La hoguera del arsenal delictivo

Baja California, el Distrito Federal y otros estados del norte lideran las entidades donde mayores decomisos de armamento se realizan en el país. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) mantiene resguardados arsenales que tan sólo en la ciudad de México ocupan un área de 10 mil metros cuadrados, indicó el coronel Rafael Domínguez, jefe del complejo logístico de la Sedena.

“Realmente sorprende la habilidad y facilidad que tiene el poder corruptor del narcotráfico, que tiene acceso a adquirir armamento de tecnología. Sin embargo, nuestras autoridades se preocupan por ir actualizando ese equipamiento (en el Ejército) para no caer en situaciones en que sea rebasado”, precisó Domínguez, quien también es comandante del Primer Batallón de Materiales de Guerra.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Domínguez precisó que, además de armas como AK-47 y R-15, el crimen organizado tiene preferencia por fusiles tipo francotirador de calibre .50 de pulgada, granadas, bazucas de calibre 66 mm o lanzagranadas de 40 mm, que también se han obtenido en los decomisos.

Tan sólo en los almacenes generales de la Sedena en la ciudad de México, se han destruido 19 mil 817 armas durante la presente administración federal; el resto están sujetas a proceso y continúan arribando debido a los decomisos por operativos en lo que va del año, mencionó.

Del total, 95% de las armas aseguradas son destruidas, mientras que 5% son reutilizadas para adiestramiento; las de los se destinan a museos, y algunas son enviadas a las zonas militares como referencia para conocer el tipo de tecnología que usan los narcotraficantes, explicó el coronel.

Sin embargo, precisó que la mayoría de las armas de alto poder que son aseguradas, como son las AK-47 y R-15, son destruidas porque los calibres “se identifican con el crimen organizado y el narcotráfico”.

Las armas que son decomisadas provienen de dos fuentes: el crimen organizado o la portación ilegal. En ambos casos son concentradas en la instalación militar más cercana, donde se ponen a disposición de las autoridades civiles por estar sujetas a proceso, o de la Secretaría de la Defensa, detalló.

Las que provienen del crimen organizado y el narcotráfico “nos damos cuenta que muchas de ellas se dan por trueque entre droga y armas o viceversa. Como se sabe, son de procedencia extranjera”, refirió.

Las armas decomisadas con calibres 9 mm y 45 se concentran en la ciudad de México. Hay otras que están sujetas a algún proceso legal, por lo que son almacenadas en tanto dure el jucio, siendo 17 años el tiempo más largo que la Sedena ha resguardado armas. Al final, debido a su estado, son destruidas, explicó Domínguez.

Con la presencia de representantes de la Inspección General del Ejército, la Dirección General de Materiales de Guerra, la Procuraduría de Justicia Militar y el primer batallón de materiales de guerra se destruyen las armas decomisadas mediante corte por plasma y los desechos son colocados en cajas cerradas y selladas, que se trasladan a la industria militar, en donde son fundidas.

Cada arma es registrada en un acta con marca, modelo, calibre y matrícula, y es fotografiada antes y después de su destrucción, quedando los registros a disposición de futuras indagaciones en caso de querer conocer su destino, dado que este armamento incluye las armas de corporaciones policiacas, que entregan los lotes para adquirir nuevas, comentó.

Hasta ahora no hay registro alguno de que el narcotráfico haya intentado recuperar las armas aseguradas, porque, además de los cinturones de seguridad que tienen los almacenes, el coronel Domínguez lo atribuye a que “tal vez ellos busquen también modernizar sus medios”.

Domínguez agregó que no sólo preocupa a las autoridades mejorar el armamento del Ejército, sino también su equipamiento, como detectores manuales para los retenes, debido a que para el tráfico ilegal de drogas o armas, se utilizan diversos compartimientos en vehículos.
Doris Gómora, El Universal, 10 de septiembre.

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