“El movimiento soy yo”, dicta López Obrador

“El movimiento soy yo…”, espetó Andrés Manuel López Obrador a los coordinadores del Frente Amplio Progresista (FAP) en medio de la discusión verbal que sostuvo con Carlos Navarrete en días pasados, donde se abordó la necesidad de levantar o no la toma de la tribuna en las cámaras del Congreso de la Unión.
El tabasqueño dejó en claro a sus interlocutores de Convergencia, PT y PRD que el movimiento de lucha contra la supuesta privatización de Pemex, se desencadenó gracias a él.
“Este movimiento lo desencadené yo y los diputados y senadores deben estar atentos a lo que el movimiento resuelva…”, estableció en tono molesto.
Con el rostro desencajado y molesto, Navarrete increpó al tabasqueño.
—¡A ver, para que nos quede bien claro Andrés Manuel! ¿Entonces el movimiento eres tú?
—¡Sí, soy yo..! —recalcó.
Ese día, la molestia de López Obrador era evidente por la firma de Graco Ramírez, en su calidad de secretario de la Comisión de Energía del Senado, al anteproyecto para definir el tiempo y el formato del debate para la reforma energética.
El documento en cuestión que había negociado Graco por instrucciones de Navarrete, contenía los términos de las instrucciones que había girado el propio López Obrador, donde se flexibilizaba el lapso de los debates hasta 80 días, y se eliminaba la condición de que no se realizara un periodo extraordinario.
Pero al autollamado “presidente legítimo”, le indignó y molestó que fuera Graco Ramírez el que suscribiera el acuerdo.
“Ahora resulta que Graco es más importante que yo”, reclamó un eufórico López Obrador.
Ayer, López Obrador se quejó ante los coordinadores del FAP de espionaje del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, por la grabación que se filtró a los medios de comunicación donde se revela la discusión que sostuvo con Navarrete.
De poco valió que el coordinador de los diputados de Convergencia, Alejandro Chanona, tratara de explicarle que había presencia de reporteros ese día a las afueras de sus oficinas ubicadas en la calle de San Luis Potosí, en la colonia Roma.
“Fue el CISEN…”, acusaba López Obrador.

EMERGEN DIFERENCIAS.
Las diferencias al interior del FAP entre los aliados son cada vez más fuertes, sobre todo entre Convergencia y el ala de Nueva Izquierda (chuchos), que conforme pasa el tiempo se hace más patente.
El dirigente nacional de Convergencia, Luis Maldonado, fue contundente, y sin mencionar nombres, pero con clara alusión a las reticencias que han manifestado los chuchos sobre la estrategia radical de López Obrador para la defensa de la privatización de Pemex, censuró “las posiciones ambiguas” en la defensa del petróleo que encabeza el FAP.
“Cuando el interés de México peligra, cuando las amenazas para socavar nuestra soberanía despliegan sus redes de poder y dominación, no es válido invocar posiciones ambiguas o aptitudes evasivas. Por encima de la rentabilidad electoral de las futuras elecciones, está el porvenir de todos los mexicanos y la defensa irrestricta de la nación”, fustigó ante el Consejo Político de Convergencia a la que concurrió López Obrador.
De hecho, Maldonado anunció que su partido elaborará una iniciativa alterna en materia energética, para “enriquecer” el debate que se realizará en ese sentido en los espacios del Congreso de la Unión.
Para ello realizarán consultas con sectores especializados, universidades, centros de investigación y colegios para poder contribuir con argumentos técnicos y científicos que enriquezcan la reforma energética puesta a debate.
Nota de Alejandro Páez, Crónica, 25 de abril.

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