Piden ante crimen protección divina

Los santos católicos están más socorridos que nunca para buscar protección divina contra la delincuencia.

"Que ya no exista violencia y muerte", "Protege a la familia", "Líbranos del peligro" y "Que no exista más inseguridad" son algunas de las tantas plegarias que se hacen ante los altares de San Charbel, San Judas, el Señor del Veneno y el Niño Cautivo, entre otros, en iglesias de la Ciudad de México.

"Yo sólo quiero pedirte que no nos pase nada, que no haya asesinatos y que se pueda estar en paz entre todos", dice uno de los listones colgado con un seguro blanco en la imagen de San Charbel, patrono de los causas difíciles, en la Parroquia de San Agustín, ubicada en Polanco.

Otros acuden a la Parroquia de Nuestra Señora de Líbano, en donde la demanda del aceite bendito de San Charbel ha aumentado recientemente, según los empleados del lugar. Se cree que, si se diluye en el agua que se toma, se estará protegido de cualquier mal. Cada listón cuesta 15 pesos, y la botella de aceite vale 25 pesos.

De las vallas metálicas ubicadas frente a la imagen del santo, que está en el jardín de la iglesia ubicada en la Colonia Florida, en la Delegación Álvaro Obregón, cuelgan decenas de listones de varios colores con peticiones de la comunidad libanesa y de católicos mexicanos.

Adentro, del lado izquierdo del altar central de la Virgen del Líbano, está la figura del monje y una alcancía donde también se le depositan cartas y listones.

El culto al monje libanés de la iglesia maronita es reconocido por la Iglesia católica. Según la Arquidiócesis de México, su veneración se ha hecho muy popular en los últimos años por los favores que la gente dice recibir de él.

"Yo soy devota de San Charbel desde hace mucho. Mi madre lo era, y ahora nosotros. A todos nos ha tocado la delincuencia, y uno reza para que esto que está pasando se termine", confía Leonor Pulido, vecina de Polanco.

El sacerdote maronita Yaacob Badaoui está convencido de que en México hay son más las personas buenas que aquellas que se dedican al crimen.

"Hay muchas personas malas en México, pero los buenos son más que los malos. Un secuestrador, un ladrón, dan un olor malo y contaminan a las demás, pero los mexicanos son buenos", señaló el sacerdote de la Parroquia de Nuestra Señora de Líbano.

Por otra parte, en la Antigua Basílica de Guadalupe también se multiplican las plegarias bajo la escultura de San Judas Tadeo.

"Protege a mi familia, sálvanos de la inseguridad y danos salud para terminar nuestras carreras", se lee en un listón azul con los nombres de Mirna y Grisha.

A la Iglesia de San Hipólito, donde cada 28 de mes se venera a San Judas Tadeo, patrono de las causas difíciles y desesperadas, también acuden los fieles para solicitar protección.

"Gracias por librarnos del peligro de la carretera, de los asaltos y darnos buen destino", reza una banda colocada sobre unas flores que el 28 de agosto llevó Antonio Jiménez, chofer de tráiler que trabaja en una empresa dedicada al comercio de ónix y mármol.



Cada quien su devoción

Víctimas y victimarios recurren por igual a la fe católica en busca de protección:


Nombre: Niño Cautivo
Mediador: Intercesor de los secuestrados
Lugar de veneración: Capilla de San Pedro en la Catedral Metropolitana del DF.
Antecedentes: Se le llama así porque durante su viaje de España al puerto de Veracruz, la nave en la que viajaba la escultura del Niño Dios del siglo 16, fue atacada por piratas árabes. Para recuperar la reliquia se tuvo que pagar una fortuna, según el INAH.
La imagen llegó a la Catedral en 1622 pero fue hasta 2000 cuando se le reconocieron milagros.



Nombre: Santa Muerte
Mediador: Protectora de narcotraficantes, delincuentes y policías.
Lugar de veneración: En el DF, en el altar de la calle Bravo, en Tepito, y en la Parroquia de las Misericordias, sede del líder religioso David Romo Guillén.
Antecedentes: Su culto no es reconocido por la Iglesia católica, que considera que sus fieles rinden devoción al diablo.
El secuestrador Daniel Arizmendi López y los capos Gilberto García Mena, "El June", y Osiel Cárdenas Guillén, son algunos de sus adeptos.

Leslie Gómez, Reforma, 7 de septiembre.


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