Un letrero, estandarte de migrantes

M ANASSAS, Virginia.— En el pintoresco vecindario de Manassas, entre antiguas casas de ladrillos rojos, un enorme cartel recibe a los turistas y viajeros suburbanos, no precisamente instalado por la Cámara de Comercio local.
“El CPW y Manassas, capital nacional de la intolerancia”, declara en letras rojas y azules pintadas a mano. El letrero, de 12 metros de largo y 3.50 metros de ancho, se alza en la propiedad de Gaudencio Fernández, un contratista de 47 años que inmigró a Estados Unidos, desde México, en 1979.

Es una condena gráfica al condado Prince William y la ciudad de Manassas, que equipara los esfuerzos por reprimir a los inmigrantes indocumentados en su jurisdicción, con la esclavitud y el Ku Klux Klan. “Exigimos igualdad y justicia para todos”, concluye el cartel. “No seremos los esclavos del siglo XXI”.

Desde que apareció, el cartel apodado El muro de la libertad por los partidarios de Fernández, en el 9500 de la calle Liberty, se ha convertido en un símbolo político.

El texto ha cambiado algunas veces, pero su mensaje es el mismo: los inmigrantes hispanos han sido explotados por residentes blancos racistas y desagradecidos que se aprovecharon de su trabajo, y ahora quieren que se vayan.

Para muchos residentes y propietarios de negocios, el cartel es una diatriba desagradable. Comparar el cumplimiento de las leyes de inmigración con genocidio y esclavitud es ofensivo, insultante y exagerado, dicen.

Numerosas notas editoriales locales y cartas a las autoridades de Manassas han instado desde hace meses a la municipalidad a retirar el cartel. Vándalos con menos paciencia lo han atacado varias veces, incluyendo un intento fallido por destruirlo con una bomba incendiaria el año pasado.

Por lo general, las autoridades y los concejales se han mostrado silenciosos o circunspectos al discutir la cuestión de Fernández y su cartel, ansiosos por evitar que se agrave la situación. En cambio, lo han presionado para que obtenga un permiso de construcción para el cartel o que lo retire, pero el contratista se ha negado, citando el derecho a la libertad de palabra.

La municipalidad se propone llevar a Fernández ante la justicia y ya le envió un citatorio. El administrador municipal, Lawrence Hughes, dijo que Manassas sencillamente está haciendo cumplir las regulaciones de la ciudad, y que aunque el texto es ofensivo para los residentes, no es lo que está en juego. Autoridades dicen que como el cartel está montado sobre el muro de una casa que se incendió en 2006, Fernández debió haber solicitado un permiso de construcción.

Fernández insiste que no quitará el cartel ni permitirá que lo retiren. Por el contrario, planea agrandar la estructura. El nuevo texto, afirmó, tendrá murales y leyendas alusivas a la historia de la injusticia racial en Estados Unidos: “Quiero que la comunidad vea lo que se nos ha hecho a la gente de color en estos 500 últimos años”, dijo Fernández, quien tendrá que pedir a la municipalidad un permiso especial para alcanzar su objetivo.
Nick Miroff, El Universal,7 de julio.

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