“Dejen a Pemex gastar sus recursos”: Manuel Aguilera Gómez

Presidente de la Academia Mexicana de Economía Política
Manuel Aguilera Gómez es presidente de la Academia Mexicana de Economía Política. Oriundo de Orizaba, Veracruz, es licenciado en economía. Se ha desempeñado como presidente del Colegio Nacional de Economistas, director de la Facultad de Economía de San Luis Potosí, investigador del Centro de Estudios Monetarios para Latinoamérica, y director del ISSSTE. También fue senador, diputado federal, asambleísta y jefe del Departamento del Distrito Federal. Es miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, del cual fue presidente en el comité directivo del DF en dos ocasiones.

“La reforma nos la quisieron pasar como una bola de humo”
Es sumamente crítico en torno a la iniciativa de reforma energética, de la cual dice en tono beisbolero: "Nos la quisieron pasar como una bola de humo, sobre todo en la parte concerniente a las reformas a la Ley Reglamentaria del Artículo 27 constitucional". Recuerda esa ley, al referir: la labor de extracción, de transformación, de refinación, de transportación es facultad de un organismo público que se llama Pemex. Advierte que uno de los puntos negativos de la iniciativa es el relativo a los bonos, que se concentrarán —comenta— en unas cuantas manos, particularmente, en las Afores.

¿Por qué no le damos a Pemex los recursos que la Cámara de Diputados le asigna?, que se los respete la Secretaría de Hacienda, que no se los escatime. Así empieza la conversación con Manuel Aguilera Gómez en torno a la iniciativa de reforma energética.
"Recursos tiene Pemex, si antes los tenía, ahora con un petróleo a casi cien dólares el barril entonces con más razón", cuenta en entrevista con Crónica.
—¿Una reforma fiscal para Pemex?
—Eso es lo que quieren hacer, pero después de que les aprueben esta para darle entonces una rentabilidad asegurada a las empresas que se involucren en las inversiones en Pemex.
Enumera las ganancias que significa la paraestatal al gobierno federal. "Se reparte a los estados, a los municipios, en los fideicomisos y en los fondos de prerreserva que tiene el gobierno federal. "Todo eso se traduce en menores recursos, pero insisto, incluyendo los derechos tan altos que tiene que pagar Pemex al gobierno federal todavía le quedarían recursos pero no se los permiten gastar".
Esto, aduce, tiene una razón: Pemex se ha vuelto, no solamente la principal fuente de ingresos, sino la seguridad que le pueden dar las autoridades hacendarias al Fondo Monetario Internacional de que no vamos a exceder el monto de nuestro déficit interno".
"El superávit de Pemex es el garante del superávit del presupuesto federal", opina.
—¿Es la gallina de los huevos de oro?
—Absolutamente.
—¿Es catastrófica la versión que maneja el gobierno en torno al presente y futuro de la paraestatal?
—Creo que es catastrófica y mentirosa porque ilustra una catástrofe que está en manos del gobierno evitarla.
—¿Cómo?
—Que se olviden de esta reforma.
—¿De plano?
—Que le den a Pemex los recursos, insisto, que la Cámara de Diputados le asigna y que se los dejen gastar.
—¿Y que dejen de repartir el monto de los excedentes entre los distintos gobiernos?
—Incluso puede seguir repartiendo, hay para eso y para más, hay el Fondo de Estabilización del Petróleo, que se alimentan con los excedentes del precio del petróleo, ¡pero que le dejen gastar a la empresa lo que tiene derecho por mandato del Congreso!
—¿Suponiendo que la iniciativa pase, cómo nos irá?
—Es una suposición, creo, una apuesta, arriesgada.
—¿No pasará?
—Nada más le digo que es una apuesta arriesgada. Pero le habríamos echo un gran campo de negocios para los particulares, particulares que además no son los mexicanos, son los extranjeros.
—¿Eso vulneraría el régimen de propiedad estatal del petróleo?
—Absolutamente, lo anularía completamente. En esto no hay magia.
—¿Qué propone?
—Yo no puedo hablar a nombre de la sociedad, puedo hacerlo a nombre propio, y definitivamente no estoy de acuerdo con esa reforma; mire, hace muchos años yo era presidente del Colegio, e iniciamos una gesta en contra del GATT, ojalá el gobierno tenga el talento y la sensibilidad necesaria para evitar, no que nosotros los economistas que ya somos más viejos que antes vayamos a hacer una cosa de esta naturaleza, pero hay otras fuerzas políticas y otros foros académicos que van y pueden agarrar esto como bandera.
—¿No es conveniente que participe la iniciativa privada entonces?
—Si puede, puede hacerlo como contratista.
—¿Pero se le están abriendo las puertas entonces?
—Se le está abriendo la puerta a un terreno que desde 1959 para ser preciso, en términos constitucional le estaba vedado, estaba reservado al gobierno federal.
—¿Pero sí ha bajado la producción de crudo?
—¡Claro!, ha bajado porque no han querido seguir haciendo los trabajos de exploración que tiene varias fases, y una de ellas es decir: aquí hay petróleo y segundo, meter un tubo y decir "sí, aquí hay petróleo". Esta última fase es la que no han querido hacer. Se han venido acostando, recostando fundamentalmente en el petróleo que está en las costas de Campeche, ¡pero bueno!, el petróleo no está en las aguas profundas, esa es una suposición.
—¿Dónde está?
—Lo que es casi una garantía es que está en la plataforma continental y en las aguas someras. ¿por qué no queremos explotarlas ahí?, ¿ por qué no queremos explorarlas?, ¿por qué?, porque quieren que alguien lo venga a hacer. Mire, la explotación petrolera en el mundo ya viene de regreso en el sentido de que la mayor parte, estoy hablando casi del 81 por ciento del petróleo extraído en el mundo, lo hacen las compañías oficiales, no las privadas, y nosotros vamos en contracorriente de eso.
Y segundo, las compañías que se van a las exploraciones profundas no son las petroleras sino las especializadas en este tipo de ingeniería, y se les paga por ese servicio, no con asociaciones.
—¿Debería existir un mercado secundario de modo que los adquirientes puedan enajenar los bonos ciudadanos por ejemplo?
—Creo que sí va a crear tarde o temprano un mercado secundario, pero ese mercado que es típicamente especulativo a lo mejor si el gobierno comete el error de lanzarlos, tarde o temprano, mediante un mercado secundario empieza a recogerlos a precio castigado.
—¿El meollo de lo que pasa con Pemex cuál es entonces?
—El meollo es que hay dinero para hacer exploración, hay dinero para hacer explotación, pero no hay voluntad política por parte de las autoridades más altas del país para dejar que Pemex realice sus trabajos de exploración, de explotación, que no haga inversiones, ese es el fondo de todo este asunto porque hay un afán cuya explicación no alcanzo a entender de dejar que el sector privado y esto quiere decir, los empresarios extranjeros, se dediquen a las actividades que tiene reservada el Estado mexicano.

Entrevista de Olivier Pavón, Crónica, 23 de abril.


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