Incongruencias en la exposición de motivos provoca suspicacias en el FAP

Hoy a las cinco de la tarde, nuevamente en el Hemiciclo a Juárez, Andrés Manuel López Obrador informará a las brigadas defensoras del petróleo cómo van las negociaciones en el Senado para la reforma energética.

Ésa fue la propuesta que el dirigente opositor hizo ayer, en el mismo lugar, a miles de adelitas que se reunieron ahí desde las 10 de la mañana para movilizarse si las circunstancias lo exigieran.

Por fortuna, ocurrió todo lo contrario. López Obrador leyó un mensaje básicamente informativo para recordar todo lo que se ha logrado y acotar lo que aún falta. Y la gente regresó a sus labores poco después del mediodía.

Durante la noche de anteayer, lunes, sin embargo, cuando los legisladores de PAN, PRI y PRD habían terminado de redactar por consenso los siete dictámenes de la reforma, alguien reparó en que la exposición de motivos de la misma conservaba el lenguaje original que tenía cuando la enviaron desde Los Pinos.

Era una incongruencia que, por ejemplo, en los artículos acordados por los tres partidos ya no se mencionaran los contratos “incentivados” o “de éxito”, mientras en la introducción del documento se exaltaran como mecanismos “ventajosos” para Petróleos Mexicanos (Pemex) y el país.

Al advertir la incoherencia, los legisladores del Frente Amplio Progresista (FAP) convocaron a sus colegisladores de PAN y PRI a reunirse de inmediato para suprimir los textos sobrantes, una tarea que se zanjó en unas cuantas horas durante la madrugada.

Ayer en la mañana, antes de dirigirse a la asamblea con las adelitas, los senadores del FAP se reunieron con el político tabasqueño para informarle que de los seis puntos que el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo definió como “inaceptables”, panistas y priístas habían convenido en retirar cinco.

No obstante, le explicaron, aún mantienen el de dividir en bloques el territorio y los mares nacionales, para que las empresas privadas, contratadas por Pemex, exploren y exploten pozos petroleros. Esto, matizaron algunos senadores, ya no es grave, porque como desapareció la figura de los contratos-riesgo (de éxito o incentivados), las compañías nacionales o extranjeras que trabajen dentro de los bloques deberán sujetarse a los términos de la obra que les encargue Pemex.

Pero en opinión de otros, lo inaceptable es que el país se divida en bloques y éstos queden en manos de intereses privados, ya que con ello, argumentaron, “se pierde soberanía”. Por ello, al referirse a este aspecto de la negociación senatorial, López Obrador se limitó a decir en su discurso:

“En las reformas que se están discutiendo, aunque no se permite, tampoco se prohíbe expresamente que empresas extranjeras puedan recibir contratos para la exploración y perforación en bloques o áreas en kilómetros cuadrados de nuestro territorio y aguas nacionales.”

Nada más. Dos párrafos más adelante, sin embargo, añadió: “Como ustedes comprenderán, no podemos tomar ninguna decisión si no aclaramos estos puntos a la luz de las tres principales condiciones que ha puesto nuestro movimiento desde el principio: que no se viole la Constitución, que no se privatice la industria petrolera y que no seamos cómplices de la corrupción de Pemex”.

Aunque para algunos observadores el tabasqueño se está pasando de quisquilloso, lo cierto es que el texto final de la reforma que salga del Senado pasará de inmediato a la Cámara de Diputados, donde las bancadas panista y priísta, e incluso algunos legisladores perredistas, podrían hacerle modificaciones, por lo que, dijo ayer López Obrador, “es el momento de dejar todo por escrito con toda precisión, sin ninguna ambigüedad, para que no haya malas interpretaciones y, lo peor, distorsiones para el futuro”.

A partir de estos razonamientos, el “presidente legítimo” de México llamó a una consulta con los técnicos petroleros e intelectuales que formularon la propuesta alternativa que presentó el FAP y que hasta ahora ha sido recogida en casi todos sus aspectos por panistas y priístas. Esa reunión estaba en curso anoche a las 21 horas.

Lo que finalmente se decida en ese encuentro a puerta cerrada se informará esta tarde en la asamblea del Hemiciclo a Juárez. Así, dijo el dirigente ayer ante las adelitas, “se va a demostrar que sí se pueden tomar decisiones colectivas, entre todas y entre todos. Esto va a quedar de manifiesto”.

Al bajar del templete, el “presidente legítimo” fue abordado por un periodista tabasqueño, quien le solicitó una opinión acerca del escándalo político que ha estallado en su entidad natal, donde el diputado local perredista, Adán López Hernández, descubrió que el gobernador Andrés Granier Melo “desvió” más de 140 millones de pesos, que habían sido entregados por el gobierno federal para la atención de los damnificados por las inundaciones recientes.

“No se vale”, dijo López Obrador. “Si de por sí es criminal robarse el dinero del pueblo, lo es todavía más cuando se trata de fondos para ayudar a los damnificados. Nada más se robaron 144 millones de pesos en un solo negocito, eso lo tiene que aclarar (Felipe) Calderón, porque se trata de recursos federales”.
Jaime Avilés, La Jornada, 22 de octubre.

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