Adiestran a marinos en uso de armas de guerra y en derechos humanos

El adiestramiento en uso de armas de guerra y la capacitación en el respeto a derechos humanos son dos programas impulsados por la Secretaría de Marina en zonas claves del país.
La instrucción en armamentos es aplicada en el combate al trasiego de drogas, mientras que los cursos sobre garantías fundamentales se usan para afrontar el tráfico de indocumentados.
Uno de estos puntos es la Quinta Región Naval, con sede en Isla Mujeres, Quintana Roo, donde el maestre Robert Pinc cuenta su experiencia en estos rubros.
Como encargado del departamento de máquinas de las patrullas interceptoras señala que las aguas del mar caribe no son excepción en los temas de la delincuencia organizada. La orden principal, dice, es la estrategia antidroga.
—¿Cómo se alistan para esta tarea?
—Nos capacitan en el manejo de interceptoras, que son de las embarcaciones más poderosas que tenemos. Se nos dan cátedras de embarque y desembarque y cursos de defensa con y sin armamento. El objetivo es atrapar al enemigo, sin arriesgar la vida de los marinos.
Para ello, se han implementado prácticas constantes de tiro con ametralladoras Browning calibre .50, efectivas contra embarcaciones con blindaje ligero y capaces de disparar hasta 600 balas por minuto. Se utilizan además las .45.
Para detectar narcotraficantes marítimos se emplean aviones especiales, desde los cuales se informa a los marinos la latitud y longitud en la que se encuentra la nave sospechosa.
“Las que ellos utilizan son fabricadas para evadir radares, por eso los aviones son de gran ayuda”.
Sin embargo, el maestre señala que una de sus principales desventajas es la falta de armas de uso bajo el agua, “porque los narcos tienen submarinos que no podemos detectar”.
A veces, cuenta, el mar se vuelve un segundo enemigo… “Cuando está muy picado, es un factor que obstaculiza el trabajo de intercepción, algunos logran escapar”.
El rescate de indocumentados, en especial cubanos, también está entre sus tareas. En su último operativo logró rescatar 69 en sólo tres horas.
“Las llamadas de emergencia se dan todos los días y a todas horas, llueve o truene, con o sin tormenta”.
—Se han recibido denuncias por violaciones a derechos humanos…
—Por eso están los cursos, primero se les trata de salvaguardar, luego se les lleva a tierra para que sean revisados por un médico. Se nos ha dicho que no tememos que abusar, sino tratarlos bien, darles de comer, darles agua, porque muchos llegan muriéndose.
—¿Y a los traficantes, a los polleros?
—A esos se les remite directamente a migración.
Robert dice que si bien los indocumentados no cuentan con las armas de los narcos, es más difícil asegurarlos. “Por lo que traen adentro, el dolor de la pobreza y la miseria que los obligó a zarpar… No quieren subirse a las patrullas, no quieren que los entreguemos a migración. Se defienden con uñas y dientes, con lo que tienen al alcance, nos atacan con utensilios caseros, con botellas y latas, pero tenemos que hacer nuestro trabajo”.

Daniel Blancas Madrigal, Crónica, 3 de junio.