ONG: ley proaborto maduró a sociedad

A un año de la legalización del aborto en el Distrito Federal, la sociedad no ha logrado poner fin a los estigmas que trae consigo la interrupción de un embarazo; las opiniones sobre este tema continúan divididas.

Para María Luisa Sánchez Fuentes, directora del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), esta situación es el mayor logro de la aprobación de las reformas a la Ley de Salud y al Código Penal locales, pues “se ha alcanzado un grado de madurez que se refleja en la convivencia respetuosa entre la diversidad de posiciones”.

Más allá de las cifras, lo que debe celebrarse es el “reconocimiento a la libertad de decidir” y la reducción de los daños que se generaban anteriormente con estas prácticas, ya que “con el solo hecho de ser legal, se da mayor seguridad a la mujer” y con la normatividad se redujo de 6 a 0.4% la mortalidad de mujeres durante el aborto.

Hasta el 31 de marzo de este año, la Secretaría de Salud capitalina contabilizó 7 mil 194 interrupciones de embarazo, de las cuales 975 eran habitantes del estado de México y 130 de otras entidades.

De acuerdo con un estudio realizado por esta dependencia, de 5 mil abortos, la edad promedio de las mujeres era de 25 años con ocho semanas de gestación, además, 85% reconoció ser católica; 88% soltera, y 94% estudiante y sólo 6% menor de edad.

Sin embargo, María del Carmen Aguilar, vicepresidenta del Instituto para la Rehabilitación de la Familia AC, consideró que la existencia de una despenalización del aborto y la presión social, es lo que obliga a las mujeres a interrumpir el embarazo.

Frases como: “¿Vas a ser madre sin tener una pareja? ¿O estás muy joven? ¿Cómo, si estás apunto de terminar la carrera?”, son escuchadas por quienes sufren del síndrome post aborto.

Este padecimiento se presenta como depresión, intento de suicidio o desarrollo de adicciones al alcohol y las drogas, y puede presentarse a corto o largo plazo.

Aunque depende del estado emocional de la persona, “cuando alguien llega a pedir ayuda, lo hace porque no había desahogado su dolor, porque abortar no es él tema de una plática de café”.

Aguilar dijo que 90% de mujeres que abortan presentan tendencias suicidas y 60% se vuelven adictas. Esto se debe a que “es parte de la naturaleza humana vivir el duelo de una pérdida”.

Aunque Sánchez Fuentes señaló que este tipo de argumentos “se han ido desbaratando”, porque de ser así, el incremento de personas que se quitan la vida sería evidente, sobretodo en las mujeres con las características identificadas de las que acuden a abortar.

Lo cierto es que la ley continúa siendo objeto de controversia. Ahora se encuentra en estudio en la Suprema Corte de Justicia de la Nación debido a su posible inconstitucionalidad.

Mientras tanto, el compromiso del gobierno capitalino de impulsar programas de prevención comienzan a aparecer.
Nota de Edith Martínez, El Universal, 17 de abril.

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