Abortos al margen de la ley

Sin el control de la Secretaría de Salud del Distrito Federal, decenas de clínicas privadas que antes operaban en la clandestinidad, ahora realizan abiertamente cientos de abortos al margen de la ley, a cambio de más de 8 mil pesos, fomentando un lucrativo negocio que por las condiciones de higiene, llevan implícito el riesgo a la salud y hasta la muerte de las mujeres.

Desde que se aprobó la despenalización del aborto antes de las 12 semanas de gestación, algunos médicos ofrecen, a través de internet, sus servicios para interrumpir los embarazos de quienes así lo deseen, mediante el pago de entre 6 mil y 8 mil 500 pesos.

Quienes ofrecen este tipo de servicios se apartan de los lineamientos de operación con los que se deben regir los servicios de salud públicos y privados para cumplir con las reformas al Código Penal y a la Ley de Salud del Distrito Federal que aprobó la ALDF en abril de 2007, pues no exigen análisis ni exámenes clínicos previos.

El negocio ha crecido, debido a que en los 14 hospitales del sector salud es difícil que las embarazadas sean atendidas con prontitud, incluso, reportes oficiales de la Ssa señalan que hay más de 5 mil solicitudes en espera .

Esto ha llevado a que decenas de mujeres desesperadas y con la presión de que el periodo de gestación rebase las 12 semanas, recurran a los médicos privados que ofrecen sus servicios sin ninguna restricción.

Estas mujeres caen en manos de ginecólogos que dicen que con “experiencia de 30 años”, no necesitan análisis ni otro tipo de estudios que determinen las semanas de gestación como lo establece la ley.

Incluso, algunas de las clínicas particulares no se ciñen a la obligatoriedad de brindar a las mujeres orientación, asesoría e información veraz, suficiente y oportuna sobre los procedimientos, riesgos, consecuencias y efectos, así como de los apoyos y alternativas existentes.

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Por medio de la web es fácil encontrar números telefónicos de hospitales y médicos que practican las interrupciones del embarazo.

Bajo el lema de “ayuda y apoyo a la mujer que desea interrumpir su embarazo”, estas clínicas ofrecen servicios privados “de calidad, calidez y vanguardia”, con la certeza de “seguridad y discreción absoluta”, mediante un “módico” pago de 8 mil 500 pesos.

Las mujeres que así lo deciden son sometidas a un procedimiento de aspiración uterina, el cual requiere una estadía de una a dos horas y una sola visita al médico.

“Es un método totalmente seguro, rápido, confiable y sin riesgos de dejar secuelas como pudiera suceder con un legrado tradicional mal practicado”, señaló un médico consultado vía telefónica y que pidió proteger su identidad para hablar de los métodos que se llevan a cabo en una clínica de la colonia Roma.

Lo grave son las posibles consecuencias, ya que los médicos dejan en manos de sus pacientes la responsabilidad de lo que pueda suceder tras el aborto, además de que en ninguno de los casos se brinda apoyo psicológico o asesoría para evitar en un futuro embarazos no deseados.

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A sus 32 años de edad, Laura “N”, se embarazó por tercera ocasión, pero esta vez decidió interrumpirlo a las nueve semanas de gestación.

Acompañada por su esposo, acudió al hospital Materno Infantil de Inguarán, donde fue recibida por una trabajadora social que le explicó en qué consistía el procedimiento, las consecuencias y una serie de alternativas para no abortar.

Pero la decisión estaba tomada y quiso continuar, pero le pidieron que regresara al día siguiente para que le realizaran los estudios correspondientes, pues “en ese momento, el personal se encontraba atendiendo a otras mujeres que ya tenían más semanas de gestación”.

Con el temor de no ser atendida con prontitud, Laura buscó en internet las clínicas privadas en las que podría ser recibida ese mismo día. En una le dijeron que le cobraban 6 mil pesos por practicarle una aspiración intrauterina.

Al preguntar que si no había riesgos, la persona que dio información vía telefónica respondió: “eso usted lo tuvo que haber pensado antes de embarazarse, cualquier complicación que se presente después del procedimiento es su responsabilidad. El pago es en efectivo y nos tiene que decir si puede venir mañana para reservar el quirófano”.

Esta actitud le causó desconfianza y no hizo la cita. Después marcó el celular 04455 52977684, la voz de un hombre le respondió: “Te cobro 8 mil 500 pesos, primero tienes que hacer un depósito de 500 pesos a la cuenta bancaria 4031067085 de HSBC, una vez que lo hagas, me llamas para apartar el quirófano. Lo que vamos a hacer es una aspiración. La intervención dura aproximadamente 15 minutos, al término guardas reposo una o dos horas y, después estarás lista para salir a la calle y realizar tus actividades como si nada.

Una vez que hagas el depósito, te doy los datos del lugar. Rentamos un quirófano en la colonia Roma, a un costado del hospital Metropolitano.

¿Se hace algún estudio o yo los tengo que llevar?

No, no necesito estudios. Te reviso antes de la cirugía para corroborar que tengas menos de 12 semanas.

¿Me hace un ultrasonido o algo así?

No, no lo necesito, te puedo decir que tengo 30 años de ginecoobstetra y te aseguro que difícilmente me equivoco.

Finalmente, Laura llegó a MexFam, donde la cuota de recuperación es de 3 mil 500 pesos. Al igual que en los hospitales del GDF, primero se le orientó, luego le hicieron pruebas de sangre y ultrasonido para posteriormente suministrarle el medicamento que le provocara la interrupción de su embarazo.

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La normatividad que establece el GDF, a través del reglamento, debe ser aplicable en las clínicas particulares que realicen este procedimiento para que las mujeres tengan la certeza de que serán atendidas de manera eficiente.

Hasta mayo, la Secretaría de Salud reportó 19 mil 325 solicitudes de interrupción legal de su embarazo, de las cuales 8 mil 183 ya fueron atendidas.
Georgina Pineda, Milenio, 4 de junio.

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