Busca el G-8 diálogo con México y otros países para bajar petroprecios

Sapporo, Japón, 5 de julio. El Grupo de los 8 (G-8) países más avanzados anunció que iniciará un proceso de diálogo con naciones en desarrollo, entre ellas México, para buscar una reducción en los precios de referencia del petróleo, que esta semana rondaron 150 dólares por barril. La canciller alemana, Angela Merkel, destacó este sábado la importancia de frenar la especulación que ha llevado el costo de los energéticos a un nivel sin precedente.

Merkel se manifestó partidaria de equilibrar la producción de crudo a la demanda y a contener la especulación en los mercados de futuros de petróleo, una de las razones, según los productores, que explican el alza en las cotizaciones. Para alinear la oferta con la demanda del hidrocarburo, apuntó la canciller alemana, “es especialmente importante que nos reunamos (las naciones industrializadas) con los países emergentes, es decir, con México, China, India, Brasil y Sudáfrica”, indicó.

Los presidentes del G-8, que reúne a Estados Unidos, Canadá, Japón, Inglaterra, Francia, Italia, Alemania y Rusia, realizarán de lunes a miércoles su cumbre anual, a la que también fueron convidados los mandatarios de México, China, India, Brasil y Sudáfrica, conocidos como el Grupo de los 5 o G-5. El alza en el precio de los energéticos y los alimentos ha tomado un punto principal en la agenda de los dirigentes de las naciones, en una coyuntura en que el repunte en el precio de las materias primas amenaza con llevar a la pobreza a 100 millones de personas más, según el Banco Mundial. Este tema ocupa una atención que compite con las acciones para dar continuidad al Protocolo de Kyoto para combatir el cambio climático, que concluye en 2012. Una de las metas fijadas para esta cumbre es adoptar un compromiso posterior a 2012. Los países del G-8 y el G-5 emiten 75 por ciento de los contaminantes del mundo.

México, cuyo presidente Felipe Calderón participará en la cumbre, es el quinto productor mundial de petróleo, mientras que Brasil se ha convertido, a partir de descubrimientos recientes, en poseedor de reservas que, una vez confirmadas, pueden ser las más importantes del mundo, después de Medio Oriente.

Desde la pasada reunión del G-8 en junio de 2007 en la localidad alemana de Heiligendamm, los precios de la energía y los alimentos han sufrido un alza inédita. Los países desarrollados y en vías de industrializarse que consumen altos porcentajes de la producción mundial de petróleo atribuyen la escalada de precios a la falta de oferta, pero la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) asegura que el fenómeno alcista se debe a los especuladores en el mercado de los energéticos.

En aquel entonces el barril (159 litros) de crudo costaba 66 dólares y hoy se acerca a la marca de los 150 dólares, mientras algunos expertos incluso aventuran que llegará hasta 200, y en cuanto a las materias primas, alimentos básicos como la soya, el trigo y el maíz alcanzan precios récord.

Estos hechos tienen múltiples causas. Algunas datan de hace decenios y se atribuye su responsabilidad a los estados del G-8: ayuda al desarrollo mal dirigida, cierre de los propios mercados y millonarias subvenciones a la propia agricultura.

Desde que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional desataran la alarma en su reunión de abril y advirtieran de revueltas y guerras, los políticos buscan soluciones para conjurar los peligros.

La demanda de la energía, a la que los estados del G-8 quieren igualar la producción, permanece alta, según la OPEP, debido especialmente por las economías de China e India, de elevado crecimiento, mientras a corto plazo la oferta apenas se modifica. Los gobiernos, que temen ver afectado su propio crecimiento económico, parecen impotentes.

La alimentación de los pobres se ha convertido en un problema central, ya que las organizaciones humanitarias también compran en el mercado mundial. En vez de enviar a África los excedentes de los campesinos de Estados Unidos y Europa, como era antes, hoy enfrentan depósitos vacíos.

Durante sus conversaciones, los líderes del G-8 tendrán de visita a jefes de Estado y gobierno de siete naciones africanas, así como de las economías emergentes como México, Brasil, Sudáfrica, India y China.

Extender el bloque

En París, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, opinó que el grupo debería incluir a China e India, así como a representantes de América Latina, África y Medio Oriente, pues el mundo actual es “multipolar.”

“Pienso que no es razonable seguir reuniendo a los ocho para solucionar los grandes asuntos del mundo, olvidando a China, con mil 300 millones de personas, y sin invitar a India, con más de mil millones, sin tener ningún país árabe, sin tener ningún país africano o de América Latina”, acotó el mandatario.

AFP, DPA y Reuters, La Jornada, 6 de julio.


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