'Aquí no le alcanza'

IXTAPAN DE LA SAL.- Trabajar uno o dos años en Estados Unidos se ha convertido en una buena opción para los lugareños del sur del Estado de México que quieren pagar las deudas de la familia, ampliar la casa o poner un negocio.

José Bernal, de 35 años, es originario de Las Vueltas. Hace cinco años, grandes deudas lo impulsaron a tomar la decisión de ir a Estados Unidos para pagarlas.

"Hicimos una casita y nos endeudamos, y entonces salimos y así las pudimos pagar; fui a trabajar allá un ratito en el campo, me pagaban como 8 dólares la hora", recuerda.

Estuvo dos años allá, separado de su esposa e hijos. Pagó sus deudas y regresó a Las Vueltas, donde actualmente trabaja limpiando establos y arreglando las casas de sus vecinos.

Por el momento dice estar "estable", y reconoce que mientras no tenga otra urgencia de dinero, no regresará a Estados Unidos, y menos ahora, cuando "ya no quieren a los mexicanos" allá y no hay tanto trabajo como antes.

Pero aunque José no se vaya, su hijo de 10 años ya manifiesta los deseos de irse a ganar dinero.

"La situación de ellos es que desde que van creciendo llevan esa mentalidad de quererse ir; le digo yo al mío (su hijo): 'no quiero que te vayas por el monte como yo me fui, quiero que vayas tú con papeles; yo no te voy a decir que no vayas, pero primero vas a estudiar y a lo mejor te pueden dar una visa'".

Jaime, de 30 años, padre de tres hijos, también estuvo en Estados Unidos trabajando un año y medio como lavaplatos y preparador de comida en un restaurante italiano.

Se fue sin papeles a San José, California, para poder juntar dinero para hacerle unos cuartitos a su casa, y regresó a México a trabajar como taxista en Tenancingo e Ixtapan de la Sal. Sin embargo, como tiene que pagar 300 pesos diarios a la base del taxi para poder circular, está pensando regresar a Estados Unidos. Su sueño es poder comprar un carro y las placas de taxi.

Antes de ser taxista, Jaime se dedicaba, como toda su familia, a la siembra de la flor y el jitomate.

Jaime calcula que trabajando dos años en el norte podrá juntar el dinero del coche y los 150 mil pesos de las placas.

Aunque admite que no le gusta vivir en el norte, dice que tiene que hacerlo, porque lo que gana aquí, no le alcanza.

Silvia Garduño, enviada, Reforma, 29 de junio.


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