Nada sorprendente, marcha contra aborto

El secretario de Gobierno, José Ángel Ávila Pérez, señaló que la peregrinación que organizaron ayer diversas agrupaciones en contra de las reformas que permiten el aborto legal en el Distrito Federal reivindica el derecho a la libre manifestación.

El funcionario dijo que 30 por ciento de las expresiones que se dan en la calle constituyen expresiones relacionadas con algún punto religioso y en ellas participan generalmente los ministros de los diferentes cultos, “de modo que no es nada sorprendente, el gobierno de la ciudad sabía de la realización de esta marcha, como generalmente nos enteramos de prácticamente todas las que se realizan en la ciudad”.

El contenido de las protestas y mensajes de quienes realizaron esta marcha a la Basílica están en su pleno derecho, “sabemos que la ciudad de México, progresista y libertaria, se ha pronunciado porque sus leyes contemplen la posibilidad del la interrupción legal del embarazo”, apuntó.

Interrogado respecto a si la peregrinación significa una abierta injerencia del clero para promover la oposición a una ley que fue aprobada por el legislativo, Ávila dijo que la ley que permite la interrupción del embarazo fue cuestionada mediante una acción de inconstitucionalidad promovida por la PGR y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, “y serán los ministros los responsables de definir si es constitucional o no”.

Para el gobierno local es perfectamente constitucional, “toda vez que fue producto de un proceso legislativo totalmente formal y que el gobierno de la ciudad promulgó en virtud de que cumplía con todos los requisitos”, agregó.

La marcha a la que se refirió el funcionario salió de Peralvillo a la Basílica y fue organizada por diversas organizaciones, entre ellas Unión de Voluntades, que coordina Guillermo Bustamante.

Al mediodía, ante miles de feligreses que llenaron la Basílica de Guadalupe, después de la peregrinación de cinco kilómetros, el cardenal Norberto Rivera recurrió sorpresivamente al carácter laico del Estado, y dijo que la “verdadera laicidad” es aquella que escucha la razón y no la que se deja llevar por la sinrazón de una imposición de tipo político.

En la defensa de la vida humana desde el momento de su concepción, pidió a la Virgen de Guadalupe “iluminar” a los ministros de la Corte para que con “valor, justicia y sabiduría” tomen la decisión sobre la constitucionalidad o no de la ley que despenaliza el aborto en el DF.

Bertha Teresa Ramírez y José Antonio Román, La Jornada, 23 de junio.


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