Washington. Como invitado, Barack Obama acudió al Instituto Cultural de México en Washington a encontrarse con el presidente Felipe Calderón.
Ambos se dieron tiempo para romper el protocolo. Y lo que estaba planeado como una oportunidad para tomarse la foto ante la prensa, se convirtió en un espacio para que ambos dejaran clara la importancia de la relación entre ambos países.
Obama probó la comida mexicana en Washington. Sopa de tortilla, lenguado de cilantro, arrachera costeña y crema de coco formaron parte del menú en el almuerzo en el que los presidentes se encontraron por primera vez en la casa que hace dos sexenios era la embajada de México en la capital estadunidense.
En su calidad de anfitrión, Calderón fue el primero en hablar de las coincidencias entre ambos países y de su propuesta para establecer una relación estratégica para beneficio mutuo porque, recordó, mientras más seguro sea México, más seguro será también Estados Unidos.
Sonriente, Obama escuchaba, pero no a Calderón, sino a su embajador en Washington, Arturo Sarukán, quien le traducía las palabras del mandatario mexicano, que se dirigía a la prensa en español y sólo habló en inglés cuando lanzó su advertencia de la seguridad en Estados Unidos y México, así como cuando expresó su deseo de que el encuentro sea el inicio de una extraordinaria relación.
Después, Obama sólo tuvo cortesías con el presidente Calderón, al definirlo como un líder y al expresar que el compromiso de su nuevo gobierno para que la de amistad entre México y Estados Unidos sea todavía más fuerte.
El encuentro duró poco más de dos horas y media. Y después de las fotografías y las palabras a la prensa, entraron a su primera sesión de trabajo con los representantes de las áreas más importantes de ambos gobiernos. En cerca de 40 minutos los encargados de los temas económicos de México y Estados Unidos iniciaban lo que Calderón llamó la nueva era de la relación bilateral.
Formaron parte de la comitiva de Obama el consejero de Seguridad Nacional, James Jones; su jefe de gabinete, Rahm Emanuel, y el jefe del Consejo Económico Nacional, Larry Summers, quienes en una semana serán las cabezas del gabinete que se encargará de enfrentar la situación económica que se fue a pique desde octubre del año pasado.
Por el lado mexicano, Agustín Carstens y Fernando Gómez Mont acompañaron a Calderón en su primer encuentro con Obama.
- Claves
Tradición
• Calderón y Obama retomaron la tradición de los presidentes electos de Estados Unidos para encontrarse con los mandatarios mexicanos antes de su toma de posesión.
• Se trata de una costumbre que se interrumpió en 2000 con George W. Bush, y tiene como antecedentes los encuentros de Ronald Reagan con José López Portillo en 1981 y George Bush y William Clinton con Carlos Salinas de Gortari en 1988 y 1993.
Ambos se dieron tiempo para romper el protocolo. Y lo que estaba planeado como una oportunidad para tomarse la foto ante la prensa, se convirtió en un espacio para que ambos dejaran clara la importancia de la relación entre ambos países.
Obama probó la comida mexicana en Washington. Sopa de tortilla, lenguado de cilantro, arrachera costeña y crema de coco formaron parte del menú en el almuerzo en el que los presidentes se encontraron por primera vez en la casa que hace dos sexenios era la embajada de México en la capital estadunidense.
En su calidad de anfitrión, Calderón fue el primero en hablar de las coincidencias entre ambos países y de su propuesta para establecer una relación estratégica para beneficio mutuo porque, recordó, mientras más seguro sea México, más seguro será también Estados Unidos.
Sonriente, Obama escuchaba, pero no a Calderón, sino a su embajador en Washington, Arturo Sarukán, quien le traducía las palabras del mandatario mexicano, que se dirigía a la prensa en español y sólo habló en inglés cuando lanzó su advertencia de la seguridad en Estados Unidos y México, así como cuando expresó su deseo de que el encuentro sea el inicio de una extraordinaria relación.
Después, Obama sólo tuvo cortesías con el presidente Calderón, al definirlo como un líder y al expresar que el compromiso de su nuevo gobierno para que la de amistad entre México y Estados Unidos sea todavía más fuerte.
El encuentro duró poco más de dos horas y media. Y después de las fotografías y las palabras a la prensa, entraron a su primera sesión de trabajo con los representantes de las áreas más importantes de ambos gobiernos. En cerca de 40 minutos los encargados de los temas económicos de México y Estados Unidos iniciaban lo que Calderón llamó la nueva era de la relación bilateral.
Formaron parte de la comitiva de Obama el consejero de Seguridad Nacional, James Jones; su jefe de gabinete, Rahm Emanuel, y el jefe del Consejo Económico Nacional, Larry Summers, quienes en una semana serán las cabezas del gabinete que se encargará de enfrentar la situación económica que se fue a pique desde octubre del año pasado.
Por el lado mexicano, Agustín Carstens y Fernando Gómez Mont acompañaron a Calderón en su primer encuentro con Obama.
- Claves
Tradición
• Calderón y Obama retomaron la tradición de los presidentes electos de Estados Unidos para encontrarse con los mandatarios mexicanos antes de su toma de posesión.
• Se trata de una costumbre que se interrumpió en 2000 con George W. Bush, y tiene como antecedentes los encuentros de Ronald Reagan con José López Portillo en 1981 y George Bush y William Clinton con Carlos Salinas de Gortari en 1988 y 1993.
Lorena López enviada, Milenio, 13 de enero.
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