La Habana, 23 de julio. México y Cuba reanudaron hoy la discusión de sus relaciones migratorias, con una amplia agenda que incluye asuntos como la posible intercepción de travesías marítimas ilegales y la explosiva situación de los cubanos que son detenidos sin documentos en territorio mexicano.
Las delegaciones, encabezadas por el subsecretario mexicano Gerónimo Gutiérrez y el viceministro cubano Alejandro González, ambos responsables de América Latina en sus cancillerías, empezaron esta tarde la discusión, que está prevista para concluir el jueves por la noche.
Ésta es la segunda sesión de la cuarta Reunión del Grupo de Trabajo sobre Asuntos Migratorios y Consulares, un mecanismo bilateral que tuvo su primera ronda en abril pasado en la capital mexicana.
Ninguna de las dos partes quiso hacer hoy comentarios a la prensa, pero La Jornada pudo saber que sobre la mesa están, entre otros puntos, el estudio de un mecanismo de cooperación sistemática entre las tropas guardafronteras de Cuba y la Armada de México, que podría incluir alguna fórmula para la intercepción de embarcaciones que realizan travesías ilegales con cubanos indocumentados, y el intercambio de datos sobre las rutas empleadas.
Con el tráfico de migrantes como punto inicial, los dos gobiernos esperan definir un esquema que facilite el intercambio de información de inteligencia sobre la operación de la delincuencia organizada y las acciones judiciales correspondientes que ha emprendido cada parte.
En los cinco años recientes emergió la trata de personas por vía marítima entre Cuba y México, basada en la movilización de lanchas rápidas u otras embarcaciones para el traslado de indocumentados que llegan a pagar más de 10 mil dólares por un viaje, que regularmente incluye una conexión en territorio mexicano rumbo a la frontera norte.
El potencial acuerdo entre los dos gobiernos, en este flanco, considera también la revisión y actualización de instrumentos jurídicos vigentes, como los tratados bilaterales de Extradición y de Asistencia Jurídica Mutua en Materia Penal.
Otro asunto a debate es la suerte que corren los cubanos indocumentados que son detenidos sin imputación penal en México. En estos casos el Instituto Nacional de Migración (INM) pide a la embajada cubana que identifique a sus nacionales, para proceder eventualmente a su repatriación.
Pero si no hay respuesta de la misión diplomática en dos semanas, la autoridad mexicana expide un “oficio de salida” para que los interesados abandonen el país por sus medios. Éste se ha convertido en un camino habitual para la emigración ilegal a Estados Unidos.
México busca que la embajada cubana responda en forma más expedita a esas peticiones, para facilitar, en su caso, la devolución de los indocumentados, cuya permanencia prolongada en las estaciones migratorias ha provocado incidentes violentos, como motines y fugas.
El caso más espectacular ocurrió el mes pasado, cuando 33 indocumentados cubanos lograron huir del autobús en el que eran trasladados por el INM de Quintana Roo a una estación migratoria en Chiapas.
Cuba rechaza recibir a los indocumentados que llegan a México por terceros países, pero sí acepta a los balseros detenidos en algún punto de su travesía. El gobierno mexicano trata de agilizar la repatriación aérea de esas personas y establecer ese procedimiento también por vía marítima.
Las delegaciones, encabezadas por el subsecretario mexicano Gerónimo Gutiérrez y el viceministro cubano Alejandro González, ambos responsables de América Latina en sus cancillerías, empezaron esta tarde la discusión, que está prevista para concluir el jueves por la noche.
Ésta es la segunda sesión de la cuarta Reunión del Grupo de Trabajo sobre Asuntos Migratorios y Consulares, un mecanismo bilateral que tuvo su primera ronda en abril pasado en la capital mexicana.
Ninguna de las dos partes quiso hacer hoy comentarios a la prensa, pero La Jornada pudo saber que sobre la mesa están, entre otros puntos, el estudio de un mecanismo de cooperación sistemática entre las tropas guardafronteras de Cuba y la Armada de México, que podría incluir alguna fórmula para la intercepción de embarcaciones que realizan travesías ilegales con cubanos indocumentados, y el intercambio de datos sobre las rutas empleadas.
Con el tráfico de migrantes como punto inicial, los dos gobiernos esperan definir un esquema que facilite el intercambio de información de inteligencia sobre la operación de la delincuencia organizada y las acciones judiciales correspondientes que ha emprendido cada parte.
En los cinco años recientes emergió la trata de personas por vía marítima entre Cuba y México, basada en la movilización de lanchas rápidas u otras embarcaciones para el traslado de indocumentados que llegan a pagar más de 10 mil dólares por un viaje, que regularmente incluye una conexión en territorio mexicano rumbo a la frontera norte.
El potencial acuerdo entre los dos gobiernos, en este flanco, considera también la revisión y actualización de instrumentos jurídicos vigentes, como los tratados bilaterales de Extradición y de Asistencia Jurídica Mutua en Materia Penal.
Otro asunto a debate es la suerte que corren los cubanos indocumentados que son detenidos sin imputación penal en México. En estos casos el Instituto Nacional de Migración (INM) pide a la embajada cubana que identifique a sus nacionales, para proceder eventualmente a su repatriación.
Pero si no hay respuesta de la misión diplomática en dos semanas, la autoridad mexicana expide un “oficio de salida” para que los interesados abandonen el país por sus medios. Éste se ha convertido en un camino habitual para la emigración ilegal a Estados Unidos.
México busca que la embajada cubana responda en forma más expedita a esas peticiones, para facilitar, en su caso, la devolución de los indocumentados, cuya permanencia prolongada en las estaciones migratorias ha provocado incidentes violentos, como motines y fugas.
El caso más espectacular ocurrió el mes pasado, cuando 33 indocumentados cubanos lograron huir del autobús en el que eran trasladados por el INM de Quintana Roo a una estación migratoria en Chiapas.
Cuba rechaza recibir a los indocumentados que llegan a México por terceros países, pero sí acepta a los balseros detenidos en algún punto de su travesía. El gobierno mexicano trata de agilizar la repatriación aérea de esas personas y establecer ese procedimiento también por vía marítima.
Gerardo Arreola, La Jornada, 24 de julio.
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