Nace otra ‘Elvira Arellano’ en EU

CHICAGO.— Todo el mundo sabe dónde vive Flor Crisóstomo, incluido el Servicio de Inmigración que ordenó su deportación a México. Pero nadie la arresta, porque se refugió en la Iglesia Metodista Unida Adalberto.
Es la misma iglesia donde vivió más de un año Elvira Arellano, quien se convirtió en un símbolo del drama de los indocumentados antes de ser finalmente deportada a México. Hay por lo menos otras 13 personas sin papeles que viven en iglesias, sin que las autoridades tomen medidas para sacarlas.

El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) ha detenido indocumentados por cientos, en fábricas, restaurantes, centros comerciales, granjas y plantas empacadoras de carne, pero toma muchas precauciones al lidiar con casos que involucran iglesias.

“Tomamos medidas cuando las consideramos apropiadas”, expresó Julie Myers, subsecretaria de Seguridad Interior del ICE. “Personalmente, no sé de ningún caso en que el ICE haya ingresado a una iglesia. Esto no quiere decir que no hagamos cumplir las leyes si hay situaciones particulares, como si alguien asesinó a una persona con un hacha o algo por el estilo”.

No ingresar a las iglesias es una política extraoficial de las autoridades de inmigración, según Doris Meissner, quien fuera comisionada del Servicio de Inmigración y Naturalización, precursor del ICE. Desde los 70 se evita ingresar “a iglesias, escuelas y patios de recreación”, manifestó..


Crisóstomo, quien vino a Estados Unidos en el año 2000 y fue arrestada en 2006 en un taller de palés de madera, en Chicago, reside en la iglesia del West Side de la ciudad desde hace seis meses. Ahí da conferencias, escribe blogs y recibe a estudiantes a los que da charlas sobre inmigración.

“Son personas que han violado la ley deliberadamente”, manifestó Dave Gorak, director ejecutivo de la Midwest Coalition to Reduce Immigration. “Y resulta que no podemos hacer cumplir las leyes sin que nos traten como si fuésemos la Gestapo”.


La iglesia Adalberto se hizo famosa cuando le dio refugio a Elvira Arellano, una indocumentada que defendió a viva voz la causa de los inmigrantes desde esa sede.



Arellano es una especie de abanderada del Movimiento Nuevo Santuario, que plantea una reforma migratoria. Crisóstomo dice que ella simplemente sigue sus pasos.

“Tenemos que mostrarle al gobierno que somos muchos, que somos fuertes, que somos humanos y merecemos ser respetados”, expresó Crisóstomo, quien le pagó a un pollero para que la trajese al país.

El Movimiento Nuevo Santuario, que ayuda a que los indocumentados sean recibidos en iglesias, tiene características similares a otro movimiento de la década de 1980; su objetivo es promover una reforma migratoria y considera que “Las iglesias son consideradas un lugar sagrado. Pero nadie puede quedarse en esos santuarios por siempre”.

Sophia Tareen, El Universal, 12 de julio.


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