BOGOTÁ.- Los Presidentes de Venezuela, Ecuador y Bolivia comenzaron a marcar abierta distancia de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
A la afirmación de Hugo Chávez de que la guerra de guerrillas pasó a la historia y su invitación a las FARC a deponer las armas, se sumó un llamado similar del Presidente ecuatoriano, Rafael Correa.
Chávez había abogado por reconocer a la guerrilla estatus de beligerancia, mientras que Correa se había mostrado dispuesto a hacerlo si las FARC respetaban el derecho internacional humanitario; posiciones que el Gobierno del colombiano Álvaro Uribe rechazó de tajo.
Y aunque el Presidente de Bolivia, Evo Morales, siempre se mostró más prudente sobre el conflicto armado colombiano y las FARC, hace unos días aclaró que la lucha por la justicia social no debe darse a bala.
Expertos atribuyen este viraje a los duros golpes que han sufrido las FARC en fecha reciente, lo que hace aparecer a la guerrilla más antigua del continente -con más de cuatro décadas alzada en armas- como una causa perdida.
Entre los duros reveses destacan la muerte de su líder histórico, "Manuel Marulanda" o "Tirofijo" -al parecer por causas naturales, pero sin descartarse que fuera por un bombardeo-, y el fallecimiento de su número dos, "Raúl Reyes", durante un ataque militar en Ecuador, en el que Colombia recuperó tres computadoras presuntamente propiedad del líder rebelde.
Los aparatos revelaron supuestas relaciones de Chávez y Correa con los rebeldes, que ambos Mandatarios niegan, pero el hecho influyó en el cambio de posiciones de ambos Presidentes, advierten especialistas.
Y factores internos, como el ánimo de Chávez por limpiar su deteriorada imagen internacional y recuperar terreno de cara a las elecciones regionales de octubre; el rechazo de los ecuatorianos a la guerrilla y a los extremismos, y la derrota de Morales en los referendos autonómicos de tres provincias bolivianas también pesaron en el viraje, coinciden analistas.
Los Mandatarios buscarían además sintonizarse con la opinión pública de sus respectivos países, que en su mayoría rechaza a la guerrilla de las FARC.
"Atribuyo el cambio de discurso a una percepción más realista de lo que ocurre en Colombia, donde las FARC no disfrutan del apoyo que desde fuera algunas personas les atribuyen", expuso a REFORMA el internacionalista colombiano Juan Carlos Flórez.
"Están los golpes propinados a las FARC por el Gobierno, la muerte de dos de sus caudillos más importantes, incluido 'Tirofijo', este último en circunstancias aún confusas.
"Y no deja de influir el efecto de los computadores incautados, que tienen el aval de Interpol por más que haya una descalificación de los países vecinos", abundó Flórez.
En Venezuela, analistas coincidieron en ver el giro de Chávez como un intento por recuperar terreno electoral y limpiar su imagen frente a las comprometedoras evidencias de sus vínculos con las FARC.
Desde Quito, el politólogo y ex Canciller ecuatoriano Benjamín Ortiz admitió que las FARC se han debilitado profundamente y apoyarlas es una causa perdida.
"Es una causa perdedora el tener cualquier alineamiento con ese grupo. Este análisis de viabilidad, más allá de viejas simpatías ideológicas con la causa revolucionaria, tal vez ha conducido a Correa a una posición más pragmática", dijo Ortíz a REFORMA.
Al evaluar qué tanto pesaron factores internos en el viraje de Correa, el ex diplomático recordó que el Mandatario se está moviendo hacia el centro político con cautela.
"Un discurso de extremas nunca ha tenido un respaldo mayoritario en Ecuador. Correa es un fenómeno especial, que representa más bien una disconformidad con la política tradicional.
"Bajo su presencia se agruparon los grupos de izquierda radical, que en la Asamblea Constituyente comienzan a mostrar sus posiciones extremas, y Correa tal vez está buscando posiciones más equilibradas", planteó Ortíz.
En cuanto a Bolivia, propios y extraños coinciden en que las derrotas de Morales lo han llevado a mostrarse más conciliador.
A la afirmación de Hugo Chávez de que la guerra de guerrillas pasó a la historia y su invitación a las FARC a deponer las armas, se sumó un llamado similar del Presidente ecuatoriano, Rafael Correa.
Chávez había abogado por reconocer a la guerrilla estatus de beligerancia, mientras que Correa se había mostrado dispuesto a hacerlo si las FARC respetaban el derecho internacional humanitario; posiciones que el Gobierno del colombiano Álvaro Uribe rechazó de tajo.
Y aunque el Presidente de Bolivia, Evo Morales, siempre se mostró más prudente sobre el conflicto armado colombiano y las FARC, hace unos días aclaró que la lucha por la justicia social no debe darse a bala.
Expertos atribuyen este viraje a los duros golpes que han sufrido las FARC en fecha reciente, lo que hace aparecer a la guerrilla más antigua del continente -con más de cuatro décadas alzada en armas- como una causa perdida.
Entre los duros reveses destacan la muerte de su líder histórico, "Manuel Marulanda" o "Tirofijo" -al parecer por causas naturales, pero sin descartarse que fuera por un bombardeo-, y el fallecimiento de su número dos, "Raúl Reyes", durante un ataque militar en Ecuador, en el que Colombia recuperó tres computadoras presuntamente propiedad del líder rebelde.
Los aparatos revelaron supuestas relaciones de Chávez y Correa con los rebeldes, que ambos Mandatarios niegan, pero el hecho influyó en el cambio de posiciones de ambos Presidentes, advierten especialistas.
Y factores internos, como el ánimo de Chávez por limpiar su deteriorada imagen internacional y recuperar terreno de cara a las elecciones regionales de octubre; el rechazo de los ecuatorianos a la guerrilla y a los extremismos, y la derrota de Morales en los referendos autonómicos de tres provincias bolivianas también pesaron en el viraje, coinciden analistas.
Los Mandatarios buscarían además sintonizarse con la opinión pública de sus respectivos países, que en su mayoría rechaza a la guerrilla de las FARC.
"Atribuyo el cambio de discurso a una percepción más realista de lo que ocurre en Colombia, donde las FARC no disfrutan del apoyo que desde fuera algunas personas les atribuyen", expuso a REFORMA el internacionalista colombiano Juan Carlos Flórez.
"Están los golpes propinados a las FARC por el Gobierno, la muerte de dos de sus caudillos más importantes, incluido 'Tirofijo', este último en circunstancias aún confusas.
"Y no deja de influir el efecto de los computadores incautados, que tienen el aval de Interpol por más que haya una descalificación de los países vecinos", abundó Flórez.
En Venezuela, analistas coincidieron en ver el giro de Chávez como un intento por recuperar terreno electoral y limpiar su imagen frente a las comprometedoras evidencias de sus vínculos con las FARC.
Desde Quito, el politólogo y ex Canciller ecuatoriano Benjamín Ortiz admitió que las FARC se han debilitado profundamente y apoyarlas es una causa perdida.
"Es una causa perdedora el tener cualquier alineamiento con ese grupo. Este análisis de viabilidad, más allá de viejas simpatías ideológicas con la causa revolucionaria, tal vez ha conducido a Correa a una posición más pragmática", dijo Ortíz a REFORMA.
Al evaluar qué tanto pesaron factores internos en el viraje de Correa, el ex diplomático recordó que el Mandatario se está moviendo hacia el centro político con cautela.
"Un discurso de extremas nunca ha tenido un respaldo mayoritario en Ecuador. Correa es un fenómeno especial, que representa más bien una disconformidad con la política tradicional.
"Bajo su presencia se agruparon los grupos de izquierda radical, que en la Asamblea Constituyente comienzan a mostrar sus posiciones extremas, y Correa tal vez está buscando posiciones más equilibradas", planteó Ortíz.
En cuanto a Bolivia, propios y extraños coinciden en que las derrotas de Morales lo han llevado a mostrarse más conciliador.
Octavio Pineda, corresponsal, Reforma, 23 de junio.
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