Es plagio tradición familiar

Martha cuenta que su esposo y su hijo son secuestradores porque ese delito es como estar en las ligas mayores de la delincuencia.

La mujer de 60 años de edad, cuyo hijo purga una condena de 30 años en el Reclusorio Oriente, relata que su esposo preparó y enseñó a su primogénito a delinquir.

El joven, cuyo nombre se omite, empezó con pequeños robos y asaltos, ingresó a bandas para robar vehículos, e incluso una vez participó en un asalto a un negocio.

Pero con el tiempo empezó a adquirir más habilidades, se "profesionalizó", hizo contactos con policías y se dedicó al secuestro.

"Participamos la mayoría de la familia, y el dinero es mucho, con tres o cuatro que se hagan ya se puede dejar, pero a mi hijo se le hizo vicio y le siguió hasta que lo agarraron después de muchos", señaló la mujer sentada en la banqueta, afuera del penal a donde acudió el día de visita.

Martha dijo la violencia que han aplicado su hijo y esposo en los secuestros son para que los secuestrados tengan traumas irreversibles que los bloqueen para dar pistas del lugar o personas que los plagiaron, y para atemorizarlos y que no denuncien.

La mujer tiene tres hijos más que, asegura, no son tan inteligentes como el primogénito. El menor, de 25 años, se dedicaba a cuidar, junto con su esposa, a los secuestrados. Entre los dos preparaban la comida y los alimentaban.

Su hija, de 27 años, se encarga de obtener la información de las víctimas de secuestro.

Es bonita, se arregla bien y se le da la hablada, por eso es fácil que logre sacar la información, incluso de familiares o secuestrados directamente, pero desde que agarraron a su hermano, su papá y a dos de sus primos, ella ya mejor le paró tantito, comentó la mujer.

Con un pantalón de mezclilla azul, una blusa blanca con bordados en el cuello y unos zapatos sin tacón, de piel, la mujer accedió a platicar con la condición de no ser grabada ni fotografiada. Su hijo es amigo de varios custodios que sirvieron de enlace para la entrevista.

Ella aseguró que no tiene nada que perder, porque aunque participaba en los secuestros cuidando la casa o haciendo el quehacer, su hijo mayor y su esposo eran la cabezas de la organización.

Recuerda que otro de sus hijos, el de en medio, ayudaba al mayor a levantar a las víctimas. Él fue el único que logró escapar el día que detuvieron a la mayoría. Está en el Norte el País, pero no tarda en regresar, dijo.

Ahora que están presos, pues no hay cabezas en la familia, algunos se fueron, otros intentan organizarse, pero yo necesito venir a verlos, principalmente a mi hijo, porque su papá tiene muchas que lo vienen a ver, de él no tengo nada que decir, comentó la mujer.

La familia ingresó a las ligas mayores, como ella dice, después de que un amigo de su marido los invitó y le enseñó al padre de familia.

Pero el hijo mayor fue creciendo, le gustó organizar los plagios y superó al padre.

Martha dijo que le gustaba planear, conocer policías, escuchar radios. Después de robar cantidades menores prefirió ganar más dinero, pero no supo parar y fue cuando los agarraron en una casa de seguridad en Iztapalapa.

Antes, un amigo que tenía en la Penitenciaría de Santa Martha Acatitla le daba consejos y le había advertido que uno de su grupo andaba haciendo las cosas mal. Al final no se supo qué tipo de mensaje quería darle, pero la familia fue capturada.

Martha dijo no estar temerosa, pues sabe que de alguna manera su hijo se las arreglará, para salir o para seguir trabajando desde donde está, y darle dinero para que ella sobreviva.




El perfil del secuestrador

De acuerdo con especialistas, así son los delincuentes plagiario.


· Criminológicamente y sociológicamente llevan trayectoria delictiva: aprenden a organizarse y ejecutan.

· Hay un inicio dentro de la trayectoria delictiva desde muy temprana edad, hay una insistencia de la actividad delictiva multidiversificada en distinto tipos de delitos.

· Pueden inmiscuirse más en delitos económicos o patrimoniales y aprender para dar el salto.

· Manifiestan un agravamiento de la conducta que lleva a una esfera de profesionalización o especialización que incluso se mezcla con la Policía, o compran a jueces y magistrados.
Yáscara López, Reforma, 15 de agosto.

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