La reforma energética del Ejecutivo “traiciona claramente la Constitución; es cínica, entreguista, perversa y proyecta la privatización de Pemex”, acusó ayer el líder del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza Flores, quien declaró “la oposición tajante” de “decenas de miles” de sus agremiados a la iniciativa.
“Pemex no es tesoro ni botín”, estableció al exigir el retiro inmediato de la propaganda del gobierno en los medios electrónicos en favor de ese proyecto.
Sostuvo que Petróleos Mexicanos, en efecto, debe cambiar, pero no de manos ni de dueño, sino particularmente en aspectos como “la corrupción y el despilfarro productivo”.
Durante su ponencia en el quinto foro de debate en materia energética el secretario general del SME recordó, entonces, el llamado Pemexgate del sexenio pasado, que llevó al sindicato petrolero a “donar” mil millones de pesos a la campaña presidencial del PRI, encabezada por Francisco Labastida Ochoa, coordinador del encuentro.
“De eso quien sabe más es el senador Francisco Labastida”, lanzó directo Martín Esparza, quien pronunció el discurso más duro, crítico y lleno de adjetivos de los ocho que se presentaron ayer en el Senado de la República.
Invitado al foro por la bancada del PRD, el líder de los trabajadores electricistas del país aseguró que los argumentos del gobierno para proponer su reforma a Pemex “son los mismos que esgrimieron las empresas extranjeras para criticar la expropiación de sus bienes por parte del general Lázaro Cárdenas, en 1938”.
Hace 70 años, igual que ahora —recordó—, se dijo que México no tenía capacidad financiera ni elementos tecnológicos, que sus técnicos, profesionistas, administrativos y obreros llevarían a la quiebra a la industria petrolera y que sólo las trasnacionales podrían salir avante de la extracción, producción, distribución y comercialización del petróleo mexicano.
Desde aquella época, y hoy con mayor razón, ha quedado demostrado que esos argumentos eran falsos y lo siguen siendo porque la capacidad de los trabajadores petroleros mexicanos es ampliamente exhibida y plenamente reconocida, subrayó.
Advirtió que si no se detiene “la voracidad” de quienes llevan las finanzas públicas del país, a los que llamó “insaciables”, pronto habrá “un Fobarpoa energético de fatales consecuencias para México… y de los contratos especiales hacia las empresas de Juan Camilo Mouriño (secretario de Gobernación) de eso mejor ya ni hablamos”, concluyó Martín Esparza.
“Pemex no es tesoro ni botín”, estableció al exigir el retiro inmediato de la propaganda del gobierno en los medios electrónicos en favor de ese proyecto.
Sostuvo que Petróleos Mexicanos, en efecto, debe cambiar, pero no de manos ni de dueño, sino particularmente en aspectos como “la corrupción y el despilfarro productivo”.
Durante su ponencia en el quinto foro de debate en materia energética el secretario general del SME recordó, entonces, el llamado Pemexgate del sexenio pasado, que llevó al sindicato petrolero a “donar” mil millones de pesos a la campaña presidencial del PRI, encabezada por Francisco Labastida Ochoa, coordinador del encuentro.
“De eso quien sabe más es el senador Francisco Labastida”, lanzó directo Martín Esparza, quien pronunció el discurso más duro, crítico y lleno de adjetivos de los ocho que se presentaron ayer en el Senado de la República.
Invitado al foro por la bancada del PRD, el líder de los trabajadores electricistas del país aseguró que los argumentos del gobierno para proponer su reforma a Pemex “son los mismos que esgrimieron las empresas extranjeras para criticar la expropiación de sus bienes por parte del general Lázaro Cárdenas, en 1938”.
Hace 70 años, igual que ahora —recordó—, se dijo que México no tenía capacidad financiera ni elementos tecnológicos, que sus técnicos, profesionistas, administrativos y obreros llevarían a la quiebra a la industria petrolera y que sólo las trasnacionales podrían salir avante de la extracción, producción, distribución y comercialización del petróleo mexicano.
Desde aquella época, y hoy con mayor razón, ha quedado demostrado que esos argumentos eran falsos y lo siguen siendo porque la capacidad de los trabajadores petroleros mexicanos es ampliamente exhibida y plenamente reconocida, subrayó.
Advirtió que si no se detiene “la voracidad” de quienes llevan las finanzas públicas del país, a los que llamó “insaciables”, pronto habrá “un Fobarpoa energético de fatales consecuencias para México… y de los contratos especiales hacia las empresas de Juan Camilo Mouriño (secretario de Gobernación) de eso mejor ya ni hablamos”, concluyó Martín Esparza.
Luciano Franco, Crónica, 28 de mayo.
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