En el marco del Día Mundial del Refugiado, la Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas (NALACC), una de las mayores organizaciones de inmigrantes en la Unión Americana, llamó a Estados Unidos y a países europeos a derrumbar los muros de desconfianza y mitos contra los inmigrantes y adoptar en su lugar políticas que los protejan.
Aseguró que como uno de los actores importantes en política internacional, Estados Unidos puede influir significativamente en la modernización de las leyes de asilo y migración.
"Deben adoptar políticas que protejan, construyan y aboguen a favor de los más de 40 millones de personas que a nivel mundial son forzadas a huir de sus países natales debido a la violencia, la injusticia, la exclusión, presiones ambientales, falta de recursos, políticas económicas asfixiantes y estados disfuncionales", apuntó la organización en un comunicado.
Oscar Chacón, director ejecutivo de NALACC, explicó que las causas verdaderas de la migración y el desplazamiento de personas continúan en gran parte sin solución.
Las naciones industrializadas, como Estados Unidos de América, al igual que bloques políticos y económicos como la Unión Europea, deben cargar con una responsabilidad adicional de proteger los derechos de los desplazados y ayudarles a crear un mejor futuro para ellos y sus familias", declaró.
En un comunicado, recordó que la Convención de Refugiados de 1951 claramente empieza a delinear las condiciones bajo las cuales una persona se convierte en refugiado, cuáles son sus derechos y cuáles las implicaciones legales para una nación anfitriona.
Lo último, incluye, es establecer leyes de asilo humanas, realistas y justas que concuerden con la convención.
"Las poblaciones migrantes y de refugiados en Estados Unidos y en otras partes del mundo, forman parte de la cambiante realidad del siglo XXI, pero a menudo confrontan el trato inhumano de un régimen legal migratorio que data del siglo XX, señaló.
Chacón refirió que si los migrantes y refugiados fueran observados desde un punto de vista de oportunidad económica y enriquecimiento cultural, se darían cuenta que son una ventaja para las naciones anfitrionas, al igual que para las naciones de origen, y "deberían ser tratados de acuerdo con esa perspectiva".
Aseguró que como uno de los actores importantes en política internacional, Estados Unidos puede influir significativamente en la modernización de las leyes de asilo y migración.
"Deben adoptar políticas que protejan, construyan y aboguen a favor de los más de 40 millones de personas que a nivel mundial son forzadas a huir de sus países natales debido a la violencia, la injusticia, la exclusión, presiones ambientales, falta de recursos, políticas económicas asfixiantes y estados disfuncionales", apuntó la organización en un comunicado.
Oscar Chacón, director ejecutivo de NALACC, explicó que las causas verdaderas de la migración y el desplazamiento de personas continúan en gran parte sin solución.
Las naciones industrializadas, como Estados Unidos de América, al igual que bloques políticos y económicos como la Unión Europea, deben cargar con una responsabilidad adicional de proteger los derechos de los desplazados y ayudarles a crear un mejor futuro para ellos y sus familias", declaró.
En un comunicado, recordó que la Convención de Refugiados de 1951 claramente empieza a delinear las condiciones bajo las cuales una persona se convierte en refugiado, cuáles son sus derechos y cuáles las implicaciones legales para una nación anfitriona.
Lo último, incluye, es establecer leyes de asilo humanas, realistas y justas que concuerden con la convención.
"Las poblaciones migrantes y de refugiados en Estados Unidos y en otras partes del mundo, forman parte de la cambiante realidad del siglo XXI, pero a menudo confrontan el trato inhumano de un régimen legal migratorio que data del siglo XX, señaló.
Chacón refirió que si los migrantes y refugiados fueran observados desde un punto de vista de oportunidad económica y enriquecimiento cultural, se darían cuenta que son una ventaja para las naciones anfitrionas, al igual que para las naciones de origen, y "deberían ser tratados de acuerdo con esa perspectiva".
Mariana Viayra Ramírez, Crónica, 21 de junio.
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