Aunque el huracán Ike amenaza ahora a Estados Unidos, su enorme cola de aguaceros, vientos fuertes y tormentas eléctricas continuó azotando el miércoles a Cuba, que “parece en la antesala de una nueva crisis económica, quizás la mayor desde la caída de su aliado soviético”, según los pronósticos más generalizados ayer en La Habana.
Las autoridades no han podido contabilizar todavía el total de pérdidas ocasionadas por el ciclón, pero reportes parciales indican que entre 50 y 70 por ciento de las cosechas fueron afectadas, son decenas de miles las viviendas destruidas, colapsó el sistema eléctrico nacional y cientos de kilómetros de vías se encuentran bajo agua.
Ike golpeó a Cuba ocho días después de que el huracán Gustav arrasara con la Isla de la Juventud, de 87 mil habitantes, y una parte de la occidental provincia de Pinar del Río. Ike dejó, hasta el momento, cinco muertos.
El convaleciente ex presidente Fidel Castro estimó entonces que el país necesitaría unos cuatro mil millones de dólares para enfrentar “las necesidades más perentorias”, cifra equivalente a la que Cuba ingresa anualmente por las ventas de níquel y el turismo internacional, sus principales fuentes de divisas.
Pero mientras los cubanos hacían el recuento de los daños dejados por Ike, el devastador huracán avanzaba fortalecido anoche por el Golfo de México rumbo a Texas.
Ike subió a categoría dos en la escala de Saffir-Simpson (de un máximo de 5) en las aguas calientes del Golfo y su ojo se encontraba a unos mil kilómetros al oeste de Texas, según el Centro Nacional de Huracanes de EU.
El gobernador de Texas, Rick Perry, declaró la amenaza de desastre en 88 condados y en la zona costera para comenzar la canalización de ayuda estatal. Además, movilizó a 7,500 miembros de la Guardia Nacional y comenzó los preparativos de una evacuación obligatoria, adecuando “autobuses en lugar de bolsas para cadáveres”. Las escuelas en el área de Corpus Christi cancelaron clases para hoy y mañana, así como los eventos deportivos.
Las autoridades no han podido contabilizar todavía el total de pérdidas ocasionadas por el ciclón, pero reportes parciales indican que entre 50 y 70 por ciento de las cosechas fueron afectadas, son decenas de miles las viviendas destruidas, colapsó el sistema eléctrico nacional y cientos de kilómetros de vías se encuentran bajo agua.
Ike golpeó a Cuba ocho días después de que el huracán Gustav arrasara con la Isla de la Juventud, de 87 mil habitantes, y una parte de la occidental provincia de Pinar del Río. Ike dejó, hasta el momento, cinco muertos.
El convaleciente ex presidente Fidel Castro estimó entonces que el país necesitaría unos cuatro mil millones de dólares para enfrentar “las necesidades más perentorias”, cifra equivalente a la que Cuba ingresa anualmente por las ventas de níquel y el turismo internacional, sus principales fuentes de divisas.
Pero mientras los cubanos hacían el recuento de los daños dejados por Ike, el devastador huracán avanzaba fortalecido anoche por el Golfo de México rumbo a Texas.
Ike subió a categoría dos en la escala de Saffir-Simpson (de un máximo de 5) en las aguas calientes del Golfo y su ojo se encontraba a unos mil kilómetros al oeste de Texas, según el Centro Nacional de Huracanes de EU.
El gobernador de Texas, Rick Perry, declaró la amenaza de desastre en 88 condados y en la zona costera para comenzar la canalización de ayuda estatal. Además, movilizó a 7,500 miembros de la Guardia Nacional y comenzó los preparativos de una evacuación obligatoria, adecuando “autobuses en lugar de bolsas para cadáveres”. Las escuelas en el área de Corpus Christi cancelaron clases para hoy y mañana, así como los eventos deportivos.
Manuel Juan Somoza en La Habana, Milenio, 11 de septiembre.
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