Crece paso de ilegales por falta de vigilancia

CANDELARIA, Camp.— El constante y creciente flujo de ilegales centroamericanos por este municipio del sur de Campeche, se ha convertido en un negocio millonario para las bandas de traficantes, debido a la falta de vigilancia a lo largo de cientos de kilómetros de frontera entre México y Guatemala. A la fecha, Candelaria es el segundo paso de migrantes indocumentado después de Chiapas, en la frontera sur del país.

Sin embargo, el Instituto Nacional de Migración (INM) se niega a intervenir en la región, lo que es aprovechado por los polleros, que sin ningún problema cruzan la línea fronteriza para llevar a cientos de ilegales hasta Candelaria, 40 kilómetros al norte de Guatemala.

En Candelaria, los indocumentados se las ingenian para abordar el tren carguero que cruza el sureste del país hacia el norte, para acercarse al sueño americano.

—¿En cuánto tiempo calculas llegar a Estados Unidos?

—En 15 días, a lo mucho, cruzo la frontera. Ya dentro de Estados Unidos, es otro rollo. Quiero dólares, quiero ir a conocer, aunque me cueste la vida, responde el joven nicaragüense Miguel Cañas.

Sin presencia de agentes del INM, en el municipio de Candelaria sólo cada 15 días se realizan operativos para detectar la migración ilegal de guatemaltecos, hondureños y salvadoreños.

Se trata de un flujo incesante de centroamericanos, que principalmente se puede ver en la estación ferroviaria y en las terminales de autobuses, según informó la Dirección de Seguridad Pública, Vialidad y Transporte Municipal.

También, cada 15 días la delegación del INM ubicada en el municipio de Escárcega, aledaño a Candelaria, solicita el apoyo de esa dirección para efectuar operativos contra los indocumentados que llegan como oleadas humanas.

Sin embargo, en el intervalo de esos operativos, la ausencia de inspectores del INM facilita la tarea de las bandas de polleros que cruzan por el departamento norteño de Guatemala, El Petén, con su carga humana.

Por esta ruta llegan con los indocumentados para abordar sin mayores problemas los autobuses que van hacia el centro del país, pero también arriba una gran cantidad de los llamados sin papeles, que con menos recursos tratan de abordar el tren carguero hacia el norte.

Nota de Francisco Ynurreta, El Universal, 10 de mayo.