'Apenas alcanza para ir viviendo'

Carmela Durán, una mujer de 66 años, camina despacio el trayecto de la peregrinación que organiza cada año la Arquidiócesis de México a la Basílica de Guadalupe. Cansada, sostiene un rosario que viene siguiendo a un lado del altavoz principal.

Su ruego se resume a una sola petición: tener dinero suficiente para comprarle las medicinas a su marido, don José, que tiene diabetes y ya le practican la hemodiálisis.

"Es que todo se puso muy caro, a veces ya no hay para comprar las medicinas cuando no las tiene el Seguro (Social) y ya se me ha puesto malito varias veces", expresó con lágrimas en los ojos.

Como ella, miles de personas participaron en la peregrinación de la Arquidiócesis que encabezó el Cardenal Norberto Rivera, buscando un poco de esperanza y luz.

Ramiro Cuevas era herrero de oficio hasta hace 7 años, cuando un corto circuito le aventó en la cara el material con el que trabajaba y perdió la vista. Dos años después, una vez superada la depresión que le trajo el accidente, aprendió a tocar la guitarra y salió a cantar al Metro.

"Fue muy duro al principio, pero mi fe me ha ayudado mucho; desde antes ya venía a la peregrinación y cada año trae uno un agradecimiento diferente y también viene uno a pedir cosas", dijo Ramiro.

Susana Oropeza caminó con sus dos hijos amarrados a su cintura con una cinta de colores que le permite no perderlos de vista. Llegó a la Glorieta de Peralvillo, desde donde salió la peregrinación, cerca de las 9:00 horas, aunque trabajó la noche anterior como cajera en una tienda.

Al igual que la mayoría de los fieles, Susana pidió por el bienestar de su familia y para que el trabajo no le falte, sobretodo en esta época de crisis.

"Ya corrieron a dos compañeras y yo no quiero que me saquen, porque sin mi sueldo nos la veríamos duras. Vengo a pedirle a la virgencita que nos dé mucho trabajo este año", afirmó.

Este año, Ramiro pidió para que la crisis económica no le pegue tanto a su familia y puedan seguir adelante a pesar de su discapacidad.

"Me da miedo que alguna de mis hijas se vaya a enfermar, porque no tenemos nada ahorrado, apenas nos alcanza para ir viviendo y si alguien se enferma la pasamos muy mal", afirmó.

Al llegar a la Basílica, los peregrinos se encontraron con miles de sillas y tres carpas instaladas en el atrio del recinto mariano que servirán para recibir el próximo sábado a los participantes del Encuentro Mundial de las Familias.

Rivera Carrera ofició la misa desde la carpa principal, rodeado de varios sacerdotes y de seis guardaespaldas y cuatro policías federales que lo resguardaron durante la ceremonia, e incluso al momento de ofrecer la comunión.

La peregrinación de la Arquidiócesis, que llegó a contar con una asistencia de 20 mil personas, es la primera que recibe la Basílica de Guadalupe en este 2009 y tuvo la intención principal de pedir por el éxito del encuentro familiar, evento que reunirá a cerca de 7 mil personas de México y el mundo.
Imelda García, Reforma, 11 de enero.

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