Galletas Marías, uvas y tarjeteo en la pasarela, no debate

-¿Qué es lo que impide un análisis más amplio? ¿Vergüenza del propio pasado? ¿Amnesia?
El gobernador de Morelos, Marco Antonio Adame, lanza las preguntas y empieza con ello a calentar el debate.
—¿Será que los pasos por las trincheras políticas duran sólo unos años y la vergüenza toda la vida? —vuelve a preguntar Antonio Adame.
Frente a él, el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, acusa de recibido y responde:
—Yo diría, señor gobernador de Morelos, no es su tono habitual, a lo mejor le mandaron por ahí una tarjeta, pero hablando de vergüenzas, es no tener vergüenza el estar proponiendo modificar, dar por tierra, con el artículo 27 constitucional. ¡No tienen vergüenza ustedes!, le dice con énfasis Marcelo.
—Pido respeto, —ataja Marco Antonio.
—Lo mismo exijo, lo mismo exijo.
Es el sexto foro sobre reforma petrolera que se lleva a cabo en el Senado. Debaten entre sí los gobernadores de Morelos, Guanajuato, Tamaulipas, Veracruz y Michoacán, además del jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Antes del inicio, Marcelo Ebrard dialoga con el presidente sustituto del PRD, Guadalupe Acosta.
En su turno lee su ponencia y luego se desentiende un poco. Mientras, el gobernador de Tamaulipas interviene, Marcelo contesta su celular. Tres minutos dura la llamada.
Luego platica muy animosamente con el gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, a quien tiene a su derecha. Hace lo mismo con Fidel Herrera, sentado a su izquierda.
No es el único que se distrae. En el centro de la mesa, el coordinador de los diputados del PRI, Emilio Gamboa platica con el senador panista Santiago Creel y luego, come despreocupadamente uvas verdes, una a una, hasta vaciar su plato.
Marcelo Ebrard despierta cuando viene la andanada de los panistas, quienes mantienen intercambio tarjetero con 13 asesores de Pemex y de la Secretaría de Energía.
En las réplicas, el jefe de Gobierno acusa a los panistas de querer cambiar el 27 constitucional, “por la puerta de atrás”. Y los machaca con su exigencia de consulta nacional.
Entonces, lo recrimina Juan Manuel Oliva, con quien minutos antes estaba muy platicador.
—Marcelo, ni me convenciste ni te creo, hoy vemos tácticas dilatorias, toma de tribunas, referéndum que no esta en la Constitución, —le dice Oliva.
El jefe del Gobierno capitalino lo voltea a ver con una sonrisa nerviosa.
Pasan los minutos y quien le responde a Oliva es el senador del PRD, Pablo Gómez.
—Señor gobernador, lamento mucho su ignorancia, —dice con énfasis el perredista.
Juan Manuel Oliva sonríe y abre tamaños ojos.
—Me llama mucho la atención que el gobernador de Guanajuato diga que se necesitan ocho mil millones de dólares para una refinería, y que no los tenemos, —continúa Pablo Gómez.
Al senador ecologista Arturo Escobar se le ocurre una puntada: “Ya hubo referéndum, fue el 6 de julio del 2006”.
—¡Ah chinga! —brinca en su asiento Pablo Gómez.
Y luego viene el senador panista Gustavo Madero.
—El jefe de Gobierno cuestiona: ¿A dónde se fueron los recursos excedentes? Respetuosamente yo le sugiero que revise su chequera, que revise la chequera del Gobierno del Distrito Federal.
El debate termina a las 14:45, más temprano de lo habitual. Los gobernadores no aceptaron debatir con los legisladores.
En la mesa, Leonel Godoy, de Michoacán, deja una montaña de tarjetas hechas trizas. Fidel Herrera olvida una que decía “no es lo mismo gimnasia que magnesia”. Gamboa deja una con la entrada de su texto para la clausura, escrita a mano.
Marcelo Ebrard sólo deja un plato de plástico con tres galletas marías.
Y ya de salida, Guadalupe Acosta bromea con Leonel Godoy:
—Dicen que fue un debate “álgido” (sic), pero yo les digo que esto no es nada, que si quieren ver algo así, vayan al PRD.
José Contreras, Crónica, 30 de mayo.

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