BUENOS AIRES.— “Los guerrilleros que faciliten la liberación de Íngrid Betancourt y de los demás secuestrados no serán extraditados. Tienen mi palabra”. Después de unos días de silencio, el presidente colombiano Álvaro Uribe volvió ayer a mostrarse decidido a mantener vivo el frente de las FARC, al decir que había recibido la oferta de un alto jefe guerrillero para liberar a la ex candidata presidencial a cambio de no ser deportado a Estados Unidos.
Según Uribe, esa oferta la hizo el rebelde en llamadas a la directora del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), María del Pilar Hurtado, y fue a través de ella que mandatario envió una carta al insurgente. “Ese mensaje fue con mi autorización. Si cumple con (las condiciones) no se le extradita. Ojalá esto sea verdad”, afirmó, no sin antes advertir que “con la paz no se puede jugar”.
En declaraciones a la prensa, el presidente no obvió volver a cargar contra la guerrilla, después de días de dedicarse a otros frentes abiertos como el de la ex Congresista Yidis Medina y el de la Corte Suprema, que le exige explicaciones de por qué extraditó a 14 jefes paramilitares, a los que en su momento, les había hecho una promesa similar a la que ahora le hace a la guerrilla.
Ayer mismo, un fiscal especializado vinculó formalmente a una investigación por secuestro a Medina, después de que ésta acusara a Uribe de ofrecerle dádivas a cambio de que votara a favor la ley que permitió la reelección.
En tanto, en un comunicado difundido por la agencia ANNCOL, las FARC, el grupo guerrillero más antiguo del mundo, aseguraron que ellos desean la libertad de “todos los secuestrados” pero a cambio de que los insurgentes detenidos también sean liberados.
El comunicado fue una suerte de respuesta a los dichos, en días pasados, del presidente venezolano Hugo Chávez, pidiendo que liberen sin condiciones a los secuestrados, un llamado al que se sumó ayer el ecuatoriano Rafael Correa, que pidió a las FARC que “abandonen las armas”.
“Eso es lo que queremos los revolucionarios y demócratas del mundo, y con seguridad es lo que quieren las FARC”, expresó la guerrilla para luego insistir en que ese canje debería incluir también a los detenidos en Estados Unidos, como es el caso de Juvenal Ovidio Ricardo Palmera Pineda, alias Simón Trinidad.
El intercambio de intenciones se da cuando las autoridades militares dan cuenta de diversos planes de la guerrilla. Uno de ellos alude a un supuesto plan para asesinar a Uribe; otro, para secuestrar a sus hijos y a los de otros funcionarios o para desatar ataques terroristas en las ciudades, como ocurrió el del otro día en la delegación policial del barrio bogotano de Suba.
Según Uribe, esa oferta la hizo el rebelde en llamadas a la directora del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), María del Pilar Hurtado, y fue a través de ella que mandatario envió una carta al insurgente. “Ese mensaje fue con mi autorización. Si cumple con (las condiciones) no se le extradita. Ojalá esto sea verdad”, afirmó, no sin antes advertir que “con la paz no se puede jugar”.
En declaraciones a la prensa, el presidente no obvió volver a cargar contra la guerrilla, después de días de dedicarse a otros frentes abiertos como el de la ex Congresista Yidis Medina y el de la Corte Suprema, que le exige explicaciones de por qué extraditó a 14 jefes paramilitares, a los que en su momento, les había hecho una promesa similar a la que ahora le hace a la guerrilla.
Ayer mismo, un fiscal especializado vinculó formalmente a una investigación por secuestro a Medina, después de que ésta acusara a Uribe de ofrecerle dádivas a cambio de que votara a favor la ley que permitió la reelección.
En tanto, en un comunicado difundido por la agencia ANNCOL, las FARC, el grupo guerrillero más antiguo del mundo, aseguraron que ellos desean la libertad de “todos los secuestrados” pero a cambio de que los insurgentes detenidos también sean liberados.
El comunicado fue una suerte de respuesta a los dichos, en días pasados, del presidente venezolano Hugo Chávez, pidiendo que liberen sin condiciones a los secuestrados, un llamado al que se sumó ayer el ecuatoriano Rafael Correa, que pidió a las FARC que “abandonen las armas”.
“Eso es lo que queremos los revolucionarios y demócratas del mundo, y con seguridad es lo que quieren las FARC”, expresó la guerrilla para luego insistir en que ese canje debería incluir también a los detenidos en Estados Unidos, como es el caso de Juvenal Ovidio Ricardo Palmera Pineda, alias Simón Trinidad.
El intercambio de intenciones se da cuando las autoridades militares dan cuenta de diversos planes de la guerrilla. Uno de ellos alude a un supuesto plan para asesinar a Uribe; otro, para secuestrar a sus hijos y a los de otros funcionarios o para desatar ataques terroristas en las ciudades, como ocurrió el del otro día en la delegación policial del barrio bogotano de Suba.
José Vales, El Universal, 14 de junio.
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