los ingresos tributarios no petroleros ascendieron a 122 mil 900 millones de pesos, es decir, los primeros representaron aproximadamente 57 por ciento de dicha recaudación.

El superávit, en consecuencia, sin el impacto petrolero se torna en un claro déficit fiscal.

“Pero el crudo caro también tiene un impacto para las finanzas públicas, dada la estructura de precios e impuestos de los petrolíferos que se venden en México”, afirma Roberto Galván.

Cabe aclarar que en México el gobierno federal no repercutió el alto precio de las gasolinas a los consumidores, por lo que se observó un sacrificio fiscal para el gobierno, vía impuesto especial a la producción y servicios.
Texto de Isabel Melchor y Fernando Pescador, Milenio, 18 de marzo.

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