Las tres nuevas refinerías, cuya construcción quedaría en manos de la iniciativa privada en los próximos nueve años, tendrían viabilidad sólo si se aprueba la reforma energética.
La secretaria de Energía, Georgina Kessel, dijo que con los cambios que contienen las iniciativas enviadas por el Ejecutivo al Senado, Pemex podría elevar la producción para garantizar el suministro de crudo que refieren esos tres complejos (500 mil barriles diarios a partir de 2015).
La parte de refinación que se considera en la iniciativa, contratando con terceros el procesamiento de crudo, significa la posibilidad no sólo de mantener la producción que tenemos actualmente sino de incrementarla si fuera necesario, añadió.
“La idea es que podamos generar en nuestro propio país empleos, inversión e impuestos y no dejarlos en el exterior, como ocurre con la refinería de Deer Park, en Texas, donde Pemex es socia con Shell a 50%”.
Kessel Martínez enfatizó que si la reforma es aprobada en el Senado “tendríamos los elementos para producir en México la gasolina que demanda el mercado con crudo mexicano”.
Sin embargo, Víctor Rodríguez Padilla, analista del sector energético, consideró que existen pocas probabilidades de que Pemex pueda brindarles el abasto suficiente de crudo en los tiempos previstos que se tienen para el arranque de esas refinerías, “sobre todo cuando el propio gobierno federal ha dicho que la primer producción importante de crudo con la explotación de las cuatro áreas petroleras en las que se deberá trabajar podría llegar hasta 2021”.
Se calcula que para 2018 la baja en la producción de las cuencas habrá de alcanzar un millón 500 mil barriles por día; y, para 2021 la caída de la producción habrá llegado a un millón 800 mil barriles.
George Baker, analista de la firma Energia.com, explicó que, salvo que México recurra a las importaciones de crudo para abastecer a las nuevas refinerías, no hay posibilidad física real de tener en México el crudo suficiente para que estos complejos puedan operar. Actualmente, ninguna de las seis refinerías estatales opera a plena capacidad: Cadereyta lo hace a 84%; Madero a 74%; Minatitlán a 94%; Salamanca a 82%; Salina Cruz a 89%; y Tula, a 82%.
La secretaria de Energía, Georgina Kessel, dijo que con los cambios que contienen las iniciativas enviadas por el Ejecutivo al Senado, Pemex podría elevar la producción para garantizar el suministro de crudo que refieren esos tres complejos (500 mil barriles diarios a partir de 2015).
La parte de refinación que se considera en la iniciativa, contratando con terceros el procesamiento de crudo, significa la posibilidad no sólo de mantener la producción que tenemos actualmente sino de incrementarla si fuera necesario, añadió.
“La idea es que podamos generar en nuestro propio país empleos, inversión e impuestos y no dejarlos en el exterior, como ocurre con la refinería de Deer Park, en Texas, donde Pemex es socia con Shell a 50%”.
Kessel Martínez enfatizó que si la reforma es aprobada en el Senado “tendríamos los elementos para producir en México la gasolina que demanda el mercado con crudo mexicano”.
Sin embargo, Víctor Rodríguez Padilla, analista del sector energético, consideró que existen pocas probabilidades de que Pemex pueda brindarles el abasto suficiente de crudo en los tiempos previstos que se tienen para el arranque de esas refinerías, “sobre todo cuando el propio gobierno federal ha dicho que la primer producción importante de crudo con la explotación de las cuatro áreas petroleras en las que se deberá trabajar podría llegar hasta 2021”.
Se calcula que para 2018 la baja en la producción de las cuencas habrá de alcanzar un millón 500 mil barriles por día; y, para 2021 la caída de la producción habrá llegado a un millón 800 mil barriles.
George Baker, analista de la firma Energia.com, explicó que, salvo que México recurra a las importaciones de crudo para abastecer a las nuevas refinerías, no hay posibilidad física real de tener en México el crudo suficiente para que estos complejos puedan operar. Actualmente, ninguna de las seis refinerías estatales opera a plena capacidad: Cadereyta lo hace a 84%; Madero a 74%; Minatitlán a 94%; Salamanca a 82%; Salina Cruz a 89%; y Tula, a 82%.
Nota de Noé Cruz Serrano, El Universal, 15 de abril.
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