Fragmentado, el consenso político del exilio cubano en Miami; principia el fin: analistas

Miami, 20 de agosto. Algo ha cambiado aquí cuando el virtual candidato presidencial demócrata Barack Obama es invitado por la Fundación Nacional Cubano Americana, defiende su posición de establecer un diálogo con el gobierno de Cuba y de anular algunas restricciones sobre viajes y envío de remesas a Cuba, y es ovacionado por sus anfitriones.

La “Fundación”, como se llama aquí, fue durante años la organización de mayor poder del exilio cubano tanto en Miami como en Washington, y su fundador, Jorge Mas Canosa, una de las figuras políticas de mayor influencia en la cúpula del poder local y nacional (tanto entre republicanos como demócratas). Algunos afirman que la política estadunidense hacia Cuba durante las últimas décadas fue en gran parte diseñada por la Fundación y sus aliados aquí.

Aunque la Fundación y sus bases siempre ha mostrado gran pragmatismo en mantener acceso y poder tanto entre gobiernos de ambos partidos nacionales, desde los tiempos de Ronald Reagan formaron parte integral del Partido Republicano, y no es por coincidencia que los tres representante federales de Miami son cubanoestadunidenses republicanos, así como uno de los dos senadores federales de Florida, al igual que el presidente de la Cámara del estado.

El mensaje a las nuevas generaciones
Pero fue el hijo de Mas Canosa, Jorge Mas Santos, el actual director de la Fundación Francisco Pepe Hernández y su antecesor Joe García los que invitaron y aplaudieron a Obama cuando éste reafirmó aquí en público que sí deseaba establecer comunicación directa con Raúl Castro y su gobierno, algo que hace muy poco hubiera sido considerado como una traición. También declaró que “es hora de que el dinero de los cubanoestadunidenses permita que sus familias sean menos dependientes del régimen de (Raúl) Castro”, o sea, un mensaje a las nuevas generaciones cubanas aquí que se oponen a las restricciones a viajes y envío de remesas impuestas por el presidente George W. Bush y líderes del ala conservadora de la comunidad cubana en Miami en 2004.

Pocos se atreven a pronosticar que Obama obtendrá el apoyo mayoritario de la comunidad cubanoestadunidense, cuya mayoría hasta la fecha es fiel al Partido Republicano. El virtual candidato presidencial republicano John McCain continúa apostando al poder de la vieja guardia aquí. En un discurso en mayo frente a esta comunidad, afirmó su compromiso de mantener el embargo y declaró que debilitar las restricciones sobre viajes y envío de remesas a Cuba “enviaría la peor señal posible a los dictadores en Cuba, de que no hay necesidad de que (ellos) promuevan reformas fundamentales y que simplemente pueden esperar un cambio unilateral en la política estadunidense”.

Los asesores de McCain para asuntos latinoamericanos incluyen a representantes del viejo Miami –entre ellos los hermanos Díaz Balart y Otto Reich– en una señal de que sus estrategas continúan pensando que el voto cubano –siempre clave mas allá de sus proporciones relativas (unos 650 mil en el sur de Florida)– será otra vez determinante en capturar el estado.

Pero las divisiones dentro de la comunidad cubana son cada vez más visibles, fragmentando lo que antes se proyectaba como un consenso político único aquí. Con la muerte de Mas Canosa en 1997 se generó una disputa en la misma Fundación que culminó con una escisión en la que la corriente más conservadora salió y formó el Consejo de Libertad Cubana. Mientras tanto, otros herederos de Mas Canosa, incluyendo su hijo y el actual y anterior director de la Fundación ahora son considerados “traidores” a la memoria de Mas Canosa por muchos del exilio inicial. “Si Mas Canosa pudiera ver a su hijo y a Joe García desde los altos (el cielo), se volvería loco”, comenta a La Jornada un chofer cubanoestadunidense que llegó aquí poco después de la revolución.

Por otro lado, hay señales de que la posición conservadora pierde poder en Washington, con cada vez más republicanos (entre ellos gobernadores y senadores), buscando formas de abrir lazos comerciales con Cuba. Junto con ello, las antes casi intocables organizaciones civiles anticastristas en Miami que se han beneficiado de las políticas de Washington fueron puestas bajo investigación.

En julio el Congreso congeló el presupuesto de 45 millones de dólares de la Agencia de Desarrollo Internacional destinado a financiar sus supuestas actividades de promoción de democracia en la isla al descubrirse varios ejemplos de corrupción; investigaciones independientes revelaron que más de 80 por ciento de estos fondos nunca llegan a la isla, sino que benefician a las ONG cubanoestadunidenses en este país.

Tal vez más notable es que la mano derecha de Mas Canosa y ex director de su Fundación, Joe García, ahora es el candidato demócrata que busca arrebatar a Mario Díaz Balart –quien junto con su hermano Lincoln fue llevado al poder por la misma Fundación– su puesto como representante federal.

Joe García cuenta en entrevista con La Jornada que la Fundación hace lo de siempre, obrando pragmáticamente en torno a las elecciones nacionales. “Yo era el director ejecutivo de la Fundación. Mi responsabilidad era llevar al candidato del Partido Demócrata a la derecha de los republicanos en la temática de Cuba. Y la astucia de Barack Obama es leer esto, oír algunos de los mensajes que están cambiando en el exilio. Y tomó la posición de centro-derecha y la izquierda, y le dejó a John McCain sólo la posición de la ultraderecha en un momento en donde están incrementando el número de los votantes latinos opuestos a esas posiciones, en donde la economía está empeorando, etc. Entonces han creado una situación en donde ellos mismo han roto el nexo histórico por ventaja política, y no han logrado nada”.

De todas maneras, los republicanos están confiados en que la maquinaria potente del ala conservadora cubanoestadunidense continuará, por lo menos en este ciclo, entregando el poder a los republicanos tanto al nivel estatal como federal.

Sin embargo, diversos observadores y políticos aquí subrayan que desde hace tiempo se anunció el “principio del fin” de ese sector conservador cubanoestadunidense y aun algunos de esa vieja guardia confiesan que los tiempos están cambiando. “Antes, pensábamos que podíamos ir a Cuba, invadir y establecer la democracia por la fuerza, y que Estados Unidos nos ayudaría. Esos tiempos ya se acabaron. Un hombre como yo, que ha luchado y soñado, tiene que llegar a la conclusión que el futuro no pertenece a mi generación. El cambio en Cuba tiene que venir desde adentro”, comentó recientemente Francisco Hernández, director de la Fundación, a la columnista Ana Menéndez del Miami Herald.

Para Sergio Bendixen, el encuestador especialista en el voto latino y asesor electoral de Obama, los cambios aquí implican un giro político con repercusiones nacionales y advierte que está por llegar el momento en el que “por primera vez en la historia de Florida el voto latino se va con los demócratas”.

Todo esto genera una intensa competencia entre los republicanos y los demócratas a nivel nacional, ambos considerando que Florida es clave para su estrategia nacional. En un promedio de las encuestas nacionales recientes compiladas por Real Clear Politics, McCain tiene una muy cerrada ventaja contra Obama de 47.2 contra 45.4, o sea dentro del margen de error.

Podría no ser el fin del viejo régimen en Miami, pero casi todos menos los más recalcitrantes admiten que las cosas están cambiando, y que se está marcando el principio de un fin como el inicio de otra realidad con implicaciones nacionales para la relación con la isla y el resto de América Latina.

David Brooks, La Jornada, 21 de agosto.


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