Cuatro muertos y más de un millón de damnificados deja Ike en Cuba

La Habana, 8 de septiembre. Uno de cada diez cubanos ya tuvo que abandonar su casa para protegerse del huracán Ike, que en su primer día de ataque contra Cuba causó cuatro muertos. El meteoro azotó entre el domingo y el lunes a la mitad oriental de la isla y al parecer va a completar el martes su paso de aniquilamiento en toda la porción occidental, provocando daños aún incalculables.

El centro del ciclón entró la noche del domingo por la provincia de Holguín (nororiente), tirando su carga sobre Guantánamo, Granma y Santiago de Cuba. Siguió en dirección suroeste taladrando Las Tunas y Camagüey, y avanzó sobre el litoral, al sur de Sancti Spíritus y Ciego de Avila. Al final de la jornada estaba entrando a Cienfuegos, pero la masa de aire y las bandas de aguaceros cubrían todo el flanco derecho del mapa, según los reportes del Instituto de Meteorología.

En ese trayecto se degradó de categoría tres a uno, en la escala de cinco niveles y perdió nitidez el ojo, pero esta noche aún era huracán con vientos sostenidos de 130 kilómetros por hora y rachas de más de 200, que se mueve pesadamente a 20 kilómetros por hora, informó el experto José Rubiera.

Según la proyección de Rubiera, el fenómeno remontará hacia el noroeste, estremeciendo todo lo que le falta: Villa Clara, Matanzas, La Habana y la ciudad de La Habana. Podría salir al mar exactamente por el mismo lugar que golpeó Gustav la semana pasada: un corredor diagonal que pasa por la Isla de la Juventud y el oriente de Pinar del Río.

El país entero se mantenía en tensión, siguiendo el curso demoledor de Ike. Unos esperaban el momento para cuantificar daños y empezar las reparaciones; otros aguardaban el golpe inminente. En las zonas damnificadas por Gustav se suspendieron las tareas de recuperación para pasar de nuevo a la “alarma ciclónica”, de evacuaciones y resguardos.

La televisión mostró hoy imágenes de la entrada del huracán por la antigua villa de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, que en 1512 fue la primera población fundada en Cuba y hoy es un centro turístico del extremo oriental del país. Las olas del mar parecen un tsunami, trepando por encima de edificios de cinco pisos; los escombros tapan las calles, que parecen ríos.

Según otros reportes, Camagüey, la ciudad colonial, capital de la provincia del mismo nombre, estaba inundada esta noche, con niveles de agua de hasta cinco metros; había daños fuertes en varias ciudades de Holguín y en la zona turística de Guardalavaca, incluyendo la homónima capital provincial. Esa región, donde están los principales yacimientos niquelíferos del país, tenía carreteras bloqueadas por la caída de árboles.

Informes de los jefes regionales del Partido Comunista, que en una emergencia presiden la Defensa Civil en sus territorios, indican que el huracán ha derribado viviendas y volado techos de centros fabriles. Ha tumbado postes de electricidad y teléfono, torres de telecomunicaciones y árboles. Por eso hay lugares del oriente que quedaron sin comunicación y gran parte de esa zona no tiene servicio eléctrico esta noche.

El presidente Raúl Castro encabezó una reunión de la Defensa Civil, que entre otros puntos revisó la protección de la capital. Luis Carlos Góngora, vicepresidente del gobierno de La Habana, dijo a la televisión que uno de los puntos más vulnerables de la ciudad son los más de 620 edificios que están “en estado crítico”.

Más de un millón 230 mil personas (poco más de 10 por ciento de la población del país) que vive en lugares vulnerables estaban refugiadas en casas o albergues seguros. De ellas, casi 170 mil eran de la capital.

La Defensa Civil informó que dos hombres murieron en la provincia de Villa Clara al intentar desmontar una antena de televisión, sobre la que cayó un tendido eléctrico y les causó la electrocución; otro de Camagüey murió al caerle encima una pared de su vivienda, desplomada por un árbol y a una anciana de Holguín se le derrumbó su vivienda encima.

Entre los saldos de Ike, que llegó una semana después de Gustav, el gobierno decretó un “alza inmediata” al precio de combustibles que van de 57 a 68 por ciento para la gasolina, y de 86 por ciento para el diesel, explicando que la decisión obedece a la necesidad de “hacerlos corresponder con el aumento del costo del petróleo importado”. Los precios, indicó Granma, serán actualizados cada tres meses.

Gerardo Arreola, La Jornada, 9 de septiembre.


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