Los legisladores del Frente Amplio Progresista (PRD, Convergencia y PT) liberaron las tribunas de la Cámara de Diputados y del Senado de la República, luego de llegar a un acuerdo para iniciar el debate sobre la reforma energética el próximo 13 de mayo.
La crisis legislativa derivada de la toma de tribunas de las cámaras de Diputados y Senadores, que duró 16 días, se destrabó la noche del jueves, cuando por fin el FAP aceptó la redacción del punto 16 del acuerdo para organizar el debate nacional sobre la reforma energética.
Se pasó de la línea y media que había propuesto la Comisión de Energía a las siete líneas que construyeron Santiago Creel, Manlio Fabio Beltrones y Carlos Navarrete, que conservaban la esencia para que una vez agotados 22 foros se inicie en el Senado el proceso de análisis, dictamen y debate de las iniciativas.
Eran alrededor de las 22:00 horas cuando Creel recibió la llamada telefónica esperada. Escuchó del otro lado del auricular la voz de Navarrete.
“Ya, vamos”, le dijo.
Creel Miranda, en su oficina de la torre Caballito, respiró hondo y profundo.
“¿Cerrado?” —preguntó el panista,
“Cerrado” —contestó Navarrete Ruiz.
Daban por corregido y afinado el documento. Se ponían de acuerdo para el acto formal del día siguiente (viernes), la firma del mismo, los términos para realizar el debate y que llevaría a la desocupación de las tribunas del Congreso.
El jueves, cuando sonó fuerte la versión de que era inminente el final del conflicto, una y otra vez el intercambio de información entre Navarrete y Creel, por teléfono, sólo por ese medio ese día, porque en los anteriores también se veían, hasta en dos o tres ocasiones en menos de 24 horas, interesados en arreglar las diferencias.
Se enviaban por fax el texto, para que se fueran haciendo las adecuaciones convenidas. Un proceso del que no era excluido Manlio Fabio Beltrones, porque estaba en las consultas del jueves.
Navarrete preparó la nueva redacción del punto 16 y se la llevó por la mañana al priísta Beltrones. Era la primera escala. El perredista consultaba a los suyos, nuevos ajustes. El texto se mandaba por fax a Creel, para que también lo revisara. El panista se lo devolvía.
El documento iba de un lado a otro, hasta que convenció a las partes, a Navarrete, del PRD, a Dante Delgado, de Convergencia, y a Alejandro González, del PT.
Donde no cedió Creel fue en ampliar dos semanas el debate. En su lugar propuso que en el mismo plazo, del 13 de mayo al 22 de julio, se pasara de 20 a 22 foros. Todos aceptaron que se agregaran los temas: renta petrolera y jurisdicción de tribunales extranacionales y relaciones con compañías extranjeras.
En ningún momento, de acuerdo con información recabada por este diario, se mencionó en la mesa de negociaciones el nombre de Andrés Manuel López Obrador.
Creel no decidió solo, antes había consultado a su equipo y llamado a la Secretaría de Gobernación, para enterar al Ejecutivo.
Ayer se volvieron a encontrar los coordinadores parlamentarios en la Junta de Coordinación Política del Senado.
El acuerdo lo firmaron y salieron a hacer el anuncio oficial y a liberar las tribunas del Congreso. El perredista Javier González Garza desde lo más alto de la tribuna, escoltado por los legisladores del FAP, exclamó: “¡Triunfamos!”.
La crisis legislativa derivada de la toma de tribunas de las cámaras de Diputados y Senadores, que duró 16 días, se destrabó la noche del jueves, cuando por fin el FAP aceptó la redacción del punto 16 del acuerdo para organizar el debate nacional sobre la reforma energética.
Se pasó de la línea y media que había propuesto la Comisión de Energía a las siete líneas que construyeron Santiago Creel, Manlio Fabio Beltrones y Carlos Navarrete, que conservaban la esencia para que una vez agotados 22 foros se inicie en el Senado el proceso de análisis, dictamen y debate de las iniciativas.
Eran alrededor de las 22:00 horas cuando Creel recibió la llamada telefónica esperada. Escuchó del otro lado del auricular la voz de Navarrete.
“Ya, vamos”, le dijo.
Creel Miranda, en su oficina de la torre Caballito, respiró hondo y profundo.
“¿Cerrado?” —preguntó el panista,
“Cerrado” —contestó Navarrete Ruiz.
Daban por corregido y afinado el documento. Se ponían de acuerdo para el acto formal del día siguiente (viernes), la firma del mismo, los términos para realizar el debate y que llevaría a la desocupación de las tribunas del Congreso.
El jueves, cuando sonó fuerte la versión de que era inminente el final del conflicto, una y otra vez el intercambio de información entre Navarrete y Creel, por teléfono, sólo por ese medio ese día, porque en los anteriores también se veían, hasta en dos o tres ocasiones en menos de 24 horas, interesados en arreglar las diferencias.
Se enviaban por fax el texto, para que se fueran haciendo las adecuaciones convenidas. Un proceso del que no era excluido Manlio Fabio Beltrones, porque estaba en las consultas del jueves.
Navarrete preparó la nueva redacción del punto 16 y se la llevó por la mañana al priísta Beltrones. Era la primera escala. El perredista consultaba a los suyos, nuevos ajustes. El texto se mandaba por fax a Creel, para que también lo revisara. El panista se lo devolvía.
El documento iba de un lado a otro, hasta que convenció a las partes, a Navarrete, del PRD, a Dante Delgado, de Convergencia, y a Alejandro González, del PT.
Donde no cedió Creel fue en ampliar dos semanas el debate. En su lugar propuso que en el mismo plazo, del 13 de mayo al 22 de julio, se pasara de 20 a 22 foros. Todos aceptaron que se agregaran los temas: renta petrolera y jurisdicción de tribunales extranacionales y relaciones con compañías extranjeras.
En ningún momento, de acuerdo con información recabada por este diario, se mencionó en la mesa de negociaciones el nombre de Andrés Manuel López Obrador.
Creel no decidió solo, antes había consultado a su equipo y llamado a la Secretaría de Gobernación, para enterar al Ejecutivo.
Ayer se volvieron a encontrar los coordinadores parlamentarios en la Junta de Coordinación Política del Senado.
El acuerdo lo firmaron y salieron a hacer el anuncio oficial y a liberar las tribunas del Congreso. El perredista Javier González Garza desde lo más alto de la tribuna, escoltado por los legisladores del FAP, exclamó: “¡Triunfamos!”.
Nota de Arturo Zárate y Andrea Merlos, El Universal, 26 de abril.
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