En una ceremonia de ascensos y reconocimientos a elementos de la Policía Federal, el Presidente de la República se esmeró en presumir las bondades del nuevo Modelo de Policía y en exaltar las prendas de confianza de los agentes.
Pero cuando bajó del templete instalado en el Centro de Mando, la realidad golpeó su rostro: "Denles mejores armas para la lucha...".
En un hecho inédito, familiares de elementos de la corporación que han muerto en el cumplimiento de su deber, reclamaron a Felipe Calderón que sus hijos o esposos vayan a una guerra sin ninguna garantía.
En medio de sollozos y frente a los secretarios de la Defensa Nacional, Marina y de Seguridad Pública, los deudos se quejaron con el Presidente de que los seguros de vida no cumplen su parte o que incluso hay momentos en que les impiden portar armas para defenderse.
Fue al término de la ceremonia de ascensos y reconocimientos a mil 665 agentes, cuando Calderón se despedía de los deudos que fueron apostados frente al presidium, cuado comenzaron el llanto y los reclamos.
"¡Denles mejores armas para la lucha", le pidió al presidente la señora Ivonne Ramos Martínez, que el 18 de julio perdiera a su hermano Juan Alberto Ramos, en un accidente donde un torton le arrolló en Guerrero.
La señora se quejó en entrevista de que la aseguradora no cumpla con la cobertura a su cuñada y su sobrino, quienes quedaron en el desamparo tras la muerte de Juan Alberto, quien tenía 31 años.
"¿Cómo quieren una policía que garantice la seguridad de nuestro pueblo, si no hay garantías para con ellos mismos? Es injusta esta situación, por eso le pedimos al señor Presidente que intervenga", expresó Mario Ramos, padre del joven occiso.
"Los mandan contra la delincuencia atados de manos, los mandan al matadero, esa es la verdad", expresó entre lágrimas Ivonne Ramos, hermana del fallecido.
Selene Viruet González, madre de dos pequeños que le acompañaron a la ceremonia, reclamó que su esposo fuera abatido a tiros en San Luis Potosí sin poderse defender de un ataque ocurrido el 11 de agosto, porque en el Instituto de Capacitación -donde tomaba un curso- les prohibía usar armas de fuego.
Su marido se llamaba Fabián Mario Martínez Torres, tenía el grado de Inspector en la policía, ganaba 4 mil pesos quincenales con las deducciones ya incluidas. En su curso, su promedio era de 9.8.
La viuda recriminó que la Policía Federal no autorizara el uso de armas a los agentes que se capacitaban en San Luis, luego de que el 1 de agosto cuatro fueran "levantados" en las inmediaciones del Instituto y aparecieran ejecutados dos días después.
"Yo no sé por qué, con lo que pasó a sus compañeros, no les dieron a portar armas, después de lo que le pasó a mi esposo ya lo permitieron, la verdad me dan mucha tristeza, un año de sacrificio", dijo entre sollozos.
Dice que le ha pedido a Facundo Rosas, subsecretario de Estrategia e Inteligencia Policial, hacer válido el ascenso de su esposo, quien cuando le mataron estaba a 30 días de llegar a la fecha del ascenso. No obstante, la viuda comentó que por ahora eso no ha sucedido.
Pero cuando bajó del templete instalado en el Centro de Mando, la realidad golpeó su rostro: "Denles mejores armas para la lucha...".
En un hecho inédito, familiares de elementos de la corporación que han muerto en el cumplimiento de su deber, reclamaron a Felipe Calderón que sus hijos o esposos vayan a una guerra sin ninguna garantía.
En medio de sollozos y frente a los secretarios de la Defensa Nacional, Marina y de Seguridad Pública, los deudos se quejaron con el Presidente de que los seguros de vida no cumplen su parte o que incluso hay momentos en que les impiden portar armas para defenderse.
Fue al término de la ceremonia de ascensos y reconocimientos a mil 665 agentes, cuando Calderón se despedía de los deudos que fueron apostados frente al presidium, cuado comenzaron el llanto y los reclamos.
"¡Denles mejores armas para la lucha", le pidió al presidente la señora Ivonne Ramos Martínez, que el 18 de julio perdiera a su hermano Juan Alberto Ramos, en un accidente donde un torton le arrolló en Guerrero.
La señora se quejó en entrevista de que la aseguradora no cumpla con la cobertura a su cuñada y su sobrino, quienes quedaron en el desamparo tras la muerte de Juan Alberto, quien tenía 31 años.
"¿Cómo quieren una policía que garantice la seguridad de nuestro pueblo, si no hay garantías para con ellos mismos? Es injusta esta situación, por eso le pedimos al señor Presidente que intervenga", expresó Mario Ramos, padre del joven occiso.
"Los mandan contra la delincuencia atados de manos, los mandan al matadero, esa es la verdad", expresó entre lágrimas Ivonne Ramos, hermana del fallecido.
Selene Viruet González, madre de dos pequeños que le acompañaron a la ceremonia, reclamó que su esposo fuera abatido a tiros en San Luis Potosí sin poderse defender de un ataque ocurrido el 11 de agosto, porque en el Instituto de Capacitación -donde tomaba un curso- les prohibía usar armas de fuego.
Su marido se llamaba Fabián Mario Martínez Torres, tenía el grado de Inspector en la policía, ganaba 4 mil pesos quincenales con las deducciones ya incluidas. En su curso, su promedio era de 9.8.
La viuda recriminó que la Policía Federal no autorizara el uso de armas a los agentes que se capacitaban en San Luis, luego de que el 1 de agosto cuatro fueran "levantados" en las inmediaciones del Instituto y aparecieran ejecutados dos días después.
"Yo no sé por qué, con lo que pasó a sus compañeros, no les dieron a portar armas, después de lo que le pasó a mi esposo ya lo permitieron, la verdad me dan mucha tristeza, un año de sacrificio", dijo entre sollozos.
Dice que le ha pedido a Facundo Rosas, subsecretario de Estrategia e Inteligencia Policial, hacer válido el ascenso de su esposo, quien cuando le mataron estaba a 30 días de llegar a la fecha del ascenso. No obstante, la viuda comentó que por ahora eso no ha sucedido.
Abel Barajas y Mayolo López, Reforma, 9 de septiembre.
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