Apatía de Calderón frente a la migración, dicen en Foro Social

Madrid, 13 de septiembre. El gobierno de Felipe Calderón fue objeto de un doble reproche por parte de migrantes y activistas mexicanos que participan en el Foro Social Mundial de Migraciones (FSMM), que se realiza en la localidad madrileña de Rivas Vaciamadrid.

Las críticas a la administración mexicana, sobre todo al Instituto Nacional de Migración y a la diplomacia en general, son por dos aspectos igual de “graves y alarmantes”: la falta de interés y “coraje” de Calderón y su gabinete para defender a los millones de compatriotas que viven en Estados Unidos bajo el temor de ser expulsados y vulnerados en sus garantías individuales. Y, la segunda, por la cada vez más notoria situación de los centroamericanos que pasan por nuestro país, expuestos a los abusos y extorsiones de los agentes policiales, soldados y funcionarios corruptos.

Uno de los objetivos del FSMM es localizar los focos rojos del fenómeno de la migración y luego desarrollar una serie de iniciativas y propuestas para denunciar los casos más críticos sobre violaciones a los derechos humanos. Tanto expertos en el tema, funcionarios internacionales de la ONU y ciudadanos que han sufrido en carne propia los estragos de las políticas represivas coinciden en situar a México –y no sólo la frontera sur de Estados Unidos– como una de las zonas en las que más se vulneran los derechos de los migrantes.

La radiografía mundial de los flujos migratorios mantiene algunos puntos fronterizos históricos como los más proclives a vulnerar los derechos humanos de los migrantes –más de 200 millones de personas en el mundo. Es decir, en la frontera sur de Estados Unidos, con especial gravedad en Arizona y Texas, incluso se implementó la “mortal” Operación Guardián. En esta región del mundo mueren dos personas –la mayoría mexicanos– por día y desde la puesta en marcha del citado programa más de 5 mil.

Otro de los focos rojos es España, sobre todo en las costas fronterizas con África, donde mueren varias docenas de persona al año. Pero también preocupa los casos en India, Bangladesh, Nueva Zelanda y Australia, la situación en Italia –con su campaña contra gitanos y extranjeros– y los países ricos del Golfo Pérsico, sobre todo Arabia Saudita, entre otros.

México se encuentra entre los focos rojos, por dos razones: por ser uno de los países que más migrantes aporta –se calcula que viven sólo en Estados Unidos más de 10 millones de mexicanos y más de 25 millones de mexico-americanos–; y el segundo motivo, por el trato que reciben en nuestro país, sobre todo en el sureste, los miles de centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos cada año. En México, según el propio relator especial de la ONU para los derechos humanos de los migrantes, Jorge Bustamante, son “torturados, vejados y extorsionados” por un “red criminal” integrada por miembros de las fuerzas armadas, la policía y funcionarios corruptos.

La activista mexicana Elvira Arellano se convirtió en un símbolo de la lucha de los migrantes latinos en Estados Unidos en 2006, cuando protagonizó, junto a su hijo Saúl, un acto de resistencia frente a la orden de deportación girada por la administración estadunidense. Pese a su encierro de más de un año en una iglesia de Chicago, Arellano fue primero detenida, después encarcelada y finalmente expulsada de ese país. En entrevista con La Jornada, durante el FSMM, esta mujer de 33 años explicó que “históricamente en Estados Unidos ha habido represión y terrorismo en contra de nuestras familias migrantes. Se sabe que a partir de los años 30, por la gran depresión económica, comenzaron las redadas masivas que hoy están agudizándose”.

Pero Arellano señaló también al gobierno de Calderón: “Yo pienso que la manera en que el Presidente está tomando la situación de los migrantes es nula. Creo que no tiene ninguna posición, más bien hace lo que el gobierno de Estados Unidos diga. El año pasado me entrevisté con él, cuando me deportaron; le dije que nuestras familias estaban viviendo un horror. El presidente Calderón me contestó que, a veces, cuando llaman al gobierno de Estados Unidos a ellos tampoco les contestan las llamadas.”

Arellano criticó la doble moral del gobierno de Calderón y de su antecesor, Vicente Fox, quienes dicen que los migrantes son importantes y hasta “héroes” cuando “mandan dólares al país, pero cuando los deportan entonces no valen nada, ni son nadie y se las tienen que arreglar como puedan. Y pienso que eso no es justo”.

Ricardo Juárez, de Mexicanos sin Fronteras en Washington, añadió que “los gobierno mexicanos siguen teniendo una deuda con los migrantes, pues no hay un marco jurídico ni una política que proteja y defienda los derechos de los mexicanos que estamos fuera de México. En cuanto a la actual administración, me parece evidente que hay una sumisión a las políticas estadunidenses; de hecho, con el presidente Calderón, se está dando la política de trasladar las fronteras del norte al sur”.

Juárez coincidió con el relator de la ONU y con diversos grupos de migrantes centroamericanos en que México está adoptando actitudes y métodos públicos similares, “incluso peores”, que los que sufren los mexicanos en Estados Unidos. “Resulta vergonzoso saber lo que sufren en México los migrantes de Centro y Sudamérica, que son con quienes compartimos un espacio y un tiempo que nos hermana: vivimos juntos la persecución, trabajamos en los mismos sitios, vivimos en los mismos vecindarios y hasta compartimos celdas en las prisiones de migración”.

Armando G. Tejeda, La Jornada, 14 de septiembre.


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