“Se triplicó la migración de niños solos a EU”

Miles de menores de edad solos, acompañados por el pollero o con algún familiar, cruzan sin papeles la frontera de Estados Unidos con el objetivo de encontrarse con sus padres; tan sólo de septiembre de 2007 a marzo de 2008 el DIF nacional registró que 10 mil 628 menores de 12 a 17 años fueron repatriados; 483 de 6 a 11 años y 154 de 0 a 5 años.

En entrevista con MILENIO, la presidenta del Consejo Ciudadano Consultivo del Sistema Nacional DIF, Margarita Zavala, afirmó que el fenómeno crece año con año y más a raíz de la construcción del muro en la frontera norte. Antes de 2003 se habían contabilizado 7 mil menores de edad, pero a partir de ese año la cifra se multiplicó por tres. El año pasado fueron repatriados 35 mil 546 infantes que habían cruzado la frontera solos. Zavala definió el fenómeno como una “reunificación de las familias”, al tornarse difícil la salida y regreso del migrante (padres) del vecino país. Pero es sólo la punta del iceberg. Para la funcionaria es necesario que Estados Unidos tenga “albergues amables” en la frontera, pues en su aventura y ruta los niños son violentados.

¿Niños migrantes no acompañados?
Sí, en los DIF de los estados y municipios fronterizos se tenían acciones bastante aisladas y la idea fue trabajar más en conjunto. Había falta de atención a niños migrantes no acompañados; no era algo que estuviera en el radar de la administración pública, municipal, estatal y federal.

¿No había atención?
Había acciones aisladas, pero no coordinadas. Eso hacia que no se notara el problema de los niños migrantes no acompañados. Por ello se creó una mesa interinstitucional, se inicia una coordinación conjunta en los estados fronterizos. La idea era obtener un sistema de datos más seguro, ser mucho más profesional en el regreso de cada uno de los niños, la entrega a su familia y el seguimiento en sus estados de origen.

¿Cómo surge el problema?
Es una realidad que se recrudece a raíz del muro en la frontera norte, ya que genera una situación de desesperación en la familia que tiene a su cargo a los niños. De repente sabe que le ponen un muro y surge la sensación de que ya no van a poder venir a ver a sus hijos. Es cuando la migración deja de ser circular, cuando existía ésta no había la migración de niños, cuando se endurecen las medidas y no los dejan regresar hay que mandar a los niños. La migración infantil es por la reunificación de las familias.

¿Va en incremento?
Al principio teníamos 7 mil niños, pero en 2006 ya había alrededor de 22 mil niños no acompañados. Cuando los agarran los separan, mandan a la madre por un lado y a los hijos por otro.

¿Es una constante?
Sí, sí lo es. Cuando se les devuelve a México se les mantiene en un módulo. Ahí duermen, hay un sicólogo y tienen modo de hablar con sus familiares. Se les pregunta de dónde vienen. Se hace un trabajo más profesional. Se hace el contacto entre los diferentes DIF fronterizos. Antes eran programas muy solitarios.

¿Son niños que cruzan solos?
A veces cruzan con el pollero, a veces con el tío, papá o hermanos.

¿De dónde parten?
Los puntos de origen son: Michoacán, Estado de México, Chiapas, Guanajuato, Guerrero, Oaxaca, Puebla y Sinaloa. Hay historias donde dividen a los adultos de los menores. A veces el familiar pasa y al niño lo detienen y lo regresan o al familiar lo detuvieron antes y al niño después. Hay muchos delitos alrededor de ello.

¿Cuál es la infraestructura para la atención del problema?
Existen 64 oficiales de protección al menor del Instituto Nacional de Migración y como DIF tenemos 27 albergues de tránsito y módulos, seis de ellos manejados por organizaciones civiles. Estos se ubican en 25 puntos fronterizos, uno en Tapachula, en la frontera sur, y el resto en la norte.

¿Cuál es la labor de los módulos?
El objetivo es dar más confianza al niño, pues de entrada éste trae otro nombre, instrucciones de no decir de dónde viene, ni quién lo trajo. Por eso el recibimiento tiene que ser más amable. Ellos vienen normalmente de una persecución. El regreso a México no debe ser una tragedia más, sino un respiro para ellos. Es difícil tratar con un niño o niña que viene con el trauma.

¿Otros espacios?
Lo ideal sería que del otro lado (Estados Unidos) hubiera módulos parecidos. Ha habido muchos esfuerzos entre los gobiernos locales fronterizos de aquí. Del otro lado a sido un poco más complicado.

¿Esos niños los devuelven a su lugar de origen?
El que cruza y lo detienen inmediatamente lo regresan a México. A nosotros nos gustaría que hubiera allá un albergue que permita a los niños sentarse, hacer los contactos de este lado, algo más amable.

¿Llega a su estado el contacto?
Se busca a la familia a través de los DIF municipales. Se procura hacer el contacto completo: abuela, tíos. Cuando no cruzan se vuelve un drama familiar: “no ha llegado”, “yo ya lo mande”… Normalmente el pollero ya les cobró. Se les avisa que el niño o la niña están bien. El niño va a su lugar de origen acompañado por una trabajadora social.

¿Cuáles son los datos?
De septiembre pasado a marzo se tiene un registro de 10 mil 628 niños de 12 a 17 años repatriados en distintos puntos fronterizos; 483, de 6 a 11 años. Este número es fuerte: niños de seis años repatriados, es un golpe fuerte. Y otros 154 de 0 a 5 años. Por año tenemos una estadística de 22 mil niños que son repatriados. Ese es el promedio.

¿Por qué la preocupación en el tema?
Por la sensibilidad misma que tiene uno del tema migratorio y otro porque tenemos hijos pequeños, es muy fácil que uno pueda ver en un niño la edad de su hijo y de qué le puede pasar. La idea de ir a otro lugar a buscar oportunidades, que no se tienen aquí, me parece natural y humano. Debería haber una comprensión mayor a ese tipo de libertades. Lo ideal es que la migración no fuera una obligación, sino una opción. Cuando la madre está del otro lado y se le cierran las posibilidades de regresar surge la idea “mándamelo como sea, como sea…”. Es un asunto que trasciende al país en ese sentido yo si pediría la cooperación de Estados Unidos en el tema de niños migrantes no acompañados.
Entrevista de Francisco Mejía, Milenio, 9 de mayo.

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