Cuatro horas después de que la tribunas de la Cámara de Diputados y del Senado fueron tomadas por los legisladores del Frente Amplio Progresista en rechazo a la reforma energética del Ejecutivo federal, el presidente Felipe Calderón Hinojosa convocó al Congreso de la Unión, a empresarios, sindicatos, intelectuales y académicos a verdaderamente asumir el rumbo que el país reclama, por lo que llamó “a no buscar permanentemente el pretexto adecuado” para que México no ocupe el lugar que le corresponde.
Sin embargo, ante el sector empresarial que congrega el Club de Industriales, el mandatario dijo contar “con la responsabilidad de quienes tienen en sus manos mayores decisiones que otros mexicanos”, luego insistió en que los ingresos de Pemex se pueden recuperar con la reforma “como es previsible que se logre”, con lo que captaría un promedio de 150 mil millones de pesos anuales adicionales a partir de la próxima década.
Tras enlistar el contenido y ventajas de su iniciativa de reforma, que darían mayor presupuesto al sector social y educativo, además de “garantizar enterrar el problema de la pobreza extrema”, insistió en que se requiere “del esfuerzo, la aportación y el liderazgo de todos para impulsar la transformación del país, para impulsar la toma de decisiones, para hacer fuerza, precisamente, y darle a México el rumbo que está demandando”.
Acompañado por el jefe de la Oficina de la Presidencia, Gerardo Ruiz Mateos, y del secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, el mandatario reiteró que su gobierno no hace “cálculos meramente de corto plazo o de coyuntura” al refrendar que “mal que bien” su administración “la pudiera librar de aquí al 2012” sin reforma energética.
Reiteró que en caso de que cayeran los precios del petróleo tendría que recortar algunos programas, pero se mantendría “en esencia el rumbo” de su gobierno, que asume los riesgos, los costos y las decisiones, “aunque tenga que esperarse tiempo para ver los resultados”.
Al participar en los 50 años del Club de Industriales, el jefe del Ejecutivo federal recordó que al inicio de su administración recordaba los tres posibles escenarios de México: el inercial, el básico y el sobresaliente.
Sobre el inercial y el básico dijo que quedaron atrás con la aprobación de las reformas fiscal, de justicia y al régimen de pensiones del ISSSTE, iniciativas aprobadas que no se presentaron en más de una década y que resuelven el problema de las finanzas en el mediano plazo.
Destacó las reformas aprobadas a la ley electoral que se concretaron a pesar del contexto “de polarización vivido apenas unos meses antes a raíz de la elección de 2006 y de la negativa de reconocer la decisión democrática de los ciudadanos.
El tercer escenario, el sobresaliente, es el que convoca a la aprobación de la reforma energética, de la que reiteró la creación de los bonos ciudadanos, un instrumento de ahorro muy eficiente para la gente.
Con ello, Pemex contará con un mecanismo de financiamiento “sustancial” como lo señalan las experiencias mundiales.
Sin embargo, ante el sector empresarial que congrega el Club de Industriales, el mandatario dijo contar “con la responsabilidad de quienes tienen en sus manos mayores decisiones que otros mexicanos”, luego insistió en que los ingresos de Pemex se pueden recuperar con la reforma “como es previsible que se logre”, con lo que captaría un promedio de 150 mil millones de pesos anuales adicionales a partir de la próxima década.
Tras enlistar el contenido y ventajas de su iniciativa de reforma, que darían mayor presupuesto al sector social y educativo, además de “garantizar enterrar el problema de la pobreza extrema”, insistió en que se requiere “del esfuerzo, la aportación y el liderazgo de todos para impulsar la transformación del país, para impulsar la toma de decisiones, para hacer fuerza, precisamente, y darle a México el rumbo que está demandando”.
Acompañado por el jefe de la Oficina de la Presidencia, Gerardo Ruiz Mateos, y del secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, el mandatario reiteró que su gobierno no hace “cálculos meramente de corto plazo o de coyuntura” al refrendar que “mal que bien” su administración “la pudiera librar de aquí al 2012” sin reforma energética.
Reiteró que en caso de que cayeran los precios del petróleo tendría que recortar algunos programas, pero se mantendría “en esencia el rumbo” de su gobierno, que asume los riesgos, los costos y las decisiones, “aunque tenga que esperarse tiempo para ver los resultados”.
Al participar en los 50 años del Club de Industriales, el jefe del Ejecutivo federal recordó que al inicio de su administración recordaba los tres posibles escenarios de México: el inercial, el básico y el sobresaliente.
Sobre el inercial y el básico dijo que quedaron atrás con la aprobación de las reformas fiscal, de justicia y al régimen de pensiones del ISSSTE, iniciativas aprobadas que no se presentaron en más de una década y que resuelven el problema de las finanzas en el mediano plazo.
Destacó las reformas aprobadas a la ley electoral que se concretaron a pesar del contexto “de polarización vivido apenas unos meses antes a raíz de la elección de 2006 y de la negativa de reconocer la decisión democrática de los ciudadanos.
El tercer escenario, el sobresaliente, es el que convoca a la aprobación de la reforma energética, de la que reiteró la creación de los bonos ciudadanos, un instrumento de ahorro muy eficiente para la gente.
Con ello, Pemex contará con un mecanismo de financiamiento “sustancial” como lo señalan las experiencias mundiales.
Nota de Elba Mónica Bravo, Milenio, 11 de abril.
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