Los bonos ciudadanos propuestos por el Ejecutivo en su iniciativa de Reforma Petrolera para financiar a Pemex, saldrían caros al Gobierno.
Un funcionario de Hacienda, quien pidió el anonimato, dijo que esos documentos representarán costos de operación que podrían eliminar sus beneficios, e implicarían un costo tanto para Pemex, como para Hacienda, responsable de su eventual administración.
Si gana, Pemex compartirá ganancias; si pierde, de cualquier modo pagará un premio a quien tenga bonos; además, el Gobierno tendrá que pagar el costo de distribución masiva de los mismos.
"Le costará mucho a la paraestatal porque si a la empresa le va muy bien y tiene un buen desempeño, lo tendrá que compartir con todos los que compraron bono petrolero", advirtió la fuente.
Los costos más preocupantes, agregó, son las comisiones que cobren los intermediarios, como uniones de crédito, bancos y hasta tiendas de autoservicio, según Hacienda.
"Estaríamos estableciendo una campaña de distribución masiva de estos títulos", dijo el Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, en una reciente entrevista radiofónica.
"Hay algunas experiencias en otros países en donde títulos similares se han colocado desde tiendas de autoservicio hasta en oficinas de correo, obviamente instituciones bancarias. En México, en nuestro caso, estaríamos haciendo exactamente lo mismo", detalló Carstens el 9 de abril pasado.
Hacienda estimó que, de aprobarse, la mayoría de los mexicanos no adquirirá más de 10 bonos, por lo que la entrega de cualquier beneficio tan pulverizado sería onerosa.
Y el único beneficio para Pemex, dijo, será el que su desempeño estará sujeto a la presión de la ciudadanía.
Alfredo Thorné, economista senior para América Latina de JP MorganChase, explicó que hasta el momento no hay previsiones para controlar los intercambios de bonos petroleros que haga el mercado secundario.
Ello significa que los bonos estarían, por principio, en posesión de quien los compre; pero posteriormente el comprador podría revenderlo a un concentrador de estos documentos.
Un funcionario de Hacienda, quien pidió el anonimato, dijo que esos documentos representarán costos de operación que podrían eliminar sus beneficios, e implicarían un costo tanto para Pemex, como para Hacienda, responsable de su eventual administración.
Si gana, Pemex compartirá ganancias; si pierde, de cualquier modo pagará un premio a quien tenga bonos; además, el Gobierno tendrá que pagar el costo de distribución masiva de los mismos.
"Le costará mucho a la paraestatal porque si a la empresa le va muy bien y tiene un buen desempeño, lo tendrá que compartir con todos los que compraron bono petrolero", advirtió la fuente.
Los costos más preocupantes, agregó, son las comisiones que cobren los intermediarios, como uniones de crédito, bancos y hasta tiendas de autoservicio, según Hacienda.
"Estaríamos estableciendo una campaña de distribución masiva de estos títulos", dijo el Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, en una reciente entrevista radiofónica.
"Hay algunas experiencias en otros países en donde títulos similares se han colocado desde tiendas de autoservicio hasta en oficinas de correo, obviamente instituciones bancarias. En México, en nuestro caso, estaríamos haciendo exactamente lo mismo", detalló Carstens el 9 de abril pasado.
Hacienda estimó que, de aprobarse, la mayoría de los mexicanos no adquirirá más de 10 bonos, por lo que la entrega de cualquier beneficio tan pulverizado sería onerosa.
Y el único beneficio para Pemex, dijo, será el que su desempeño estará sujeto a la presión de la ciudadanía.
Alfredo Thorné, economista senior para América Latina de JP MorganChase, explicó que hasta el momento no hay previsiones para controlar los intercambios de bonos petroleros que haga el mercado secundario.
Ello significa que los bonos estarían, por principio, en posesión de quien los compre; pero posteriormente el comprador podría revenderlo a un concentrador de estos documentos.
Nota de Dayna Meré, Reforma, 2 de mayo.
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