Chávez, el líder “rojo, rojito”

La oposición venezolana lo apodó El Chacumbele, aquel popular personaje cubano que causó su propia muerte con sus acciones. Otros ven en él a un ídolo. Hugo Rafael Chávez Frías suele inspirar ese tipo de reacciones. Unos lo aman, otros lo odian. Nada de medias tintas.

El segundo de seis hijos, Chávez nació en Sabaneta, Barinas, en 1954. Sus padres eran maestros; estudió hasta el bachillerato, antes de que su vida tomara un rumbo definitivo, cuando ingresó a la Academia Militar de Venezuela. En 1975 consiguió el grado de subteniente. También es licenciado en Ciencias y Artes Militares, rama Ingeniería. Eso, sin contar que ha demostrado dotes para la actuación, escribe poemas de cuando en cuando, canta y es capaz de hablar por horas.

Pero lo suyo, lo suyo, es el socialismo. Inspirado por su gran ídolo, Simón Bolívar, fundó en 1982 el Movimiento Bolivariano Revolucionario.

Acceso al poder

Mientras Chávez maduraba sus ideas de izquierda, la economía venezolana iba en declive. El segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez era un desastre y la sociedad estaba furiosa. En 1989, Caracas y sus alrededores sufrieron una oleada de protestas y saqueos (el llamado “Caracazo”) que fueron violentamente reprimidas. Las cifras de muertos oscilaron entre 300 y 3 mil.

En ese contexto, Chávez comenzó a preparar el golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, que finalmente fracasó. Chávez terminó preso. Esa derrota lo marcó para siempre y lo convirtió en un símbolo para los pobres. “Sí, llámenme golpista. Pero el golpe de Chávez es el golpe del pueblo”, diría más tarde. Pasó dos años en prisión, hasta que fue indultado. Una vez libre, convirtió su Movimiento Bolivariano en el Movimiento V República y en 1998 lanzó su campaña por la Presidencia. Gracias a su estilo franco y populachero, triunfó con 56% de los votos.

Gobierno

Comenzó la era Chávez, la del “rojo, rojito”. En 2000 fue reelecto, con 60% de los votos, luego de que la Asamblea Constitucional ampliara a dos periodos el límite para ejercer la Presidencia. Chávez, divorciado en dos ocasiones y padre de cuatro hijos, ha gobernado con la idea fija de instalar en Venezuela el socialismo del siglo XXI y de seguir los pasos de su mentor y amigo, el ahora ex presidente Fidel Castro.

Las misiones bolivarianas para ayudar a los desprotegidos han caracterizado su administración, pero su principal herramienta ha sido la riqueza petrolera venezolana —que da cuenta de 90% de los ingresos por exportaciones— , que no ha dudado en utilizar para granjearse apoyos y amenazar a enemigos. Organismos de derechos humanos lo acusan de reprimir la libertad de expresión y a los medios, mientras él asegura una y otra vez que “el imperio” —es decir, Estados Unidos— fragua magnicidios en su contra.

Talón de Aquiles

A pesar de su fuerza y poder de convocatoria, la oposición crece día a día en Venezuela. En medio de una huelga general, Chávez sufrió un golpe de Estado, en abril de 2002. Sobrevivió, pero fue la primera llamada de atención. La segunda vendría a finales del año pasado, cuando 51% votó por el “No” en un referéndum sobre la posibilidad de otorgar al presidente una reelección indefinida. Chávez (que debe dejar el poder en 2013) reconoció su derrota... por ahora.

Visión hacia el mundo

Las relaciones de Chávez con otros países no han sido fáciles. Aunque tiene su esfera de influencia en América Latina, donde los gobiernos de Cuba, Ecuador, Bolivia y Nicaragua comparten su visión socialista, y con Rusia, ha alejado a otros con su discurso radical. Se peleó durante una cumbre con el rey Juan Carlos de España, quien, impacientado, le gritó: “Por qué no te callas”; comparó a la canciller alemana, Angela Merkel, con Hitler. Mandó tropas a la frontera tras la incursión colombiana en un campamento de las FARC, en territorio ecuatoriano.

Con todos ha hecho las paces, excepto, claro está, con su archienemigo, el presidente estadounidense, George W. Bush, a quien se refiere como el mismísimo diablo que “deja olor a azufre” a su paso.

El Universal, 5 de enero.


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