Ensaya Cuba con consumo

LA HABANA.- "Todavía me estoy estudiando el manual de uso, pero sólo de verlo ahí ya lo disfruto", dice a REFORMA la peluquera Ileana Gómez, contemplando el DVD recién comprado que preside la mesa de su comedor sobre un inefable tapete de encaje plástico. Ileana, quien trabaja a domicilio y por su cuenta, admite a regañadientes que se gana la vida "rebién".

"Todo legal. Yo pago mi licencia y trabajo duro los siete días de la semana", precisa.

Como Ileana, en Cuba existe un sector que dispone de pesos convertibles o cucs: la divisa local con un valor interno 10 centavos superior al dólar y 24 veces más fuerte que el peso cubano.

En ese grupo, heterogéneo y más amplio de lo que parece a simple vista, están quienes integran el extendido mercado negro, pero también los que trabajan por su cuenta o alquilan habitaciones a los turistas; los que reciben propinas o gratificaciones salariales en cucs; los campesinos privados que venden sus excedentes según la oferta y la demanda; los artistas cotizados en el mercado internacional.

Además del 60 por ciento de la población beneficiaria de los mil millones de dólares anuales que ingresan en la Isla por concepto de remesas. Expertos consultados estiman que entre un 75 y un 80 por ciento de los cubanos obtienen con regularidad cientos o miles de cucs al año.

La doble moneda -uno de los problemas complejos que debe eliminar el sistema- divide a los cubanos en dos clases: los que tienen acceso a la divisa interna y los que apenas la ven pasar.

Entre los más desfavorecidos por la dualidad se encuentran los jubilados, pero también un sector de profesionales y funcionarios que vive de su sueldo en moneda nacional y se las ve negras para llegar a fin de mes. Para ellos poco y nada significa el nuevo acceso a bienes y servicios que les resultan inalcanzables y evidencian unas diferencias sociales que a partir de ahora serán más notorias.

Desde que en 1993 el país se abrió al dólar y al turismo internacional para sobrevivir a la crisis económica, en la Isla se ha ido construyendo una surreal pirámide invertida por la cual un maletero gana en propinas el triple que un cirujano. Algo que el ex Presidente, Fidel Castro, en su afán igualitarista, quiso evitar a toda costa, sin ningún éxito.

Empleados de los centros comerciales donde se han vendido los artículos liberados la semana pasada en La Habana dijeron a REFORMA que en ese periodo triplicaron las ventas con un sustancioso incremento de divisa, al contado, para las arcas estatales.

"Aquí hay dinero y ganas de disfrutarlo", aseguró un empleado de Galerías Paseo. Incluso los que menos ganan celebran las nuevas posibilidades.

"Hoy no puedo, pero las cosas están cambiando; y si lo hacen bien pueden reorganizan la economía; reevaluar sin premura el peso; abrir nuevas vías a la pequeña iniciativa privada. Yo sí tengo expectativas con Raúl", consideró la economista de 32 años, que completa su salario preparando caterings para fiestas privadas que cobra en cucs.



Saboreando las novedades


Los miembros de una pareja entrada en los 40 se convirtieron en los primeros cubanos en alojarse en un hotel de cinco estrellas capitalino, horas después de conocer que ya les estaba permitido.

"Estuvieron tres días en una suite y pagaron unos 250 cucs diarios, la tarifa máxima", manifestó ayer a REFORMA un directivo que evitó dar más datos.

"Hay que tomarlo con naturalidad. Esto sólo acaba de empezar y todavía quedan muchas cuestiones por precisar. Aún no sabemos si podrán contratar paquetes turísticos que son más baratos", añadió.

El impacto es mayor en instalaciones de menos lujo. "Los hoteles de Playas del Este ya han cerrado reservas para los meses de verano", reveló otra fuente del sector.

"Lo que parece que no se va a liberar es el acceso de los cubanos a las marinas o la práctica de deportes náuticos. De momento, los únicos que pueden salir al mar son los que tienen licencia de pesca", agregó en funcionario.

A partir del lunes 14 de abril, los isleños podrán adquirir teléfonos celulares y abrir líneas personales con tarjetas de prepago.

"Afuera estos cambios pueden parecer una nimiedad, pero para ningún cubano de mi generación lo son. Lo que está haciendo Raúl da esperanza incluso a jóvenes como yo, que hace rato no creemos en nada", opinó una universitaria de 21 años.



Avalan intelectuales a Raúl


La semana pasada se celebró en La Habana el Séptimo Congreso de escritores y artistas cubanos. La flor y nata de la intelectualidad nacional estuvo representada por 401 delegados, cuyas intervenciones reflejaron apoyo al Presidente Raúl Castro y su programa de reformas.

"Todos estamos esperanzados", aseguró en el evento el diputado e historiador de La Habana, Eusebio Leal. "El país asume que lo que hasta ayer no fue conveniente o prudente hoy es necesario", añadió Leal.

El historiador abordó uno de los temas más peliagudos para los cubanos: los miles de jóvenes que se han ido de la isla. "Yo no me avergüenzo de los que están fuera, porque mis hijos están fuera", dijo Leal.

Sin traicionar su estilo discreto y concienzudo, buscando el consenso, y apoyado en su hermano y consejero Fidel, el Mandatario Raúl Castro se ha ganado a la opinión pública eliminando algunas de las prohibiciones que más fastidiaban.

Pero también ha pegado -con sordina- el pistoletazo de salida hacia las reformas estructurales que requiere un socialismo sostenible.

Queda mucho por andar. Falta revisar las leyes migratorias, que imponen un permiso para salir del país. También es un deseo extendido la posibilidad de comprar y vender una casa o un auto.

Pero los cubanos ahora esperan con otra actitud. Corre por la Isla una refrescante alegría, una especie de libertad psicológica que disfrutan incluso los "no creyentes".
Nota de Yolanda Martínez, corresponsal, Reforma, 7 de abril.

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