El Presidente Felipe Calderón arreció el cabildeo a lo largo de las últimas 72 horas para intentar amarrar el mayor grado de aceptación a la propuesta que el Consejo Nacional de Seguridad Pública haga pública a la sociedad este jueves.
Con todo, después de despachar a una decena de Gobernadores en Los Pinos, Calderón abordó anoche un helicóptero para trasladarse al Estado Azteca y presenciar, con el Mandatario Hondureño José Manuel Zelaya, el juego entre la selección azteca y el cuadro centroamericano.
El martes pasado, contra su costumbre, Calderón salió con una demora de 30 minutos hacia Villahermosa, Tabasco, para encabezar el reparto de vivienda a damnificados de las lluvias de octubre de 2007.
Ese día, a temprana hora en Los Pinos, recibió en privado a Guillermo Ortiz Mayagoitia, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero su charla se prolongó más de lo estimado y su avión aterrizó a destiempo en Villahermosa.
Antes, el lunes por la tarde, charló al menos tres horas con uno de los actores clave en esta coyuntura: el empresario Alejandro Martí, padre de Fernando, el adolescente cuyo secuestro y asesinato detonó el clima de indignación y temor que permea entre la población.
La semana pasada, también a temprana hora, Calderón había recibido a María Elena Morera, presidenta de la asociación México Unido contra la Delincuencia; de esa reunión el michoacano viajó a Puebla para convocar a la sesión extraordinaria del Consejo Nacional de Seguridad Pública.
Ayer mismo, después de efectuar una visita relámpago a Tulancingo, Hidalgo, se concentró en Los Pinos para desahogar una reunión con los integrantes de la Conago.
En medio de ese ritmo, tuvo tiempo para recibir al Presidente de Honduras, José Manuel Zelaya, con quien vislumbró la posibilidad de asistir al Estadio Azteca para ver el juego de la escuadra azteca contra el equipo centroamericano.
Conforme a la explicación de fuentes consultadas en Los Pinos, el Presidente Felipe Calderón ha insistido ante sus interlocutores que el fenómeno de la inseguridad pública es un asunto que reclama soluciones concretas, responsabilidades compartidas y, sobre todo, "unidad, solidez y coordinación" entre los gobernantes, sin descuidar la participación de la sociedad.
Con todo, después de despachar a una decena de Gobernadores en Los Pinos, Calderón abordó anoche un helicóptero para trasladarse al Estado Azteca y presenciar, con el Mandatario Hondureño José Manuel Zelaya, el juego entre la selección azteca y el cuadro centroamericano.
El martes pasado, contra su costumbre, Calderón salió con una demora de 30 minutos hacia Villahermosa, Tabasco, para encabezar el reparto de vivienda a damnificados de las lluvias de octubre de 2007.
Ese día, a temprana hora en Los Pinos, recibió en privado a Guillermo Ortiz Mayagoitia, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero su charla se prolongó más de lo estimado y su avión aterrizó a destiempo en Villahermosa.
Antes, el lunes por la tarde, charló al menos tres horas con uno de los actores clave en esta coyuntura: el empresario Alejandro Martí, padre de Fernando, el adolescente cuyo secuestro y asesinato detonó el clima de indignación y temor que permea entre la población.
La semana pasada, también a temprana hora, Calderón había recibido a María Elena Morera, presidenta de la asociación México Unido contra la Delincuencia; de esa reunión el michoacano viajó a Puebla para convocar a la sesión extraordinaria del Consejo Nacional de Seguridad Pública.
Ayer mismo, después de efectuar una visita relámpago a Tulancingo, Hidalgo, se concentró en Los Pinos para desahogar una reunión con los integrantes de la Conago.
En medio de ese ritmo, tuvo tiempo para recibir al Presidente de Honduras, José Manuel Zelaya, con quien vislumbró la posibilidad de asistir al Estadio Azteca para ver el juego de la escuadra azteca contra el equipo centroamericano.
Conforme a la explicación de fuentes consultadas en Los Pinos, el Presidente Felipe Calderón ha insistido ante sus interlocutores que el fenómeno de la inseguridad pública es un asunto que reclama soluciones concretas, responsabilidades compartidas y, sobre todo, "unidad, solidez y coordinación" entre los gobernantes, sin descuidar la participación de la sociedad.
Mayolo López, enviado, Reforma, 21 de agosto.
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