El ex presidente cubano Fidel Castro, de 82 años, vuelve a dar motivos para que se disparen rumores sobre su salud, tras cumplirse cuatro semanas sin que el régimen haya mostrado imágenes del convaleciente líder revolucionario.
Más significativo si cabe es la total ausencia en este ciclo de sus periódicas Reflexiones. Este silencio es especialmente significativo en dos acontecimientos de suma importancia, como fue el ingreso de Cuba al Grupo de Río, al que asistió su hermano Raúl, y cuyos miembros aprovecharon para pedir al presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, que levante el embargo, y el 50 aniversario de la Revolución que él encabezó, y que despachó con un mensaje de apenas 15 palabras.
La última columna de Fidel se publicó el pasado 15 de diciembre, en la que dudaba que Obama pudiera cambiar el curso de la historia. Pero, a ocho días para que el nuevo jefe de la Casa Blanca asuma su cargo, no ha dicho una palabra de esa circunstancia.
Después de recibir en noviembre al presidente chino, Hu Jintao, con el que se dejó fotografiar, y al de Rusia, Dmitri Medvedev, en el lapso de diez días, no se ha informado de ninguna entrevista de Castro.
“Estado delicado”. No se conocen reuniones posteriores con amigos y admiradores suyos, como dos gobernantes latinoamericanos que visitaron Cuba la semana pasada: el panameño Martín Torrijos y el ecuatoriano Rafael Correa.
Por su parte, el canciller chileno, Alejandro Foxley, dijo que no se ha incluido en la agenda de la presidenta Michelle Bachelet un encuentro con Fidel, durante su visita a la isla en febrero. Las razones: “el delicado estado de salud” de Castro.
El domingo pasado, el venezolano Hugo Chávez afirmó que “el Fidel aquel que recorría las calles y pueblos de madrugada con su uniforme y abrazando a la gente, no volverá, quedará en el recuerdo”.
Aunque su incondicional afirmó a renglón seguido: “Fidel va a vivir, como está vivo, y vivirá siempre, más allá de la vida física”.
Más significativo si cabe es la total ausencia en este ciclo de sus periódicas Reflexiones. Este silencio es especialmente significativo en dos acontecimientos de suma importancia, como fue el ingreso de Cuba al Grupo de Río, al que asistió su hermano Raúl, y cuyos miembros aprovecharon para pedir al presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, que levante el embargo, y el 50 aniversario de la Revolución que él encabezó, y que despachó con un mensaje de apenas 15 palabras.
La última columna de Fidel se publicó el pasado 15 de diciembre, en la que dudaba que Obama pudiera cambiar el curso de la historia. Pero, a ocho días para que el nuevo jefe de la Casa Blanca asuma su cargo, no ha dicho una palabra de esa circunstancia.
Después de recibir en noviembre al presidente chino, Hu Jintao, con el que se dejó fotografiar, y al de Rusia, Dmitri Medvedev, en el lapso de diez días, no se ha informado de ninguna entrevista de Castro.
“Estado delicado”. No se conocen reuniones posteriores con amigos y admiradores suyos, como dos gobernantes latinoamericanos que visitaron Cuba la semana pasada: el panameño Martín Torrijos y el ecuatoriano Rafael Correa.
Por su parte, el canciller chileno, Alejandro Foxley, dijo que no se ha incluido en la agenda de la presidenta Michelle Bachelet un encuentro con Fidel, durante su visita a la isla en febrero. Las razones: “el delicado estado de salud” de Castro.
El domingo pasado, el venezolano Hugo Chávez afirmó que “el Fidel aquel que recorría las calles y pueblos de madrugada con su uniforme y abrazando a la gente, no volverá, quedará en el recuerdo”.
Aunque su incondicional afirmó a renglón seguido: “Fidel va a vivir, como está vivo, y vivirá siempre, más allá de la vida física”.
EFE en La Habana, Crónica, 13 de enero.
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