Ni Xicoténcatl ni Donceles; prefieren la Torre del Caballito

Ni la genial idea de introducir a los senadores a través de un estacionamiento que conecta dos calles del corazón del Centro Histórico para evitar a las brigadistas permitió que la sesión ordinaria se llevara a cabo en Donceles 14.

La Torre del Caballito estaba predestinada a ser la sede alterna de la sesión del día.

La vieja casona de Xicoténcatl y sus alrededores estaban sitiados. Afuera los manifestantes; adentro, policías locales y federales formaban vallas. "Una línea de pared a pared. Que no haya huecos", era la instrucción dada a las denominadas "adelitas" para evitar un repliegue policiaco. Y se sentaron en el piso en República de Cuba, casi esquina con Callejón del 57.

Aproximadamente una hora antes de la cita para la sesión ordinaria, a las 12:37 de la tarde, ingresó una primera caravana de camionetas a un estacionamiento por Belisario Domínguez -conectada con República de Cuba y libre de integrantes del Movimiento para la Defensa del Petróleo. Senadores de Acción Nacional iban a bordo.

A este convoy prosiguieron más y más. Las camionetas iban y venían con legisladores albiazules para su ingreso al edificio de Donceles. Fue a la 1:17 de la tarde cuando estas mismas unidades entraron sin pasajeros. La especulación inició. ¿Y los priístas? Era la pregunta.

Media hora después -y luego de la presentación de la propuesta de Santiago Creel sobre el debate energético- los mismos panistas que habían entrado al recinto alterno salieron, algunos, incluso, enojados y desconcertados.

Se habló de que no había quórum. También que ni siquiera se pasó lista de asistencia. Lo único cierto fue que más tarde, a las 2:30, ya estaban panistas, priístas y pevemista iniciando una sesión en el Caballito.
Nota de Mauricio Rubí y Juan José Reyes, El Economista, 18 de abril.

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