La violencia en AL acaba con más vidas que el sida, reconoce la OEA

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, reconoció que la violencia en América Latina se ha convertido en una epidemia que acaba con más vidas que cualquier enfermedad, entre ellas el sida.

"Es una epidemia, una plaga en nuestro continente… destroza más hogares que cualquier crisis económica que podamos sufrir. Es una amenaza para las instituciones del Estado, tan nociva como cualquier situación de subversión que hallamos experimentado", apuntó durante la inauguración de la Primera Reunión de Ministros en Materia de Seguridad Pública de las Américas, celebrada en Polanco.

El funcionario chileno subrayó que el crimen y la violencia se han constituido como las principales amenazas para el crecimiento de Latinoamérica. "Es esto un problema que atenta contra la seguridad, la salud y la integridad física y que tiende a afectar los fundamentos del desarrollo económico y político de las Américas", indicó tras advertir que la integridad misma del Estado se ve amenazada por la extensión, poder e influencia "del fenómeno delictual".

Poco después, durante el informe de la organización internacional que dirige, Insulza abundó sobre las ramificaciones, orígenes y consecuencias del crimen organizado.

En dicho informe, abundó que el aumento en el consumo de drogas, la fácil adquisición de armas de fuego, fronteras porosas, la corrupción policial y un Poder Judicial ineficiente, lento y poco justo, son las variantes que componen el crecimiento del crimen organizado en la región.

Inzulsa apuntó que el crecimiento de la inseguridad ha sido tal que en la actualidad se encuentra entre los dos o tres problemas de mayor preocupación en Latinoamérica, superado tan sólo por la pobreza y el desempleo.

Todo esto, dijo, ha generado una creciente desconfianza de la sociedad hacia las instituciones encargadas del control y prevención de la criminalidad.

Otros elementos que no se puede ignorar en el avance de la ola delictiva por el continente son la carencia de políticas de Estado que establezcan metas y objetivos claros, así como la ineficacia policial originada entre otras causas por los bajos salarios y la nula preparación. "La mayoría de los países carece completamente de planes o políticas de seguridad", dijo.

Insulza expuso que la amplitud e intensidad de los fenómenos criminales y las carencias o debilidades de las instituciones encargadas de combatir el crimen, afectan drásticamente la calidad de vida de la sociedad, además de generar un clima de temor generalizado. "Esto amenaza directamente la solidez de la democracia y las posibilidades reales de desarrollo económico y social", alertó.

Durante esta Primera Reunión de Ministros en Materia de Seguridad participarán los 34 países miembros de la OEA y culminará este miércoles. En el encuentro se expondrá la situación de la seguridad pública en Latinoamérica, sus retos y desafíos.

En las distintas mesas de trabajo de este foro también se discutirán temas relacionados con las estrategias de prevención, mejoramiento de las condiciones e instituciones de seguridad pública y cooperación internacional.
Olivier Pavón, Crónica, 8 de octubre.

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