Quito, 2 de agosto. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, manifestó el sábado su desconcierto por el rechazo que despierta su personalidad política en Colombia, y recalcó que su gobierno no es cómplice, sino víctima, de la “guerra civil colombiana”.
El mandatario citó una encuesta en la que 66 por ciento de la población colombiana lo rechaza, y se interrogó sobre las razones de esa desaprobación.
“¿Me puede explicar alguien qué culpa tiene el presidente Rafael Correa, qué culpa tiene Ecuador, qué hemos hecho para tener ese rechazo?”, planteó en su informe semanal de labores, que es transmitido por la televisión pública.
Quito rompió nexos con Bogotá a comienzos de marzo, a raíz del bombardeo contra un campamento guerrillero en territorio ecuatoriano que dejó 25 muertos, incluido el dirigente de las FARC, Raúl Reyes.
El gobierno colombiano aseguró haber encontrado en dicha base una computadora de Reyes con archivos que comprometerían a los gobiernos de Correa y del venezolano Hugo Chávez con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
Correa insistió en que su país no “es cómplice ni autor del conflicto colombiano. Por el contrario, dijo, ha tenido que padecer como víctima las secuelas del enfrentamiento.
“¿Qué hemos hecho? Vivir al lado de un país que se desangra en una guerra civil. ¿Qué culpa tenemos?”, agregó, y destacó la comprensión de Francia.
“Tenemos excelentes relaciones con Francia; el gobierno francés nos estima mucho, reconoce los esfuerzos que hizo Ecuador para liberar a Ingrid Betancourt, que no reconocen siquiera ciertos vecinos”, sostuvo.
Los obispos se extralimitan
Correa, por otro lado, acusó a los obispos católicos de extralimitarse al promover el voto contra el referendo constitucional del 28 de septiembre, y dijo sentirse apenado como creyente por el comportamiento de los jerarcas.
La cúpula de la Iglesia “se está extralimitando y, en general, no puede hacer lo que está realizando. No me vengan con cuentos, no es que esté catequizando, está haciendo campaña por el no”, expresó el mandatario, quien desde la semana pasada acusó a sacerdotes católicos de condenar la nueva carta fundamental –aprobada en julio– con el argumento de que es abortista.
“Que es una Constitución que promueve el aborto, falso; que permite la familia de homosexuales, falso”, abundó.
El mandatario citó una encuesta en la que 66 por ciento de la población colombiana lo rechaza, y se interrogó sobre las razones de esa desaprobación.
“¿Me puede explicar alguien qué culpa tiene el presidente Rafael Correa, qué culpa tiene Ecuador, qué hemos hecho para tener ese rechazo?”, planteó en su informe semanal de labores, que es transmitido por la televisión pública.
Quito rompió nexos con Bogotá a comienzos de marzo, a raíz del bombardeo contra un campamento guerrillero en territorio ecuatoriano que dejó 25 muertos, incluido el dirigente de las FARC, Raúl Reyes.
El gobierno colombiano aseguró haber encontrado en dicha base una computadora de Reyes con archivos que comprometerían a los gobiernos de Correa y del venezolano Hugo Chávez con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
Correa insistió en que su país no “es cómplice ni autor del conflicto colombiano. Por el contrario, dijo, ha tenido que padecer como víctima las secuelas del enfrentamiento.
“¿Qué hemos hecho? Vivir al lado de un país que se desangra en una guerra civil. ¿Qué culpa tenemos?”, agregó, y destacó la comprensión de Francia.
“Tenemos excelentes relaciones con Francia; el gobierno francés nos estima mucho, reconoce los esfuerzos que hizo Ecuador para liberar a Ingrid Betancourt, que no reconocen siquiera ciertos vecinos”, sostuvo.
Los obispos se extralimitan
Correa, por otro lado, acusó a los obispos católicos de extralimitarse al promover el voto contra el referendo constitucional del 28 de septiembre, y dijo sentirse apenado como creyente por el comportamiento de los jerarcas.
La cúpula de la Iglesia “se está extralimitando y, en general, no puede hacer lo que está realizando. No me vengan con cuentos, no es que esté catequizando, está haciendo campaña por el no”, expresó el mandatario, quien desde la semana pasada acusó a sacerdotes católicos de condenar la nueva carta fundamental –aprobada en julio– con el argumento de que es abortista.
“Que es una Constitución que promueve el aborto, falso; que permite la familia de homosexuales, falso”, abundó.
AFP, La Jornada, 3 de agosto.
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