Al fin… acuerdos, abrazos, sonrisas. Todos parecen estar satisfechos con los siete dictámenes que integran la reforma energética y que fueron avalados por el Senado este lunes.
Parece ser una reforma a la medida de todos, excepto a la medida de las necesidades reales de Petróleos Mexicanos (Pemex), porque falta palpar cómo serán vistos los cambios legales entre las empresas petroleras multinacionales y entre los grandes inversionistas y si estos serán suficientes para atraer los capitales que requiere Pemex, sobre todo en un momento de crisis internacional en la que la lucha por los recursos a nivel internacional va a ser una constante en los próximos años.
Por lo pronto, el Ejecutivo logro el objetivo de alcanzar una reforma durante su administración, lo que no lograron los ex presidentes Salinas, Zedillo y Fox, aunque no haya sido en los términos que la planteo originalmente.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Frente Amplio Progresista (FAP), encabezado por Andrés Manuel López Obrador, dice haber evitado la privatización de la industria petrolera, pero avala la participación de la iniciativa privada, aunque sea con candados.
Acción Nacional (PAN) saldrá a decir que no hubo vencedores ni vencidos y que fue capaz de modificar su postura para dejar en claro que el verdadero espíritu que los movió es modernizar a Pemex.
El Revolucionario Institucional (PRI) que parece ser el mejor posesionado en todo este proceso, pues mediante una actitud prudente, de diálogo, de concertación durante todo el tiempo que se llevó el debate y el análisis de las diferentes propuestas, logro aglutinar las distintas fuerzas políticas para encontrar las mejores soluciones para Pemex.
La reforma
En términos de lo que se aprobó, queda claro, según los legisladores, que se alcanzaron las mejores soluciones para la industria petrolera mexicana.
Los puntos que en realidad eran indiscutibles y en donde siempre hubo consenso, lo cual quedo demostrado con la rapidez como fueron aprobados, son:
El fortalecimiento de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
La creación de la Comisión Nacional de Hidrocarburos.
Por otra parte, los contratistas no serán dueños de los hidrocarburos encontrados ni tendrán el control de la industria petrolera, no podrán tener derechos preferentes.
Parece ser una reforma a la medida de todos, excepto a la medida de las necesidades reales de Petróleos Mexicanos (Pemex), porque falta palpar cómo serán vistos los cambios legales entre las empresas petroleras multinacionales y entre los grandes inversionistas y si estos serán suficientes para atraer los capitales que requiere Pemex, sobre todo en un momento de crisis internacional en la que la lucha por los recursos a nivel internacional va a ser una constante en los próximos años.
Por lo pronto, el Ejecutivo logro el objetivo de alcanzar una reforma durante su administración, lo que no lograron los ex presidentes Salinas, Zedillo y Fox, aunque no haya sido en los términos que la planteo originalmente.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Frente Amplio Progresista (FAP), encabezado por Andrés Manuel López Obrador, dice haber evitado la privatización de la industria petrolera, pero avala la participación de la iniciativa privada, aunque sea con candados.
Acción Nacional (PAN) saldrá a decir que no hubo vencedores ni vencidos y que fue capaz de modificar su postura para dejar en claro que el verdadero espíritu que los movió es modernizar a Pemex.
El Revolucionario Institucional (PRI) que parece ser el mejor posesionado en todo este proceso, pues mediante una actitud prudente, de diálogo, de concertación durante todo el tiempo que se llevó el debate y el análisis de las diferentes propuestas, logro aglutinar las distintas fuerzas políticas para encontrar las mejores soluciones para Pemex.
La reforma
En términos de lo que se aprobó, queda claro, según los legisladores, que se alcanzaron las mejores soluciones para la industria petrolera mexicana.
Los puntos que en realidad eran indiscutibles y en donde siempre hubo consenso, lo cual quedo demostrado con la rapidez como fueron aprobados, son:
El fortalecimiento de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
La creación de la Comisión Nacional de Hidrocarburos.
Por otra parte, los contratistas no serán dueños de los hidrocarburos encontrados ni tendrán el control de la industria petrolera, no podrán tener derechos preferentes.
Noé Cruz Serrano, El Universal, 21 de octubre.
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