Marinos admiten corretiza a migrantes

LAS PALMAS, Oax.— Seis oficiales de Marina, incluido el cabo Raúl Trinidad Hernández, quien aparece en fotografías publicadas por EL UNIVERSAL golpeando a un indocumentado, admitieron ante sus superiores haber perseguido a migrantes centroamericanos por las calles de esta comunidad el 31 de marzo, aunque negaron la agresión física.

Los oficiales, con grados de cabo a segundo maestre, enfrentan una investigación interna que encabeza el almirante Ramón Morales Gutiérrez, inspector y contralor general de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar), y que podría concluir con su baja de la dependencia, si se prueban en ésta los abusos denunciados.

La agresión, que motivó la intervención de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y la decisión de Semar y el Instituto Nacional de Migración (INM) de iniciar una investigación interna, ocurrió durante el operativo conjunto realizado por éstas el pasado 31 de marzo. Morales Gutiérrez visitó ayer la comunidad para entrevistar a testigos de la agresión.

Asistieron varios de los oficiales de la Semar que intervinieron en el operativo, entre ellos Raúl Trinidad, quienes inicialmente aseguraron haberse apegado al procedimiento y negaron haber ingresado al pueblo para sacar a los indocumentados.

“Ese elemento que venía en el tren, saltó y agarró piedras, se me vino encima, me insultó y dijo que me iba a matar, yo traté de amagarlo, pero nunca le pegué, luego se echó a correr y yo volví a tratar de amagarlo”, refirió Trinidad.

Usualmente, explicaron, el personal de Marina espera a que los agentes del INM detengan el tren y forman dos líneas a ambos lados de la vía, la primera con elementos equipados sólo con toletes y la segunda con el personal armado, sólo para seguridad.

“Tenemos prohibido tocar a los migrantes. Los que quedan entre las dos líneas son formados en grupos de 10 o 20, y se les invita a subir a los camiones de Migración”, explicó el capitán José Martín Paniagua Hipólito, comandante del 28 Batallón de Infantería de Marina.

Esta versión se derrumbó cuando el director general de la Quinta Visitaduría de la CNDH, Armando Torres Sasia, mostró las fotografías en las que aparece el personal de Marina, armado y con toletes, persiguiendo a los indocumentados más allá de las vías del tren, lo que confirmaron residentes del poblado.

Los testigos directos de la agresión parecieron esfumarse ante la recia presencia del contralor y de los mandos de la Semar, quienes los habían entrevistado el día anterior y les cuestionaban sobre la participación de los marinos en la golpiza.

Aunque todos los vecinos coincidieron en que los marinos incursionaron en el pueblo y persiguieron a los indocumentados con armas y toletes, la mayoría no admitió haberlos visto golpear a los migrantes, salvo Abel Santos.

“Cuando los vi correr fui a ver a mis animales. Vi que dos (marinos) iban persiguiendo a un migrante, uno de ellos lo golpeó en la espalda con una como macana y se retorció de dolor; luego le quitaron los zapatos y lo obligaron a caminar descalzo para ir con los demás”, relató.

Sobre la explicación del cabo Trinidad, el capitán Paniagua dijo que no debió responder a la supuesta agresión, y que el reglamento obliga al personal a mantener el tolete abajo y levantarlo únicamente para repeler una agresión, no para golpear.

Confió en que la decisión de los oficiales de confesar de manera espontánea su falta influya en la determinación de los superiores y la sanción no sea tan grave.
Nota de María de la Luz González, El Universal, 9 de abril.

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