La revolución de Fidel

A 50 años del triunfo de la Revolución Cubana, REFORMA entrevistó a mexicanos que apoyaron o tuvieron contacto con Fidel Castro en 1955, cuando llegó a México para -junto con su hermano Raúl y Ernesto Che Guevara-, planear desde aquí el derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista


'Ser libres o mártires'


Junto a varias imágenes y a una bandera de Cuba, cuelga una fotografía del yate Granma, con un mensaje de Fidel Castro: "En los días difíciles de los preparativos de la expedición del Yate Granma, tu apoyo y colaboración resultaron de inestimable valor para cumplir con el compromiso de ser libres o mártires. Diciembre de 2001".

Este es uno de los innumerables recuerdos que Antonio del Conde, conocido como "El Cuate", guarda en su casa como muestra de la amistad que lo une con Castro y las andanzas del cubano en México entre 1955 y 1956, años en los que planeó desde aquí la Revolución Cubana, que triunfo el 1 de enero de 1959.

Terminaba el verano de 1955 cuando el Comandante apareció de traje en su armería, ubicada en Revillagigedo 47, en el Centro Histórico.

Aquel hombre tenía justo su edad, 29 años, y hubo algo en él que lo llevó a brindarle su apoyo incondicional.

Castro llegó a México el 9 de julio de 1955 como exiliado, para preparar desde aquí el ataque contra el régimen de Fulgencio Batista.

Llegó junto con su hermano Raúl -ahora Presidente de Cuba-, mientras que Ernesto "Che" Guevara había pisado tierras mexicanas un año antes, para unirse a ellos.

"¿Tiene usted acciones de mecanismos Belgas?', eso me dijo, a lo que yo respondí: 'yo no sé quién sea usted, ni me interesa, pero si usted quiere, yo lo ayudo".

Desde ese momento, ambos mantuvieron la promesa de la secrecía. Del Conde sería "El Cuate" y Castro "Alejandro", el mexicano sería pieza clave en las acciones del Movimiento 26 de Julio para cumplir la promesa del Comandante de ser libres o mártires.

El oficio de don Antonio sobre la venta de armas se mezcló con el trabajo de entrenamiento en tiro y asesoría que brindó a los cubanos.

Más tarde, después de dos intentos fallidos por comprar un transporte que los llevara a Cuba, don Antonio consiguió el ahora famoso yate Granma, donde Castro y 81 expedicionarios partieron de Veracruz un 25 de noviembre de 1956.

Llegaron a Cuba siete días después para iniciar la lucha que culminaría el 1 enero de 1959 con el triunfo de la Revolución Cubana.

"Podemos decir que México fue elemento para ese triunfo", considera Del Conde, quien consiguió el famoso yate por 20 mil dólares a la familia Erikson, y durante meses lo acondicionó, porque sólo tenía capacidad para 20 personas.

Don Antonio deseaba partir con los expedicionarios, quienes también eran exiliados cubanos en México, pero el Comandante le pidió quedarse porque en territorio mexicano le sería de mayor utilidad.

Así lo hizo, y el único mexicano que partió fue Alfonso Guillén Zelaya, quien tenía 19 años de edad.

Durante los más de dos años que Fidel estuvo en combate, Del Conde dotaba al movimiento de armas, actividad por la que fue encarcelado dos veces en Estados Unidos.

Ahora, a sus 82 años, no se arrepiente de involucrarse en la Revolución, pese a que le retiraron su pasaporte durante 20 años, su empresa quebró, la Iglesia lo excomulgó y tuvo muchos problemas familiares.

"Lo volvería a hacer, la última plática con él, en persona, fue hace 3 años, siempre estará presente en México de alguna manera, para mí un Fidel Castro cada 2 mil años".





Destacan buena relación


Desde que llegó al poder, Fidel Castro estuvo en México sin estarlo.

Durante muchos sexenios el Comandante hizo realidad aquella frase de que con ningún país tenía tantas relaciones afectivas como con México.

Y aunque un sin fin de políticos aseguran ser sus amigos, pocos pueden contar anécdotas sobre Fidel Castro.

Entre estos últimos está Gustavo Carvajal, actual presidente adjunto de la Copppal.

No era el Canciller, sino dirigente nacional del PRI, pero se convirtió en el contacto del Presidente José López Portillo con la Isla.

Ha estado con Castro 65 veces, las primeras decenas por una relación oficial, el resto como un amigo cercano.

Asegura que durante sexenios Castro le pedía opinión sobre planes e incluso les advertía de situaciones que podrían afectar a México.

Por ejemplo, un día habló para informar que sacaría de la isla a "Los marieles", que eran dementes o delincuentes, así que les pidió no recibirlos, así lo hicieron, y ahora, explica, aún tienen problemas con ellos en Perú y Costa Rica.

"Nunca ha hecho nada relacionado que dañe a México, dicen que allá prepararon al EPR y Marcos, pero no es cierto.

"Castro no se ha metido en los problemas mexicanos, a mí me consta, es muy respetuoso, inclusive, en los 80 o 90 avisaba, vino zutano, así que evitó movimientos guerrilleros en nuestro País y hasta la fecha no hay ninguna señal de que Cuba haya apoyado algún movimiento guerrillero, él nos avisaba si sabía de algo", afirma.

Carvajal presume que en comparación con el PAN, el PRI siempre tuvo una buena relación con el Comandante; sin embargo, reconoce los desencuentros que hubo con Ernesto Zedillo.

En la administración de Fox también fue en alguna que otra ocasión el enlace. El priista habló con él cuando el Mandatario panista condicionó a Castro una visita de Estado.

"Le afirmó que visitaría Cuba cuando hubiera señales de apertura democrática, yo hablé con el Comandante y le pregunté si era cierto, y él me respondió que sí, había cuatro diputados cubanos detenidos, le dije suelte a los cuatro y haga oficial el reglamento sobre la pena de muerte, al día siguiente me habla y me dijo que soltaría tres e hizo la declaración, y ahí se fijo la fecha para la visita de Fox a Cuba", platica el ex dirigente priista.

Para Carvajal, donde esté, el Comandante representará un fenómeno político de fortaleza, porque nadie pudo ganarle en sus creencias, ni Estados Unidos, con su opresión, logró que dejara el cargo.

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El senador Alberto Sánchez Anaya ha sido uno de los enlaces del Partido Comunista en México, impulsando temas en común para el desarrollo de la sociedad.

"Tiene muchos amigos en México, somos sólo un enlace entre los partidos de izquierda con los identificados por Castro.

"Jamás existirá un hombre tan astuto como él", asegura uno de los líder del Partido del Trabajo.




Encuentran cubanos a aliados mexicanos


Los cuarteles del Comandante Fidel Castro fueron innumerables, pero la mayoría estaban asentados en el DF, Monterrey, Guadalajara, Yucatán y Veracruz.

Muchos de quienes lo apoyaron han muerto. En esa lista está Arsacio Venegas, ex luchador que enseñó a los guerrilleros defensa personal, incluso se dice que fue en su taller donde se imprimió el primer y segundo manifiesto del Movimiento 26 de Julio.

También está doña Antonia, exiliada cubana que por un tiempo los hospedó en el número 49 de la calle Emparan, en la Colonia Tabacalera; Erasmo Rivera, el hacendado; o doña Dieguita Hernández, quien les lavaba la ropa y preparaba comida en Ayotzingo.

Fernando Gutiérrez Barrios, quien se convirtió en un aliado de los cubanos desde el Gobierno. Él le informó que Batista había mandado uniformados a México para matarlo, por lo que le pidió apresurar su salida hacia Cuba.

Como despedida, Castro visitó a Gutiérrez Barrios en su casa y le regaló unos aretes de oro a su hija.

El 3 de enero de 1982, Castro le dijo a García Márquez que "extrañamente" encontraron en México a un grupo de agentes honestos, sensibles, firmes y serios, del que formaba parte Gutiérrez.

"Se hizo amigo de nosotros. Yo visitaba su casa. Gutiérrez Barrios es un hombre de principios éticos. Después él nos informaba para protegernos en nuestro intento de llegar a Cuba y luchar contra la tiranía. Y ya cuando estaba listo y le hice el regalo de unos aretes a su pequeña hijita, ya éramos amigos".

Alfonso Guillén Zelaya, quien fue el segundo extranjero en la expedición del granma, pues el otro fue un italiano, fue seleccionado por "El Che" por su buen tiro, llegó al poder y vivió en Cuba hasta los 90. En 1994 murió en Chihuahua a causa de un paro cardiaco.





Reconstruyen nexos México y La Habana


Después de 22 años, en 1979, el Comandante Fidel Castro volvió a pisar tierras mexicanas.

Llegó a la isla de Cozumel y sus primeras palabras fueron: "Al volver de nuevo, no tengo necesidad de besar esta tierra, porque la he llevado siempre en lo más profundo de mi corazón".

La relación entre Castro y el Gobierno mexicano siempre fue buena. Acudió a las tomas de protesta de los Candidatos priistas Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, con quien tuvo algunos desacuerdos por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

El 1 de diciembre llegó a la toma de protesta del Presidente Vicente Fox. Ese día, durante una reunión privada prometieron mantener "canales de diálogo abiertos permanentes y buen entendimiento".

Sin embargo, la relación diplomática entre ambos países se rompió en el 2005 por la diferencias con el Presidente mexicano; meses después se restableció y actualmente están en la reconstrucción.

Los presidentes mexicanos que visitaron la Isla fueron, Miguel de la Madrid, en 1986; Carlos Salinas de Gortari, en 1994, y el panista Vicente Fox, en 2002.

Recientemente, Raúl Castro invitó a Felipe Calderón a visitar la Isla a mediados del 2009.





'Era un hombre frío en sus palabras'


Don Eulogio Ruiz, conocido en Santa Catarina Ayotzingo, Chalco, como "El Ovejas", no olvida la imagen de Fidel Castro.

"Un hombre muy serio, pensativo todo el tiempo, frío en sus palabras, pero 'El Che' era otra cosa, más entrón, con más decisión, un hombre alto y muy delgado, que su presencia le daba miedo a uno, porque estaba vestido de militar con armas en la cintura".

Hace 53 años, cuando tenía 19 años, vendía leche al Rancho San Miguel -para los cubanos Santa Rosa-, donde se hospedó Castro y sus hombres durante tres meses.

Una tarde Don Erasmo Rivera, dueño de la hacienda, le pidió que tres veces a la semana subiera a los parajes El Ayaqueme y más tarde al Ticicalo a llevar comida al agrupamiento que entrenaba en medio de la sierra, con la consigna de que nunca hablaría de ello.

Castro y "El Che" llegaron a Ayotzingo en 1956.

Lo hicieron por recomendación del Coronel Alberto Bayo Giroud, cubano que se convirtió en militar español y en 1939 se exilió en México, y al llegar el Comandante al País, él como profesor de la escuela de Guadalajara, se convirtió en instructor de los guerrilleros.

El Comandante tenía varias casas denominas "cuartel", y fue en una de ellas, en Polanco, que lo detuvieron policías mexicanos dirigidos por Fernando Gutiérrez Barrios, y entre sus pertenencias encontraron un mapa del sitio en Ayotzingo, por lo que decidió llevarlos hasta el rancho para evitar algún enfrentamiento.

Detuvieron a pocos, porque el resto estaba en la sierra. Aún así, permaneció dos meses en la cárcel, y salió libre por la intervención del General Lázaro Cárdenas.

Aunque no regresó a este pueblo, que en aquel entonces contaba con 600 habitantes y ahora con 20 mil, siguió con su lucha, incluso, cruzó como "mojado" el Río Bravo para conseguir dinero con exiliados cubanos en Estados Unidos.

Hoy en Ayotzingo sólo existe una placa en la plaza principal, instalada hace un año, que da fe de la presencia de Fidel en la zona.

"Lugar histórico por el paso de los expedicionarios cubanos revolucionarios dirigidos por Fidel Castro Ruiz, siendo jefe de campamento el doctor Ernesto Guevara", indica el bloque dorado.





Los regresos

Visitas de Castro a México


· 17 y 18 de Mayo de 1979.

· Del 30 de noviembre al 2 de diciembre de 1988.

· 18 y 19 de julio de 1991.

· 23 de octubre de 1991.

· Del 30 de noviembre al 3 de diciembre del 2000.

· Del 18 al 22 de marzo del 2002.

Érika Hernández, Reforma, 2 de enero.

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